‘Arcanos Cercanos’, una relación con los miedos y las ‘guillas’

Actualizado
  • 14/08/2024 00:00
Creado
  • 13/08/2024 19:47
La exposición, que se verá hasta el próximo 1 de septiembre en ‘La Bóveda’ del Museo de Arte Contemporáneo, explora lo mítico del misterio y el temor a lo desconocido

Al entrar a ‘La Bóveda’ – el espacio ubicado en la planta superior del edificio del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) – el visitante inmediatamente notará un ambiente difuso y oscuro propicio para abordar a través del arte los miedos, las obsesiones y las incertidumbres del ser humano. Es con esta premisa que el colectivo artístico Nuestra Colectiva presenta al público la muestra ‘Arcanos Cercanos’.

La actividad o la pasividad, la apariencia o la realidad, y la vida o la muerte son los aspectos explorados en una muestra en la que los miembros de Nuestra Colectiva (Gabriela Esplá, Carola Gelabert, Christian Pérez Vega, Libertad Rojo y Andrea Santos) aportan su impronta personal para cautivar las fibras más íntimas del espectador.

Es con esta exposición, que este grupo de artistas decidieron atravesar juntos esas experiencias personales por las que tuvieron que atravesar en algún momento de su existencia.

En conversación con La Estrella de Panamá, los integrantes de este colectivo de arte contemporáneo relataron que el camino que conduce a Arcanos Cercanos es precedido de dos exposiciones de arte que realizaron como grupo.

La primera se presentó de forma virtual en octubre de 2020 con el nombre ‘Nuestra Muestra’, una combinación de piezas de videoarte que reflexionaba sobre algo tan puesto en cuestión durante el confinamiento por la pandemia: las formas de relacionarnos los unos a los otros.

Seguidamente, llevaron a cabo la residencia artística ‘555’ entre mayo y junio de 2021 en El Cangrejo con la intención de adentrarse en un campamento de expresión en el que la experimentación, la reflexión y la creación serían los principales hilos conductores.

Es así que durante cinco semanas, los cinco artistas de Nuestra Colectiva se adentraron en un proceso que contempló la realización de piezas con temática libre y la disertación de sus propias obras, entre otros. Estas obras abordaron reflexiones personales acerca del mundo post-pandémico que aún estaban por vislumbrarse.

‘Arcanos Cercanos’, en cambio, es la exploración a fondo de los miedos o ‘guillas’, un término local para describir lo desapercibido que se puede encontrar algo o alguien. La intención por la cual surgió Nuestra Colectiva en 2019 fue llenar ese vacío que había en torno a la existencia de espacios artísticos que dieran rienda suelta a la experimentación con medios distintos, como el videoarte y el collage, y crear un espacio seguro de creatividad y libertad artística. Una idea que materializaron de forma orgánica después de asistir al seminario de formación curatorial Método del MAC en ese mismo año.

Más que un orgullo, la posibilidad de presentar esta exposición en ‘La Bóveda’ del MAC representa una oportunidad de ofrecer el arte como una herramienta para llevar la imaginación y la reflexión. Unos instrumentos que se pueden utilizar para enfrentar las concepciones establecidas desde la sociedad.

A este respecto, la directora del MAC María Lucía Alemán apuntó a este diario que ‘La Bóveda’ busca sumarse a la construcción de espacios culturales en el país, especialmente después de la pandemia. En este caso particular, el espacio es concebido como una sala experimental para los artistas emergentes y la exhibición de proyectos artísticos emergentes en los que haya una confluencia de disciplinas y se mostraran los procesos creativos que no necesariamente se materializaran en exposiciones.

Alemán recordó además que asistió a la exposición 555 en 2021, lo que consideró como una oportunidad para presenciar de primera mano el trabajo de artistas autogestionados y encaminados a la profesionalización de su oficio.

“Estos son los esfuerzos que como sociedad debemos fortalecer porque ellos necesitan de actores como el gobierno, las instituciones y de la empresa privada tendiendo puentes con ellos. (...) El fortalecer la labor de estos artistas se encuentra en la misión de fortalecimiento del ecosistema artístico que tiene el museo. Por otro lado, podemos ver cómo en las paredes del MAC confluyen las obras de artistas más consagrados con los proyectos de artistas de mediana carrera. Sin embargo, los artistas emergentes necesitan estos espacios de validación y visibilidad y es por eso que les ponemos a su disposición no solo posibilidades expositivas sino de formación”, destacó.

Las obras

Carola Gelabert muestra ante los espectadores su ‘Réquiem para mi muerte en vida (El Gran FOMO y la Pequeña Acción), Actos I, II y III’, una instalación con piedras talladas que narra la historia del encuentro entre las dos deidades El Gran FOMO y la Pequeña Acción.

Ambas figuras son consideradas las guardianas del balance universal entre la vida, la muerte y la existencia. Cabe destacar que FOMO quiere decir fear of missing out (miedo de perderse algo, en inglés).

En cambio, Réquiem es la posibilidad de la muerte que se planea constantemente sobre el ser humano en todo momento. Este planteamiento de Gelabert pone a pensar al espectador sobre la inevitabilidad de la muerte y el normal curso de la existencia, que inicia con la vida y termina con la muerte.

La artista tiene una relación con la posibilidad inminente de la muerte desde muy pequeña cuando su padre de 35 años falleció de forma repentina cuando ella tenía tan solo tenía seis. Ese fallecimiento sorpresivo la marcó de tal manera que le brindó una formación específica en torno a la muerte que conserva hasta el día de hoy.

“Esa posibilidad de morirse de la nada, en cualquier momento, siempre ha estado presente para mí. En el momento que hacíamos ‘Arcanos Cercanos’, se manifestaban estos miedos de la nada tipo de ‘podemos estar aquí súper bien pero nos podemos morir en cualquier momento’. Ese es el miedo que decidí explorar”, comentó.

Es en este sentido que Gelabert desarrolló una relación con la muerte antes y después de la construcción de la propuesta artística.

“Antes de participar en Arcanos Cercanos, estaba muy teñida por el duelo y la tragedia. Ahora, la muerte es algo que veo mucho más natural y siento mucha paz en relación con eso después de explorarlo”, confesó.

Libertad Rojo en ‘En el borde de lo posible’ representa, por su parte, mediante nueve piezas de aluminio repujado con apariencia de puertas puestas sobre una base de madera la apertura a las nuevas posibilidades que se presenten en la vida para nutrir el alma. Si bien los cambios y las transiciones son igual de naturales que la vida misma, todavía son mal vistos por su capacidad de irrumpir en algo que estaba planeado o preestablecido.

“Por un lado hablo de las oportunidades pero también de los tránsitos y de la muerte, así como el hecho de atravesar algo y experimentar aquellas experiencias que pueden abrir las puertas tanto para lo bueno como para lo malo. (...) Las puertas en sí simbolizan que siempre habrá otras puertas adelante y el cambio te pertenece a ti pase lo que pase”, dijo.

En tanto, ‘Miraje del Caos’ de Andrea Santos busca explicar los significados y las metáforas que implican la caída de las ilusiones de los seres humanos, con una instalación conformada por bloques de espejos.

“Es como decir, voy a dejar que estas partes de mí sigan cayendo, y que se queden aquellas que realmente quiero, para volver a definir quien soy, mi identidad y todo aquello que me representa. Básicamente, se trata en la reconstrucción continua y constante del ser humano. Mientras que, por otro lado, es un juego con los espejos en términos de lo que vemos y cómo nosotros percibimos nuestra propia realidad. Así podemos voltearnos desde adentro y ver al cuerpo como este contenedor de las múltiples partes que nos conforman”, explicó.

Un concepto que busca definir el caos no como una tragedia como casi siempre suele ser visto, sino como una oportunidad de renacer y replantear el rumbo que uno tiene consigo mismo.

De destrucción también habla el montaje artístico de Gabriela Esplá quien con sus piezas de videoarte ‘Premonición’ y ‘Trampa de ratón’ aborda esa incertidumbre en torno al cambio disruptivo. Ambas obras se basan en una experiencia personal que tuvo Esplá cuando aparecieron de forma sorpresiva unas ratas junto a su apartamento, en la planta baja del edificio donde vivía en El Cangrejo.

Al principio, la escena le parecía dantesca y asquerosa hasta que los roedores despertaron en ella una inesperada sensación de ternura. Después resultó ser que un comprador adquirió el edificio donde residía y seguidamente se dispuso a demolerlo para hacer apartamentos mas chicos y alquilarlos con un fin turístico, siguiendo la tendencia controversial de la gentrificación.

“En vez de decirnos a los residentes que nos teníamos que ir e indemnizarnos como indica la ley, nos echaron a patadas en lo que fue un desalojo sistemático. Dentro del proceso de la creación de mi obra, yo no quería dar lástima. De hecho, eventualmente me mudé a un apartamento bonito y seguro, gracias a Dios. Con estas piezas quería usar el arte como un vehículo de transformación y sanación. Las ratas eran la premonición de lo que iba a pasar”, narró.

En cambio, Christian Pérez Vega exhibe con la pieza ‘Restituir mi cuerpo’, una escultura que representa a dos brazos humanos que excavan una tumba. Esa imagen esta relacionada con el pequeño Christian que entonces tenía ocho años de edad y se dijo a sí mismo de una forma lapidaria: ‘Esto me lo llevo a la tumba’. Algo que se dijo a sí mismo cuando percata que tiene atracción por otros varones en un entorno lleno de homofobia que estaba presente tanto en su colegio, en su hogar y en la televisión.

Desde ese entonces, y hasta los 20 años de edad, se mantuvo en las sombras con el deseo de pasar desapercibido. Esto le trajo secuelas importantes para su vida. Cuando finalmente salió del clóset y vivió su auténtico yo.

“En esta obra, quería trabajar esa frase que me dije de niño, con la que yo quería sepultar una parte de mí bajo la tierra. Con esta pieza, estoy restituyendo mi cuerpo a través de esta escultura”, agregó.

Para Pérez Vega, el arte le dio ese proceso de sanación que tanto necesitaba para aliviar las heridas del pasado. Durante los dos años que le tomó hacer esta instalación artística, estuvo yendo a terapia con su madre para mejorar la relación con ella. “Eventualmente uno no está solo en este camino de aceptarse a sí mismo. Uno encuentra a su gente y la fuerza necesaria para vivir su realidad”, expresó.

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