El Conjuro 2, los expedientes Warren

Actualizado
  • 10/06/2016 02:00
Creado
  • 10/06/2016 02:00
El caso conocido como ‘El Poltergeist de Enfield' da origen a la segunda entrega de estas cintas de terror que ya está en cines panameños

La idea era perfecta para una saga. La pareja de Ed y Lorrain Warren fueron una especie de agentes Scully y Mulder del mundo paranormal durante los años setenta y ochenta. No eran demasiado conocidos, pero algunos de los casos en los que estuvieron involucrados llegaron a la prensa y generaron controversia.

Entre ellos, uno de los más conocidos fue el caso Enfield, que sucedió en una antigua casa del municipio homónimo de Londres y en el cual la pareja se vio involucrada por pedido de la iglesia. O al menos eso es lo que sabemos por la historia que se cuenta en esta segunda entrega de El conjuro .

Los hechos extraños comenzaron en la residencia de la familia Hodgson el 7 de agosto de 1977. Hacía poco que el padre los había dejado, luego de formar pareja con otra mujer, y la madre (Frances O'Connor) tuvo que enfrentarse a una situación desesperante con sus 4 hijos.

Las camas comenzaron a vibrar en medio de la noche. Los muebles a moverse por su cuenta. Rostros extraños aparecían en la oscuridad y hasta se levantaban con heridas y rasguños en sus cuerpos. Era el inicio de la pesadilla que hizo que decidieran refugiarse en la casa de uno de sus vecinos.

Muy pronto descubrieron, además, que no tenían a quien recurrir. Cuando llamaron a la policía, huyó despavorida; los medios sólo tenían interés en reportar los hechos; y la situación excedía al investigador británico Maurice Grosse, el único interesado en ayudar.

Recién con la intervención del matrimonio Warren todo comenzó a cambiar. Aunque lo más importante para ellos era comprobar la veracidad de los hechos, y los Hodgson se vieron en la difícil situación de enfrentar lo desconocido y al mismo tiempo intentar convencerlos de que su historia era real.

ENTRE REALIDAD Y FICCIÓN

Es notoria, en ese sentido, la capacidad del director James Wan para contar lo sucedido a través de un mix de imágenes y audios reales y ficticios, y generar de esa forma situaciones impredecibles con planos abiertos y recursos sencillos.

Julie Berghoff, además, en el diseño de producción se encarga de hacer una verdadera casa del terror y la musicalización de Joseph Bishara consigue la atmósfera perfecta, indispensable en este tipo de películas.

Pero lo más sorprendente para el género es el componente sentimental del guión de los hermanos Chad y Carey Hayes. Entre susto y susto, uno termina empatizando con los personajes de Ed y Lorraine (Patrick Wilson y Vera Farmiga).

De hecho, una de las mejores escenas de la película es cuando, lejos de fantasmas y demonios, la familia unida y acompañada por los rasgueos de guitarra de Ed canta el tema ‘Can't help falling in love', de Elvis Presley.

No se trata de una película revolucionaria. Pero logra entretener, homenajear al terror de la vieja escuela y hacer que el espectador abandone la sala con la cabeza lo suficientemente perturbada. Y eso no es poco decir.

Para los interesados en el tema, además, el Warren Occult Museum está abierto y se encuentra en el cobertizo de la casa de los verdaderos Ed y Lorraine, en Monroe, Connecticut.

La muñeca Annabelle –en la cual se basa el spin-off Annabelle (2014)- está en sus estanterías y también varios objetos que sin duda podrían utilizarse en próximas entregas de la saga. Aunque todavía no hay nada confirmado.

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GÉNERO

El nuevo maestro del terror

Detrás de toda gran película siempre hay un gran hombre (o una gran mujer). Y en el caso de las dos entregas de la saga El conjuro su nombre es James Wan.

Este director malayo de 39 años logró su primer éxito con El juego del miedo , una película de terror de bajo presupuesto que no sólo marcó el comienzo del subgénero torture porn (por el nivel de violenta explícita), sino también el inicio de una franquicia que ya lleva más de siete películas y que lo consagró como director de culto.

Pero Wan, amante del terror, demostró con los años que no es director de un solo género y que su sentido artístico es tan versátil como su buen ojo.

Después de crear las sagas La noche del demonio -que el año próximo estrena su cuarta parte- y El conjuro -que esta semana estrena la segunda-, dirigió Rápido y furioso 7 , que recaudó más de 1,500 millones de dólares, y ya está confirmado para dirigir Aquaman , que tiene estreno previsto para 2018 y será parte de la renovación de personajes de DC Comics.

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