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Una red regional para garantizar la inocuidad alimentaria
- 02/06/2023 00:00
- 02/06/2023 00:00
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades transmitidas por alimentos son generalmente de carácter infeccioso o tóxico y son causadas por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas que entran en el organismo a través del agua o los alimentos contaminados.
Para sensibilizar a la población sobre la importancia de la prevención, detección y gestión de riesgos a través de la inocuidad alimentaria, cada 7 de junio se celebra el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos. El tema de este año es “Las normas alimentarias salvan vidas”.
El suministro de alimentos inocuos no solo contribuye a la salud, la seguridad alimentaria y nutricional, también fortalece las economías nacionales, el comercio y el turismo, y promueve el desarrollo sostenible.
Panamá acogió la reunión regional sobre innovación impulsada por los datos en la inocuidad alimentaria, los días 25 y 26 de mayo de 2023.
Representantes de Latinoamérica, el Caribe y de Europa abordaron temas como la inocuidad alimentaria, la importancia de los datos analíticos para evaluar el riesgo basado en evidencia, tecnologías para garantizar la inocuidad de los alimentos y prevenir el fraude, y se formalizó el Comité de intercambio de datos de la red de laboratorios analíticos de América Latina y el Caribe (Ralaca-DSC).
Reynaldo Lee, coordinador nacional del Acuerdo regional de cooperación para la promoción de la ciencia y tecnologías nucleares en Latinoamérica y el Caribe (Arcal), y analista de la oficina de Cooperación Técnica de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), expresó que a través de los proyectos de Arcal se gestionan y coordinan oportunidades para las diferentes instituciones nacionales en las áreas temáticas del acuerdo: salud humana, alimentación y agricultura, tecnología con radiación, ambiente y energía.
“Estamos apoyando al Ministerio de Desarrollo Agropecuario (Mida) mediante un proyecto regional relacionado con la inocuidad alimentaria. Para la Senacyt es importante brindar oportunidades a la comunidad y al ecosistema de ciencia, tecnología e innovación a través de distintos programas. También tenemos las asociaciones de interés público como Cipac AIP, que se dedicará a la investigación en agricultura en ambientes controlados para apoyar a los agricultores y generar alimentos de gran calidad y nutritivos”, dijo Lee.
Brenda Checa, química del Mida y presidenta de la Red Analítica de América Latina y el Caribe (Ralaca), comentó que en Panamá se han generado datos de residuos de plaguicidas en frutas y vegetales por más de 10 años.
“Estos son los datos que vamos a compartir para fortalecer los programas de vigilancia y ver qué normativas pueden ser necesarias en plaguicidas o medicamentos veterinarios. Esta base regional de datos estará alojada en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y se podrá visualizar en el sitio web de Ralaca, en el cual los laboratorios de la red tendrán un solo formato para introducir los datos y cada uno tiene un código de entrada”, manifestó Checa.
Britt Maestroni, del Centro conjunto FAO/OIEA de técnicas nucleares en la alimentación y la agricultura, explicó que es importante compartir información en la región para detectar desafíos y problemas emergentes y enfocar mejor los planes de monitoreo.
Afirmó: “queremos recolectar datos químicos de residuos y contaminantes; algunos países están generando información sobre aspectos microbiológicos. Esperamos incorporar nuevos datos a futuro para proteger la salud pública”.
Javier Fernández Rodríguez, coordinador técnico nacional del Global Quality Standards Program de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, señaló que la seguridad alimentaria está en el corazón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y es uno de los vehículos principales para lograr el bienestar de la población, pero depende de la innovación, el uso de los datos y la calidad de estos.
En el ámbito de la inocuidad alimentaria, el fraude también es una preocupación. Cuando un productor o empresa para obtener una ganancia económica mayor recurre a técnicas como dilución, sustitución de un ingrediente o parte del mismo por otro de menor valor, usa un etiquetado incorrecto o incurre en falsificación, genera un riesgo para la inocuidad alimentaria.
En ese sentido, las nuevas tecnologías ayudan a detectar el fraude alimentario. “En el pasado, los análisis de muestras de alimentos fraudulentos estaban consignados a los laboratorios, pero eso tenía un costo y usualmente tomaba mucho tiempo. En años recientes hemos visto dispositivos portátiles que son fáciles de usar en campo para escanear muestras y no requiere que intervenga un científico”, mencionó el Dr. Bert Popping, director gerente de la consultora de alimentos FOCOS.
Además, la tecnología blockchain permite trazar los alimentos desde su origen hasta el consumidor final, permitiendo conocer si en el proceso hay irregularidades que pudieran afectar su calidad.
Al final del encuentro, los expositores concluyeron que entre los principales desafíos en la región están: el desarrollo desigual entre los países, los efectos del cambio climático en la producción, los marcos regulatorios fragmentados, el acceso a la información, a las tecnologías e innovación aplicada a la inocuidad, el acceso a capacidades de análisis y procesamiento de datos que lleven a las agencias sanitarias y a los gobiernos a tomar mejores decisiones en materia alimentaria, y los retos de las cadenas de valor para lograr acceso a cadenas globales y que los productores puedan competir en nuevos mercados brindando inocuidad alimentaria a todos sus consumidores.
Recomendaron forjar una mayor integración entre los distintos ministerios en lo que se refiere a inocuidad alimentaria; seguir trabajando con el abordaje técnico-científico, y posicionar el tema para que sea considerado en altos niveles de decisión.
También estiman que es necesario el enfoque de “Una Salud” para abordar las amenazas a la salud humana, considerando además el ambiente y los animales; que los sistemas productivos sean más sostenibles; reducir los desechos y el desperdicio de los alimentos, y apoyar la economía circular.
Cada año 600 millones de personas se enferman debido a los 200 tipos diferentes de enfermedades que pueden ser transmitidas por los alimentos.
La población con menos recursos y los jóvenes están entre los más afectados.
Las enfermedades transmitidas por los alimentos causan 420.000 muertes evitables al año.