Las ciencias espaciales, el futuro de Panamá

Actualizado
  • 13/05/2022 00:00
Creado
  • 13/05/2022 00:00
Los avances aeroespaciales, de la ingeniería, física y matemáticas han potenciado la globalización, la disponibilidad de internet y las comunicaciones. En Panamá, cada vez más estudiantes se interesan en las ciencias espaciales
Estudiante prueba el diseño de su cohete en la V Olimpiada Panameña de Ciencias Espaciales.
Dra. María Heller, directora de Innovación en el aprendizaje de la Senacyt.
Martín Leiva, doctor en astronomía.

Astronomía, astrofísica, mecánica celeste, astrometría y otras ciencias espaciales son estudiadas en Panamá desde hace más de una década por científicos, investigadores y estudiantes en el Observatorio Astronómico de Panamá (OAP), ubicado en el centro regional de la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP), en la provincia de Coclé, y son promovidas por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).

Aunque el país carece de una industria espacial, cada vez son más los estudiantes que se interesan en seguir carreras relacionadas con las ciencias espaciales, por las aplicaciones que estas tienen. También hay grupos de aficionados a la astronomía que promueven actividades científicas entre la población, como la observación de eventos celestes.

Las ciencias espaciales se dedican al estudio, evolución, dinámica de la estructura y propiedades del sistema solar, explica el profesor Alberto Moreno, matemático y astrónomo amateur, y añade que también se estudian los asteroides, lo cual es importante en la prevención de impactos meteoríticos que pudieran causar estragos en el planeta.

Para Martín Leiva, doctor en astronomía quien participó como colaborador internacional en la quinta edición de la Olimpiada Panameña de Ciencias Espaciales (OliPaCE), hace una semana, las ciencias espaciales benefician al mundo desde diversos ángulos: tecnológicos, en el sector agropecuario, en la salud y medicina, entre otros.

“Los beneficios particulares son múltiples, por ejemplo, conocer cómo es nuestra casa, la Tierra, y nuestro sistema solar. Entender otros mundos nos permite conocer la historia del hombre, además, a través de la ciencia, se afianzan los vínculos humanos”, afirma el Dr. Leiva.

Desde tiempos remotos, el ser humano ha intentado descubrir su origen y descifrar el porqué de su existencia, tal como evidencian los estudios de las antiguas civilizaciones que observaban los astros, los cuales sentaron las bases de las ciencias espaciales.

Con los años, y gracias al avance tecnológico, se ha podido estudiar, analizar e interpretar la formación de la galaxia. En retrospectiva, la creación de satélites, naves espaciales, telescopios ópticos y sondas espaciales ha permitido al ser humano conocer su planeta y el espacio que lo rodea.

Pero todo descubrimiento involucra inversión económica y las exploraciones espaciales no están exentas de ellas. Invertir grandes sumas de dinero produce, en menor o mayor escala, desacuerdos en la sociedad debido a las desigualdades sociales que persisten en términos de salud, alimentación, vivienda, educación y cambio climático.

“Todos los gastos e inversiones en astronáutica hay que hacerlos con mucha mesura por los problemas que envuelven la contaminación espacial y la parte monetaria”, manifiesta el Dr. Levia, del Observatorio Astronómico de Córdoba, en Argentina.

Importancia y acceso

El uso de tecnología espacial facilita el estudio y análisis de problemas, al tiempo que permite buscar alternativas para evitar que sigan aumentando.

“El sector espacial ha experimentado un desarrollo considerable en todo el mundo, con mayores impactos en la economía impulsada por la globalización y la digitalización. También está al borde de cambios significativos con la puesta en funcionamiento de nuevos sistemas espaciales comerciales, desde constelaciones de banda ancha por satélite hasta vuelos espaciales”, menciona el matemático Alberto Moreno.

El docente agrega que los gobiernos están tomando medidas para que los datos de observación de la Tierra sean lo más accesibles posible a los usuarios externos. No se trata solo de otorgar acceso formal, sino también de encontrar soluciones tecnológicas para almacenar, procesar y compartir mayor cantidad de datos.

Iniciativa educativa

La OliPaCE nació como una idea para entusiasmar a los estudiantes por el estudio de las ciencias espaciales, física y matemáticas, además de fomentar sus aptitudes científicas y tecnológicas.

“El espacio y el cielo siempre han llamado la atención de la humanidad desde los primeros tiempos y sabemos del interés de los estudiantes cuando hacemos una actividad de observación. Por eso, la Senacyt abrió la oportunidad como olimpiada hermana de la Olimpiada Latinoamericana de Astronomía y Astronáutica (OLAA)”, expresa la Dra. María Heller, directora de Innovación en el Aprendizaje de la Ciencia y la Tecnología de la Senacyt.

En la OliPaCE los estudiantes deben superar pruebas de conocimiento científico, observaciones astronómicas, retos de robótica, de armado y lanzamiento de cohetes impulsados por aire y agua.

La prueba de cohetería es una de las actividades más vistosas de la competencia, como explica Mauricellis Díaz, coordinadora de Aprendizaje e Innovación de la Senacyt. “En esta prueba se considera la presión, que es medida por un manómetro, se construye una lanzadera de PVC, una válvula globo para optimizar la entrada de aire y se usa agua. Los estudiantes deben determinar el ángulo correcto, considerando variables ambientales como el viento y la fricción”.

Los olímpicos

Para Diego Rodríguez, estudiante del Instituto Episcopal San Cristóbal de Panamá y ganador de medalla de oro en la quinta OliPaCE, “las ciencias espaciales plantean grandes retos para la humanidad y se necesita de innovación e ingenio para solucionarlos. Los avances que se logran se utilizan en muchos campos que benefician a todo el mundo, como es la medicina o la agricultura”.

“Creo que las ciencias espaciales nos ayudan a conocer mejor nuestra existencia y la del universo; siempre habrá algo nuevo que descubrir en la astronomía. Si le diéramos la importancia que se merece y motiváramos a más personas a participar y aprender sobre ciencia, podríamos tener un mayor alcance en proyectos que contribuyan a desarrollar las ciencias espaciales para asegurar un futuro más brillante y avanzado”, señala Natalia Castellanos, del Centro de Formación Integral Bilingüe de Azuero Papa Francisco (Herrera) y ganadora de medalla de bronce en la OliPaCE 2022.

Según Gustavo Guerra, profesor de física del Instituto Adventista Panameño en Bugaba, Chiriquí, “las ciencias espaciales ayudan al estudiante a desarrollar su capacidad para investigar y buscar soluciones a posibles problemas que existan”.

Por su parte, Mireya Batista, profesora del Centro de Formación Integral Bilingüe de Azuero Papa Francisco, sustenta que las ciencias espaciales en nuestro país y en toda Latinoamérica representan una oportunidad para que los jóvenes se vinculen con la ciencia real, aquella que genera cambios, que transforma el universo conocido. “Estas ciencias les amplían las posibilidades de desarrollar sus destrezas para que sean agentes de cambio”.

De acuerdo con el profesor Moreno, para fomentar el estudio de las ciencias espaciales en Panamá es necesario apoyar el desarrollo de tecnología de satélites pequeños, aumentar el financiamiento de I+D, incentivar la literatura espacial y trabajar en el acceso universal de internet mediante satélites. “Panamá debe apostar al desarrollo de la ciencia, y esto se logra a partir de la inversión educativa”.

El Dr. Martín Leiva concluye que Panamá y el mundo están haciendo ciencia para científicos y astrónomos que todavía no han nacido. “Debemos ser capaces de hacer ciencia transgeneracional”.

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