“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 19/02/2024 15:39
- 19/02/2024 15:35
El mundo ha reducido más del 99% de las emisiones de gases que destruyen la capa de ozono. Lo hizo en un periodo de 35 años, de acuerdo con las estadísticas del Programa Medioambiental de Naciones Unidas (2023).
En su momento, los daños que experimentaba la capa de ozono estaban relacionados con el cambio climático. Pero, ya no lo es porque lograron reducirse las emisiones de gases que afectaban la capa de ozono. Tomando como ejemplo lo ocurrido, la científica de datos Hannat Ritchie cree que existe esperanza de revertir los impactos que el cambio climático ha causado en el planeta.
Como subdirectora de Our World in Data (una publicación científica que analiza problemas globales en la Universidad de Oxford) e investigadora de esa casa de estudios, destaca los desarrollos y estadísticas que cuentan una historia más positiva del cambio climático, una que van desde el mejoramiento de la calidad del aire hasta el aumento en las ventas de vehículos eléctricos.
Ritchie de adolescente, como muchos otros jóvenes, creía que la humanidad estaba perdida. Y dudaba de que la vida pudiera ser sostenible. Temía que la devastación del planeta – desde el cambio climático hasta la deforestación y la pesca extrema – planteaba una serie de problemas insolubles. “Solía estar convencida de que no había un futuro para el cual vivir”, escribe ahora a los 30 años en su primer libro.
En 1987, el mundo se congregó para firmar el Protocolo de Montreal, un acuerdo mundial para preservar la capa de ozono del planeta. En el acuerdo se propuso eliminar un conjunto de productos químicos, como los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbónoses (HCFC), que estaban creando un agujero del tamaño de un continente en la capa de ozono sobre la Antártida.
Actualmente, la capa de ozono prácticamente se ha recuperado, lo que permite que siga protegiendo al planeta de los efectos potencialmente devastadores de la radiación ultravioleta. Aunque aún hay muchos desafíos por delante.