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- 06/06/2024 00:00
- 05/06/2024 16:13
A las 6:00 del pasado 30 de mayo ya era notable el movimiento en la entrada de la residencia de Estados Unidos en La Cresta. Los primeros en llegar, periodistas, fotógrafos y camarógrafos. El personal de la Embajada de Estados Unidos se aprestaba a tomar sus lugares. Unos chicos con camisetas distintivas se agrupaban en la biblioteca de la residencia. Quienes habían tenido la oportunidad de visitar el lugar anteriormente podían notar el cambio, sobre todo en las paredes. Pinturas de las más diversas corrientes y técnicas destacan en los salones principales.
La invitación es para recorrer la residencia en un tour que permitirá a los asistentes conocer obras de artistas norteamericanos que forman parte del programa Art in Embassies que acogió la actual embajadora de Estados Unidos en Panamá, Mari Carmen Aponte. Se sumarían media hora después una serie de invitados especiales: artistas, galeristas, gestores culturales y amantes del arte.
Art in Embassies es un programa que el Departamento de Estado de Estados Unidos pone en marcha en 1963, durante la presidencia de John F. Kennedy y que “desempeña un papel vital en la diplomacia pública a través de una misión cultural extensa, creando exposiciones temporales y permanentes, programas y publicaciones de arte”, según establece el folleto que nos entregan a cada uno de los asistentes.
Los chicos que encontramos en la biblioteca son bailarines que participan en los programas de la Fundación Espacio Creativo. Están allí para guiar a los visitantes, ofrecer información de las obras y sus autores.
El grupo de comunicadores va tomando forma. Estamos por comenzar el tour. Un abstracto en brillantes rojo y azul de Pat Steir, un tríptico lineal de gran formato de Gene Davis, un dibujo que destaca el mundo vegetal, de Ellsworth Kelly; las obras con la técnica del frottage de Arnaldo Roche Rabell, una colorida serigrafía de Washington Square, de Susan Pear Meisel. Cada uno de los chicos ofrece detalles sobre el tema de la obra, la técnica utilizada por el artista y sus motivaciones. El grupo va creciendo y subdividiéndose a medida que pasa el tiempo y más invitados van llegando.
El programa Art in Embassies cuenta con más de 200 centros y organiza exposiciones tanto temporales como permanentes para las embajadas, los consulados y la residencia de embajadores de Estados Unidos en todo el mundo. El programa, señala el folleto informativo, también selecciona y adquiere arte contemporáneo tanto estadounidense como de países anfitriones. Estas exposiciones dan al público internacional una idea de la calidad, el alcance y la diversidad del arte y la cultura de Estados Unidos y permiten a los ciudadanos, sin necesidad de salir de su país de origen, vivir la amplitud del patrimonio y valores artísticos estadounidenses.
Y por supuesto que cada una de las colecciones expuestas en embajadas o residencias dicen mucho del jefe de misión que las conformó. “El arte, para mí, es la comida del alma. Yo vivo rodeada de arte y por eso me entusiasmo en abrazar el programa del Departamento de Estado de Arte en las embajadas. Este programa propone dar a conocer artistas americanos a través del mundo y qué maravilla poder encontrarnos entre obras de artistas puertorriqueños, artistas afroamericanos, hay artistas de mucha diversidad de trasfondo y lo vemos en las obras. Aquí hay unas bellezas de obras y todos los días, cada vez que las veo, me deleito con ellas”, dice la embajadora Mari Carmen Aponte con visible emoción al dirigirse al grupo de comunicadores.
La colección que ha conformado Aponte es muy variada, “me enfoqué en destacar piezas de arte que capturan la experiencia estadounidense, desde Nueva York hasta California”, explica la embajadora en el folleto. Además, abarca diversos movimientos artísticos, desde el modernismo hasta el arte pop. Sin embargo, es innegable la relación que muchas de estas obras tienen con Puerto Rico, hogar de Aponte.
“Cuando fui a ver las obras que tenían disponibles y a hablar con la curadora que me ayudó a seleccionar las obras para la residencia, me decidí por aquellas obras que al verlas, me hablaron al alma. De Sherry Patten, (Vase of flowers) las flores, que algunas están preciosas y otras se están marchitando, porque así es la vida y eso era lo que yo buscaba, ver símbolos, ver retratos de cómo yo veo la vida en las obras. Eso es lo que vamos a ver esta noche”, asegura a los periodistas en el tour.
Se detiene frente a una fotografía en blanco y negro y comenta sobre su autor: “Este señor [Jack] Delano fue muy importante para Puerto Rico, porque fue el primero que capturó fotografías de trabajadores en los cañaverales, la gente más pobre, la gente que no tenía ni comida, era durante la depresión en Puerto Rico...”.
“Esto (la imagen) es de una familia en Kentucky, pero es de Delano y tiene la misma sensibilidad que yo vi en aquellas fotografías que él tomó en el Puerto Rico de los años 30 y 40. A cualquier puertorriqueño que le guste el arte le hablas de Jack Delano, y sabe quién es a pesar de que no era puertorriqueño. Pero dejó una huella tan grande en todos nosotros, porque elevó la pobreza, elevó toda esa lucha de esas familias por mantenerse juntas y las trajo a la conciencia de Puerto Rico y de Estados Unidos. Por eso es que Jack Delano está aquí y cada vez que lo veo me inspira, especialmente cuando tengo reuniones difíciles. En esta biblioteca” (ríe).
La muestra, además, se ha enriquecido con piezas de la colección personal de Aponte, otra selección que como ella dice, “es puramente emocional”. De ella rescata “los colores... miro el homenaje de Pancho Rodón a Van Gogh, y Van Gogh para mí es un artista muy importante porque nos habla de la belleza y de rayar en la locura; que, dentro de esa locura, podemos ver belleza en lo que nos rodea. No me pude resistir. También hay esculturas, una de la salvadoreña Titi Escalante, que es Venus saliendo de la Tierra, que me habla de renacer, me habla de comenzar de nuevo, me habla de volver a empezar. Como la vida. A veces cometemos errores y tenemos que empezar de nuevo y eso es lo que me dice, eso es lo que me motiva y lo que veo en el arte, casi un retrato de mi vida”.
¿Prefiere la embajadora algún estilo o técnica específica? “Todos me gustan porque en todos encuentro algo que me habla; en todos veo algo distinto”, asegura mientras se acerca a un retrato. “Este cuadro es de una tía mía, que fue pintado por Cristóbal Ruiz, un español que estuvo en Puerto Rico. Él tuvo un estudiante que se llama Luis Hernández Cruz. Y vemos una obra de Luis Hernández Cruz, su estudiante, una talla en caoba en la sala. Esos estilos son totalmente diferentes. don Cristóbal Ruiz, fue estudiante de Modigliani, llegó a Puerto Rico con su estilo europeo y nos enseñó y nos elevó de tal forma que sus estudiantes ahora también son importantes para el arte en Puerto Rico. Esa es la belleza que yo veo en todo esto, las influencias que nos aportan”, afirma, y agrega “que tenemos Panamá y Estados Unidos los unos con los otros. Eso nos une”.
Sobre la participación de los chicos de la Fundación Espacio Creativo y el efecto que el arte tuvo en su educación, comenta que “el arte me formó, eso se lo debo a mi señora madre que desde pequeña me llevaba a museos y yo me quejaba de tener que estar una mañana en un museo cuando podía estar jugando con los amigos y haciendo otras cosas. Pero me alegro tanto que haya insistido en enseñarme y en exponerme y llevarme al punto donde yo misma pudiera hacer las decisiones de lo que me gustaba y lo que no me gustaba”, rememoró. “Eso espero que podamos hablar con estos estos muchachos, estos jóvenes panameños que tal vez no están muy expuestos a artistas de Estados Unidos. Ese es el punto. Que los conozcan, que conozcan la diversidad, que en Estados Unidos hay una comunidad afroamericana vibrante, importante, y que contribuye a las artes al igual que lo hay aquí. Estoy buscando que puedan verse ellos mismos en ese arte y puedan reconocer que el arte panameño, el arte de Estados Unidos nos habla a todos, y nos habla, más que nada, acerca de nosotros mismos”.