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- 07/09/2014 02:00
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Según una noticia reciente ‘…de enero a abril de este año, había 4 mil 78 niñas embarazadas en el país, incluyendo las comarcas… en mayo, la estadística creció a 4 mil 425 casos… 347 niñas más resultaron grávidas; un promedio de once casos nuevos al día solo en mayo. ( La Estrella de Panamá , 21/06/2014). Otra reciente encuesta publicada este mes resaltó que ‘…62 mil mujeres en Panamá justifican que un hombre le pegue a su pareja’. ( La Prensa 14/07/2014).
Que niñas de 10 y 11 años sean ‘madres’ y que las mismas mujeres justifiquen ser víctimas de agresión, evidencia la creciente sinrazón socialmente imperante y denuncia la pobre visión existente sobre la complejidad social amen del precario concepto sobre el futuro de nuestra sociedad y del mundo por las jerarquías políticas.
Veinte años se cumplen del compromiso denominado Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará) y a veinte años también arriba la celebración de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (El Cairo 1994), ambas junto a la Conferencia Mundial de Derechos Humanos ( Viena 1993) y la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 1995) se constituyeron como referentes de la acción mundial para hacer avanzar la condición de las mujeres y los derechos humanos de todos.
20 AÑOS DE BELEM DO PARÁ: FIRMAR NO ES CUMPLIR
Producto del énfasis que las feministas latinoamericanas pusieron sobre el asunto de la violencia contra las mujeres en el marco de las demandas globales femeninas, se produjo este instrumento regional que fue el primero de su clase en el mundo y que a la fecha ha sido ratificado por 32 de los 34 miembros de la Organización de Estados Americanos.
En Panamá el Estado ratificó la Convención Interamericana contra la Violencia hacia la Mujer en marzo de 1995 y con ello se inició una trayectoria en el marco de las leyes relativas a la violencia contra las mujeres (Ley 27 de 1995, Ley 38 de 2001) que ha encontrado un nuevo hito en la Ley 82 de octubre de 2013, donde se establece el femicidio como delito.
Es decir que Belem do Para ha sido una importante fuente de conceptos y de compromiso para nuestra legislación nacional y un instrumento que ha generado una importante arquitectura regional de mecanismos de seguimiento, protocolos de actuación, un comité regional de expertas independientes y sistemas de indicadores sobre su cumplimiento.
Sin embargo, hasta ahora lo que ha garantizado su cumplimiento (mínimo) es la acción de los movimientos de mujeres.
Un ejemplo de esto lo constituye la Estrategia País de Seguridad Ciudadana (EPSC N•84 del 24 de junio de 2012 ) que en el marco de la Estrategia de Seguridad Centroamericana (ESCA) incluye la violencia contra las mujeres como uno de los problemas que desafían las políticas de seguridad en la subregión, sin embargo en dicho documento se establece que toda la acción será en prevención y estará a cargo del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU).
Lo que debería ser parte de un concepto integral de seguridad que incluye a las mujeres, se configura como nueva supervisión sobre el mecanismo nacional que hará lo que históricamente ha hecho. El Ministerio de Seguridad no hará nada.
20 AÑOS DE LA CONFERENCIA DE CAIRO: EL DERECHO A TENER DERECHOS
Realizada en El Cairo en septiembre de 1994, la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo se convirtió en un debate mundial sobre el futuro demográfico de la especie humana, el desarrollo sostenible, la sexualidad, la diversidad sexual y las concepciones sobre la condición de las mujeres y su relación con los hombres, la familia y la suerte misma del planeta. Fueron incontables las reservas a diversos planteamientos sobre las mujeres y su rol en la reproducción, así como radicales rechazos conservadores al aborto como derecho de las mujeres.
De esos años acá ese debate ha ido endureciéndose, los discursos anti aborto hoy son ya discursos contra los derechos femeninos y una intensa reacción patriarcal expresa su aversión a la independencia y control de las mujeres de su propio cuerpo y sexualidad, el concepto de derechos sexuales y reproductivos les genera fobia y niegan que haya autonomía física femenina o más de una opción de vida para las mujeres.
Este fundamentalismo se apoya en un sentido común muy chato, inmediatista, conservador y pancista. Tiene grandes aliados: el temor, la pobreza, la angustia, la desintegración generalizada, la inseguridad permanente, características de la vida cotidiana en estos años, instalando en nuestra sociedad una confusa sensación de modernidad tecnológica, caos y atraso cultural.
Sería largo enumerar los diversos episodios de estas disputas en Panamá, al respecto es importante recordar brevemente tres de alta significaciòn:
— En marzo de 2001 cuando los fundamentalistas portando una virgen ingresaron al hemiciclo legislativo intentando impedir que la Asamblea Legislativa ratificara el Protocolo Facultativo de la CEDAW. El protocolo fue ratificado en intensa jornada en la que se venció el temor político al poder no democrático.
— En marzo de 2005, en la 49ava Sesión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) de las Naciones Unidas en la que los Estados debían informar de sus avances a diez años de Beijing 95. En dicha reunión del CSW, las Ministras ‘de la mujer’ de los dos países relativamente ‘progresistas’ de la región –Costa Rica y Panamá— fueron presionadas y obligadas a hacer declaraciones aplaudidas por la representante norteamericana. Su triunfo consistió en la declaración hecha por la representante gubernamental de Panamá: la Plataforma de Acción de Beijing ‘no crea ni establece nuevos derechos’
—En diciembre de 2008, luego de un largo y tortuoso proceso la comisión de salud de la Asamblea Legislativa retiró indefinidamente el proyecto 442. El proyecto enfocado sobre la educación sexual de la niñez y la juventud hizo que el fundamentalismo aterrorizara al poder político. La consulta y validación fue un proceso de más de tres años, en que movimientos y grupos sociales distintos consensuaron la necesidad de un enfoque integral de los derechos de las personas. La iracundia vociferante, confesional de los fundamentalistas exigió que sus convicciones fuesen políticas de Estado, detuvieron el proceso hacia la ley.
No pudieron despolitizar y reprivatizar estos temas, retornarlos a su condición de asuntos privados y el debate público seguirá ahí instalado. Sin embargo, ya no es la mera defensa de los derechos ya existentes, ya inalienables e irrenunciables sino de la capacidad humana de generar y constituir nuevos derechos sobre todo cuando los más negados son aquellos relativos a la soberanía y control de su propio cuerpo por las mujeres y la necesidad de que la niñez y las y los jóvenes tengan información y poder sobre sus vidas.
En el 2015 se examinarán los avances de los Objetivos de Milenio: tendremos algo que mostrar Belém do Pará y el Programa de Acción de Cairo cumplen 20 años, si se examina su cumplimiento en Panamá es posible suscribir lo que dice Cimac Noticias sobre otro Estado latinoamericano: ha creado una ‘simulación sofisticada de cumplimiento’.