Dr. Alberto Morán: ‘Más cirujanos deben entrenarse en robótica’

Actualizado
  • 31/03/2024 00:00
Creado
  • 30/03/2024 14:35

La medicina robótica representa la medicina del primer mundo. Especializarse en esta materia requiere muchos años de estudio previo, más de 12, y después aprender de los mejores. El médico Alberto Morán es uno de los pocos capacitados en este tipo de procedimientos. Solo hay cinco en Panamá, aunque cada vez más doctores se interesan en cumplir la certificación y lograr el grado de experticia. Morán ahorró su dinero y se fue a Israel para hacer una subespecialización como proctólogo con entrenamiento robótico, lo logró con esfuerzo propio y mucho trabajo. En comparación con otros países, Panamá está 10 años atrasado en medicina, dice, lo que hace falta es más entrenamiento, reuniones multidisciplinarias antes de cada cirugía para contemplar todos los puntos de vista en el paciente. Una vez superados estos retos, la introducción de robots de última generación para asistir a cirugías de cáncer de colón, por ejemplo, serán de gran beneficio tanto para los médicos como los pacientes.

¿Cuál es la proyección de la medicina robótica del futuro?

Lo último en robótica es algo que se llama cirugía robótica virtual asistida. Cuando estuve en Israel durante mi entrenamiento robótico, los cirujanos del hospital Bnei Zion, donde me formé, ya existía la tecnología. Se practica, es el presente. Es lo que ahora va a ocurrir en otros países porque hay un auge grande en los cirujanos para entrenarse en robótica. Ahora somos pocos. Para nosotros es sumamente importante, por mucho que sepas operar y quieras quitar un cáncer, por ejemplo, tienes que abrir cinco centímetros y quitarlo. La cirugía en puerto único robótico es un gran avance porque vas a poder hacer toda la cirugía por este orificio y por ahí mismo puedes sacar la pieza quirúrgica. Actualmente utilizamos tres puertos, para los brazos, uno para la cámara cerca del ombligo y hay que abrir otro como las cesáreas de cinco centímetros. Es decir, el paciente tiene cinco incisiones, en vez de tener una sola.

¿Ese tipo de cirugías ya están en Panamá?

No, el año pasado un cirujano en Estados Unidos que es el pionero, John Marks es el único que está entrenado en eso. Todavía no se conoce esta práctica en Europa o Asia. Hicieron el robot, el doctor lo empezó a usar y ahora tiene que entrenar a otros cirujanos. En este momento está en planes para ofrecerse en cursos. Todo se hace por estudios comparativos en ventajas de robots, se evalúan tasas de infecciones, resultados y complicaciones.

¿Qué tan atrasado está Panamá en comparación a otros países?

Para mí la palabra es ayudar al país. Nosotros estamos atrasados, por lo bajito, más de 10 años. Israel que tiene muchos avances, está atrasado unos cuatro años, Panamá tiene otros cinco años más de atraso en comparación.

¿Qué falta en Panamá para ponernos a tono?

Que más cirujanos se entrenen en cirugía robótica porque en Panamá no se puede, no quieren dejar que los cirujanos generales aprendan de esto. Creen que entre menos personas lo sepan más los buscan en la privada. En Israel el que enseña más es el mejor. La gente se pelea por ser profesor. Van a la universidad para ser profesores y enseñar, investigar. Ahí hice estudios de células madres, cada ampolla vale un cuarto de millón de dólares, y usábamos de dos a tres ampollas todos los lunes durante dos años. Se las poníamos a los pacientes que tenían inflamación intestinal que hacían fístulas perianales.

¿Cómo puede resumir la medicina en Panamá?

Pienso que estamos bastante lejos de lo que debería ser. En Israel, al igual que Estados Unidos, se tienen equipos multidisciplinarios para la toma de decisiones de cirugías complejas, difíciles. Manejo de pacientes con cáncer avanzado. Ahí no se mueren los pacientes, se pelea hasta el final. En dos años y medio que estuve ahí, si murieron dos pacientes fue mucho.

Tres consejos que daría al sistema de salud panameño...

Entrenar más médicos en cirugía robótica. Tratar de hacer equipos multidisciplinarios dependiendo de la especialidad para consultar. En Israel por un paciente nos sentábamos 20 médicos de todas las especialidades que pudieran intervenir, todos, hasta nutricionistas. La tercera cosa es que si se hacen las dos anteriores todo fluye mejor, igual el presupuesto para esto, porque es grande. Ninguna de las dos primeras se van a poder dar si no se mejora el presupuesto, todo queda en ideas.

¿En qué facilita al paciente y al médico esta tecnología?

Aplicado a mi subespecialización y en cirugía en general, básicamente te pones los lentes de realidad virtual y puedes ver toda la irrigación sanguínea y puedes tener un mejor planeamiento de la cirugía. Las variantes anatómicas que usualmente ocurren, como derrames, se pueden prevenir con esta tecnología, la que evita riesgos para el paciente durante la cirugía. Esto hace que la cirugía sea más planificada y obtenga mejores resultados.

Si se encuentra en este tipo de cirugías, y observa que algo no está bajo la planificación, ¿que pasa?

La idea es ponerte los lentes y enfocarlos en el paciente para ver dónde están las arterias para que cuando empiece la cirugía no tenga esos errores, o minimizarlos. No es que no pueda ocurrir, pero el entrenamiento y la experiencia con la cirugía virtual, conlleva a menos errores, más precisión y menos complicaciones. En comparación con la cirugía abierta, el paciente se recupera más rápido. Igual comparando con la cirugía laparoscópica, tienen menos dolor. Mis pacientes en Israel que fueron operados con esta tecnología se recuperaban mucho más rápido y comían más rápido, era tangible. Dependiendo del grado de experticia del cirujano, los resultados de los pacientes eran más favorables.

¿Por qué se interesó en esta especialización?

Cuando estaba estudiando en Panamá en el hospital Manuel Amador Guerrero, cirugía general y laparoscopía, quería hacer algo que pocos cirujanos pudieran lograr, era como un reto para mí. Me interesé en laparoscopía avanzada. En pocas especialidades puedes tener ese grado de habilidad, para mí fue una de ellas. Siempre me fascinó esa parte y me propuse especializarme.

¿Cómo llegó a Israel?

Primero me acerqué a Senacyt, me dijeron que Panamá tenía dos convenios, uno con Colombia y el otro con Israel. Apliqué para ambos, la parte de Colombia no resultó. El médico que hacía de enlace nunca nos contestó. Así que empecé a tramitar la parte del convenio con Israel. No fui elegible, a pesar de la carencia que hay en el país, actualmente soy el proctólogo 21 en Panamá, obviamente para ser el tercer cáncer más frecuente en el país, debiera ser una necesidad nacional. No fui escogido por alguna razón, supongo que no tenía alguna relación en esa entidad, pero un médico cirujano cardiovascular que estaba en Israel, me contactó con el responsable en Israel y pude lograr hablar con él. Para poder tomar esa subespecialización vendí mi carro, todo lo que gané trabajando en el Covid, lo invertí para ir a Israel.

¿Donde aprendió robótica?

Cuando llegué quería ser coloproctólogo, en el camino me llamó la atención la parte de la cirugía robótica, pero no estaba incluido en el programa. Mi jefe en Israel me preguntó cuáles eran mis expectativas, le contesté todo lo que quería aprender y los entrenamientos que quería realizar. Cuando le mencioné la robótica me respondió que tenía que bajar un poco las expectativas porque me podían enseñar un poco, pero tenía que hacer entrenamientos fuera de Israel. Así que me metí en Internet y busqué los mejores lugares para entrenar cirujanos en robótica. Me fui a India para hacer el curso básico de cirugía robótica, me quedé tres semanas ahí. Después me fui a Francia donde hay otro centro de entrenamiento de cirugía robótica colorrectal avanzada. Ese curso para mí es el mejor, es una vez al año y operas tejido vivo, practicas con cadáveres, no es fácil de encontrar. Son dos días intensos, te pasas 10 horas operando, y el resto teoría, ver vídeos. Luego regresé a Israel, ya tenía esos conocimientos y el cambio era notable, me respetaron más. Antes de eso me miraban como el doctor de Panamá y comparaban al país con la tecnología de ahí. Yo quise igualar el marcador, iba perdiendo en el juego, lo igualé y ahora pude ser mejor. He ido a congresos internacionales y me he dado cuenta que no me falta mucho para ser como los demás profesionales.

Cuando regresó a Israel, ¿qué tanto logró aplicar la robótica?

Cuando hice el entrenamiento los médicos me dejaban hacer operaciones, un día el lado derecho del colón, otro día otra parte. Al final me gané la confianza de los médicos y me dejaban hacer más operaciones.

¿Cómo era un día en el hospital de Israel?

Me levantaba a las 5 a.m. agarraba dos buses, trataba de llegar antes de las 6:30 de la mañana para saber qué pasó durante la noche. Tenía que leer en hebreo, es muy difícil, lo único que está en inglés es el diagnóstico, todo el resto en hebreo y la traducción en Google no es la mejor cuando es hebreo médico. Entonces yo llegaba dos horas antes para entender qué pasó en una noche, cuando era fin de semana eran dos días que tenía que revisar. Después de ponerme al tanto, regularmente tenía entre 15 a 19 pacientes, algunos había que prepararles la cirugía, otros eran seguimiento. Después hacíamos reuniones con el resto de los médicos, pasábamos visita a los pacientes y luego hacíamos en promedio dos cirugías de colon o de recto, cinco cirugías de cáncer a la semana y ocho en general, fuera de las ambulatorias. Por disponibilidad del robot, solo lo usábamos los jueves, el resto por laparoscopía.

¿Cómo se aplica este tipo de cirugías robóticas a pacientes de cáncer de colon y que expectativas brinda al paciente?

Primero hay que determinar en qué etapa captamos el cáncer. Es sumamente importante que los pacientes de 45 años en adelante se hagan la colonoscopía para captarlos en etapa temprana, entre más temprano la sobrevida es muy buena, con resultados positivos en más del 90% de los pacientes. Si no es así, depende mucho de la etapa en que esté, pero debemos recordar que es la tercera causa de muerte en Panamá.

¿Se regresó a Panamá huyendo de la guerra?

Bueno, mi especialidad la terminé en octubre, la guerra continuó. Yo estuve dos o tres meses en periodo de guerra, pero como había terminado apostillé mis papeles y volví.

Cuando empezó la guerra, ¿qué pasó en el hospital?

Ese día la mayoría de los panameños estábamos en casa, era un fin de semana y sonó la alarma. Nosotros no estamos tan acostumbrados a escuchar ese tipo de alarma, básicamente corrimos al refugio con lo que teníamos puesto, asustados. Después prendí las noticias y vi que habían entrado terroristas. Los días posteriores fueron muy difíciles porque no se sabía cuántos de ellos habían entrado a Israel. Se habla de más de mil. Yo le dije a mi jefe si me necesitaba en el hospital, por los heridos, que contara conmigo. Fui al día siguiente con el riesgo de que te podías encontrar con un terrorista en cualquier parte. Yo miraba para todos lados en los buses, eso fue muy difícil. En el hospital era más seguro porque está situado en el centro de Israel y el domo antimisiles es muy bueno en ese país. Aunque sonaban las alarmas corríamos a las escaleras, a los refugios.

¿Cuál fue el movimiento de heridos en el hospital a raíz del ataque?

La primera noche en el hospital atendimos a 13 pacientes. El hospital está lejos de Gaza, pero hay otros más cerca que no me quiero imaginar la cantidad de pacientes. La mayoría venía con heridas por arma de fuego, dos fueron por herida abdominal que tuvimos que abrir, y los otros eran fracturas producto de las armas de fuego.

Ahora en Panamá, ¿dónde aplica todo el avance que aprendió en Israel?

Aquí hay cuatro hospitales que tienen robot, la Ciudad de la Salud tiene uno, tengo entendido que lo usan. Yo no trabajo ahí, ojalá me dieran la oportunidad de trabajar en una institución pública para retribuir al país los cimientos que me dio y lo que aprendí en Israel, para dar a los pacientes el beneficio y las habilidades que adquirí allá.

¿Cuánto vale una máquina de última generación?

Rozando los $70 millones. El último equipo costó $36 millones más que el anterior.

¿Qué tipo de enfermedades pueden tratarse con este tipo de cirugía?

La robótica se aplica en cáncer de colon, de recto, además de las cirugías abdominales como divertículos, si hay que quitar una parte del colon por enfermedades intestinales. Todas las cirugías abdominales se pueden hacer con robot.

¿Cómo se hacen estas cirugías?

Por medio de un tubito introducimos bióxido de carbono en el abdomen para que nos dé el espacio para realizar la cirugía. Una vez tenemos el espacio podemos proceder. Nosotros introducimos tres puertos extra que son tubitos, funcionan como si fueran los brazos del robot. Vamos a una consola y los mismos movimientos que hacemos en la consola se traducen en el robot. Es como si tuviera tres brazos. Son sumamente precisos, no tienen el temblor que el humano puede tener, y en caso de tenerlo, el robot sabe que se trata de un movimiento involuntario y lo evita con los sensores. Además que con el robot tenemos tres brazos, lo que hace que pueda mover un brazo y movilizar agarrando algo para tener mayor exposición y continuar la cirugía con los otros dos brazos.

¿Cuántos años se estudia para llegar a este conocimiento?

Alrededor de 15 años. Primero seis años de universidad, luego dos de internado, cinco años como cirujano general y laparoscopista, y en mi caso dos años que hice coloproctología. Toda mi vida he tenido que estudiar. Mi expectativa es continuar con el entrenamiento al siguiente punto de la robótica. Por ejemplo, cuando se ofrece un entrenamiento virtual, los cirujanos tienen un plan para operar con puerto único, solo con orificio de 2.5 centímetros se puede hacer una cirugía que se hace en Panamá por cuatro orificios. Además se opera con una sola incisión. Muy pocos cirujanos en el mundo saben hacer eso.

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