El papel de la educación superior en la gestión ambiental de Panamá

  • 19/04/2025 00:00
Las universidades del país impulsan la sostenibilidad mediante educación del ecosistema, investigación aplicada, voluntariado estudiantil y alianzas intersectoriales estratégicas

En un mundo donde el cambio climático y la degradación ambiental son grandes amenazas, la educación juega un papel crucial en la construcción de una sociedad más consciente y comprometida con la sostenibilidad. En este sentido, a través de la Dirección de Cultura Ambiental del Ministerio de Ambiente se desarrolla la Red de Universidades Panameñas para el Desarrollo Sostenible (RUPADES) un organismo con el propósito de dejar claro que las instituciones académicas no solo tienen la responsabilidad de formar profesionales, sino también de ser actores clave en la transformación ambiental del país.

Desde la perspectiva de la comunidad universitaria: la mala gestión de residuos, la explotación descontrolada de los recursos hídricos, y los efectos del cambio climático son desafíos que requieren soluciones urgentes y estructuradas. Pero ¿qué rol juegan las universidades en este panorama?

Educación ambiental como eje transversal

Recientemente, para consolidar las iniciativas de los jóvenes, MiAMBIENTE realizó el Foro-Taller “Gestión Ambiental para el Desarrollo de Panamá (2024-2029)”. Este evento consolidó las propuestas generadas por la comunidad universitaria.

Los participantes del foro coincidieron en que es fundamental fortalecer la educación ambiental en todos los niveles académicos. No basta con campañas esporádicas o actividades aisladas; se necesita un cambio estructural que fortalezca la educación ambiental como eje transversal en los planes de estudio universitarios. Además, los participantes señalaron que la falta de conciencia ambiental es la principal causa de la mala gestión de residuos. Más que mejorar la recolección, es clave fomentar una cultura de reducción, donde las universidades formen estudiantes como agentes de cambio en sus comunidades.

Investigación y desarrollo: un pilar fundamental

El conocimiento generado en las universidades debe trascender las aulas y convertirse en acciones concretas. Fortalecer la investigación en áreas como la gestión integral de residuos, el impacto del turismo en los ecosistemas y las estrategias de adaptación al cambio climático, fueron parte de las conclusiones a la que llegaron los universitarios. Esta información es valiosa, porque sirve para diseñar e implementar proyectos piloto que funcionen como modelos de gestión sostenible replicables a nivel nacional.

Además, la colaboración entre universidades, el sector público y privado es esencial para el éxito de estas iniciativas. La participación de especialistas del Ministerio de Ambiente en el foro demostró que el trabajo conjunto entre academia y gobierno es posible y puede traer beneficios tangibles para el país. Sin embargo, es necesario reforzar estos lazos y garantizar que las propuestas académicas se traduzcan en políticas públicas efectivas. El involucramiento del sector privado también es clave, ya que la inversión en soluciones tecnológicas y prácticas empresariales sostenibles puede potenciar el impacto de los esfuerzos académicos y gubernamentales.

El compromiso estudiantil: clave para el cambio

Lejos de ser simples espectadores, los jóvenes universitarios demuestran un alto nivel de compromiso y creatividad al plantear soluciones innovadoras para los problemas ambientales del país. Entre sus planteamientos destacan la necesidad de crear programas de voluntariado ambiental en las universidades, donde los estudiantes puedan involucrarse en acciones concretas como jornadas de reforestación, campañas de limpieza y proyectos de concienciación en comunidades vulnerables. De igual manera, ante esta preocupación, estamos dispuestos como entidad a servir como enlace para que las universidades creen alianzas con fundaciones, oenegés y empresas para facilitar la inserción de los estudiantes en iniciativas de sostenibilidad.

Para garantizar un impacto a largo plazo, es necesario que las universidades implementen mecanismos de seguimiento a las iniciativas de voluntariado. Un sistema de evaluación y medición de resultados permitiría identificar las acciones más efectivas y replicarlas en diferentes contextos. Asimismo, integrar la participación en estos programas dentro de la carga académica como créditos optativos podría incentivar a más estudiantes a sumarse a estos esfuerzos.

Políticas públicas y su relación con la academia

Por otra parte, estamos convencidos que estas acciones podrán ser más efectivas, gracias políticas públicas efectivas. Los participantes del foro hicieron hincapié en la necesidad de una legislación más rigurosa que promueva prácticas sostenibles y sancione actividades que contribuyan a la degradación del medio ambiente. También se destacó la importancia de la educación ambiental en la formación de funcionarios públicos, para que estos puedan integrar el enfoque sostenible en la toma de decisiones gubernamentales.

El Ministerio de Ambiente, al recibir los resultados de las mesas de trabajo el 14 de marzo de 2025, tiene en sus manos una valiosa herramienta para diseñar estrategias de impacto real. La implementación de políticas basadas en evidencia científica y en la participación ciudadana es un camino prometedor para lograr un desarrollo verdaderamente sostenible en el país. Sin embargo, será clave establecer mecanismos de rendición de cuentas para asegurar que las recomendaciones planteadas en el foro no queden en el olvido.

Conclusión: hacia una universidad con impacto real

El Foro-Taller “Gestión Ambiental para el Desarrollo de Panamá (2024-2029)” dejó una enseñanza clara: las universidades no pueden limitarse a ser espacios de enseñanza teórica, sino que deben convertirse en motores de cambio para la sostenibilidad del país.

Es urgente que las instituciones académicas adopten un enfoque más proactivo en la gestión ambiental, integrando la educación ambiental en sus programas, promoviendo la investigación aplicada y facilitando la participación estudiantil en proyectos de impacto real.

Si queremos un Panamá más sostenible, las universidades deben ser el punto de partida. Y si la comunidad universitaria ya ha demostrado estar dispuesta a asumir este reto, es momento de que las autoridades y el sector privado se sumen al esfuerzo. Solo así lograremos transformar la educación en una herramienta efectiva para la conservación de nuestro entorno y el bienestar de las futuras generaciones.

El futuro del ambiente en Panamá dependerá de la capacidad de sus ciudadanos para integrar la sostenibilidad en su día a día. La academia tiene la oportunidad de ser el catalizador de este cambio, pero se requiere el compromiso de todos los sectores para que los esfuerzos sean realmente efectivos. La entrega de los resultados al Ministerio de Ambiente es un primer paso, pero el verdadero reto comienza ahora: convertir esas propuestas en acciones concretas que generen un impacto positivo en la realidad ambiental del país.

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