La violencia mediática no es libertad de expresión

Actualizado
  • 18/07/2021 00:00
Creado
  • 18/07/2021 00:00
De acuerdo con sus proponentes, la ley que se propone no coarta la libertad de expresión en los medios; por el contrario, protegería a los grupos vulnerables, evitando la pornografía, imágenes sexistas, la violencia simbólica y la frivolización de la violencia contra la mujer
La violencia mediática no es libertad de expresión

El 3 de junio de 2021, Fundagénero presentó la iniciativa ciudadana No. 198 a Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional, propuesta de ley “Que previene y sanciona la violencia mediática y simbólica contra grupos y personas vulnerables en los medios de comunicación masiva”. Esta propuesta fue declarada “no viable” por la Secretaría Técnica de Gobierno de la AN, con el argumento de que sancionar la violencia mediática equivale a una censura que atenta contra la libertad de expresión y viola:

El artículo 37 de la Constitución (que prohíbe la censura previa y que además establece que los medios son responsables si atentan contra la reputación, la honra (o dignidad) de las personas, la seguridad social o el orden público); y la Convención Americana, que indica que no se puede restringir el derecho de expresión, refiriéndose al abuso de los controles sociales o circulación de ideas y opiniones.

Lo peor es que señala “la amplia regulación que establece la Ley 82 de 2013 contra la violencia hacia la mujer”, como quien dice, ¿y qué más quieren? Esta ley y la Ley 42 de 1999 sobre protección de violencia mediática contra las personas con discapacidad son precisamente las dos leyes que han sufrido modificaciones que favorecen la violencia mediática, obedeciendo a la presión de las empresas mediáticas, cuyo interés es aumentar el rating en la televisión, la compra de periódicos o seguidores en las redes. La opinión pública se encuentra manipulada y formulada por grupos de poder que, a través de los medios de comunicación, imponen sus intereses en el pensamiento público y en la publicidad.

La ley que se propone no coarta la libertad de expresión en los medios; por el contrario, protegería a los grupos vulnerables, prohibiendo las imágenes pornográficas que salen a diario en los tabloides y que perjudican a los menores. Se ha encontrado que los jóvenes que ven pornografía y no reciben educación sexual tienen mayor número de parejas sexuales e historial de enfermedades de transmisión sexual. Sus habilidades cognitivas están inmaduras y todavía están desarrollando sus comportamientos sexuales.

Las imágenes sexistas y los anuncios sexuales donde se venden mujeres por $20 fomentan la prostitución y la trata de personas. La violencia simbólica que aparece en la publicidad comercial y en las imágenes humillantes de las víctimas de feminicidio y violencia doméstica atenta contra la dignidad de las personas y frivolizan el feminicidio, como uno que se titulaba “La mató por un chat”. No se trata de prohibir ni censurar la noticia, sino de presentarla como lo que es: un feminicidio agravado por motivos fútiles.

Muchas veces incluso “hacen fiesta” (como se dice vulgarmente) con la víctima y no con el victimario: nombre, dos apellidos, descripción completa de la víctima, mientras que solo mencionan el delito, sin dar siquiera el nombre del victimario ni informar si está detenido o anda libre para seguir asesinando mujeres que considera de “su propiedad”. Es importante informar si el victimario fue capturado, juzgado y condenado, para que esto sirva para disuadir a los maltratadores y brindar seguridad al público de que la policía y el sistema de justicia están funcionando. Esto es algo positivo que vale la pena publicar.

La misma Ley 82 de 2013 que “regula ampliamente los temas de violencia de género contra la mujer” (como se menciona en el concepto de no viabilidad de la ley propuesta), establece en su artículo 34 que los medios tienen la obligación de impulsar mensajes y campañas permanentes de sensibilización y concienciación sobre el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia; promover el respeto por los derechos humanos de las mujeres; brindar capacitación a su personal sobre el tema de violencia; promover la eliminación del sexismo en la información; hacer campañas publicitarias para prevenir y erradicar la violencia hacia las mujeres; sensibilizar a su personal para que promueva una imagen respetuosa de las mujeres; y resaltar la divulgación sistemática de los logros de las mujeres en las distintas esferas.

Los medios de comunicación desempeñan un papel importantísimo en la sociedad. Comprendemos que tienen que ser viables económicamente y es normal que tengan ciertos valores que quieran transmitir, pero esto no puede ser a cualquier precio. Los datos que se transmiten deben transmitirse con una finalidad pedagógica y de divulgación, idealmente lo más aséptica posible, evitando el morbo que vemos en los tabloides. La violencia mediática no es libertad de expresión.

La autora es escritora, abogada y defensora de los Derechos Humanos.

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