La vigilancia ciudadana: el panóptico a la inversa

Actualizado
  • 29/06/2023 00:00
Creado
  • 29/06/2023 00:00
En estos días se habla acerca del panóptico a la inversa. El poder de la vigilancia ciudadana como mecanismo para transformar hábitos y moldear conductas corruptoras de los funcionarios y gobiernos
La vigilancia ciudadana se enmarca dentro del concepto de democracia participativa.

La vigilancia ciudadana de la gestión pública se ha convertido en parte fundamental de toda reforma del sistema democrático que busca eliminar los cheques en blanco y que la ciudadanía pueda constatarse del buen uso de los recursos públicos por medio de la supervisión de las actividades del gobierno con el objetivo de garantizar la transparencia, la rendición de cuentas, la eficiencia y razonabilidad del uso de los recursos del Estado.

La vigilancia ciudadana se enmarca dentro del concepto de democracia participativa, es aquella democracia moderna donde los ciudadanos son actores activos en la toma de decisiones políticas y en la supervisión de los asuntos públicos, por lo tanto, es importante incluirla dentro del nuevo contrato social para generar confianza y una gobernanza saludable.

Veamos en qué se basa el principio de vigilancia ciudadana de la gestión pública y cuál es su fundamento teórico.

A mediados de los años 70 Michel Foucault popularizó el concepto del panóptico en su libro Vigilar y castigar, se trata de un modelo arquitectónico propuesto por el filósofo inglés Jeremy Bentham durante el siglo XVIII, que funciona como mecanismo de control del comportamiento, aplicado al sistema penitenciario. La centralidad de dicha figura radica en una torre de control situada en medio de la cárcel desde donde el guardia puede vigilar todas las celdas, sin poder ser él observado, ya que la torre está construida de forma tal, que desde fuera es vista como opaca, por tanto, los reclusos no pueden estar conscientes si están siendo vigilados o no.

De esta forma Bentham estableció un sistema donde el detenido tendrá sin cesar ante los ojos la elevada silueta de la torre central desde donde es espiado. Sin embargo, el detenido no sabrá jamás en qué momento se le está observando.

Al no tener la seguridad de estar siendo vigilados, el comportamiento de los reclusos es el de estar bajo permanente vigilancia, moldeando su conducta e imponiendo un comportamiento determinado, Foucault lo explica al decir “el que está sometido a un campo de visibilidad, y que lo sabe, reproduce por su cuenta las coacciones del poder, por lo que Foucault concluye en que “el panoptismo es capaz de reformar la moral”.

En estos días se habla acerca del panóptico a la inversa. El poder de la vigilancia ciudadana como mecanismo para transformar hábitos y moldear conductas corruptoras de los funcionarios y gobiernos.

Este modelo de ejercicio de poder por medio de la presión de la vigilancia es la forma como se ejerce poder en la sociedad moderna, y puede ser aplicado en todas las esferas y ámbitos de la sociedad.

No es descabellada la idea de que la transparencia y la rendición de cuentas se convierta en un panóptico a la inversa donde el poder de la vigilancia es ejercido, ya no del Estado hacia los ciudadanos, sino desde los ciudadanos hacia los servidores públicos.

Si el funcionario está consciente de que, según la ley, toda la información del gobierno es de carácter pública (salvo las excepciones que la propia ley delimita), y que esa misma ley le fuerza a publicar en detalle acerca del manejo de recursos públicos que le son confiados y los criterios que sustentan sus decisiones, esa presión de saber que está siendo vigilado con la finalidad de que rinda cuentas, podría acelerar procesos de cambio de conductas delictivas.

La seguridad de que en cualquier momento podrían estar siendo vigilados por la ciudadanía, tendría un efecto en el comportamiento social de los funcionarios quienes tendrían que atender debidamente la exigencia social de transparencia o las consecuencias penales de la rendición de cuentas.

Foucault lo advierte cuando afirma “Poco importa, por consiguiente, quien ejerce el poder, un individuo cualquiera, tomado casi al azar, puede hacer funcionar la máquina”.

En esa misma dirección, para Hilda Naessens el término rendición de cuentas está muy vinculado con la idea de controlar al poder, de prevenir y evitar sus abusos, de limitarlo a ciertas normas y reglas de conducta.

Para el investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, John Ackerman, “Teóricamente, el acceso a la información pública facilita la construcción de un Estado honesto, eficaz y eficiente. Cuando los servidores públicos están conscientes de que sus decisiones y comunicaciones pueden ser revisadas y analizadas por actores externos, sería de esperarse que su actuar público se fundamentará y documentará de mejor forma. De esta manera el acceso a la información se reflejaría en una mayor rendición de cuentas, robustecería en el estado de derecho y desembocaría en un mejor desempeño gubernamental”.

Algunos de los retos a futuro para lograr implementar la vigilancia ciudadana como mecanismo de fiscalización según la OEA son:

A- Reforzar controles, tanto por parte del Estado cuanto de la ciudadanía (control social).

B- Reforzar capacitaciones tanto a ciudadanía (derechos) cuanto a funcionarios.

C- Análisis de eventuales modificaciones legales, para incorporar mecanismos de rendición de cuentas y vigilancia ciudadana en los procedimientos.

La vigilancia ciudadana se basa en la noción de control social de la gestión pública, un modelo de democracia participativa donde la sociedad en su conjunto tiene la capacidad y la responsabilidad de supervisar y controlar el poder político. El control social busca equilibrar y contrarrestar el poder del gobierno, evitando abusos y asegurando que los intereses y necesidades de la sociedad sean tomados en cuenta en la toma de decisiones públicas y los recursos, cada centavo de ellos, sean orientados hacia el bien común.

La vigilancia ciudadana y el control social de la gestión pública permite a la ciudadanía identificar deficiencias, problemas o malas prácticas en la administración del Estado, así como señalar malversación de fondos y aportar ideas para mejorar la gestión proponiendo soluciones, mientras que para el funcionario, el sentirse vigilado lo obliga a mantener una conducta intachable, ya que entiende que está siendo fiscalizado, lo que puede conducir a una gestión más eficiente, efectiva y orientada al bienestar de la sociedad

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