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Paridad electoral, en números rojos
- 01/10/2021 00:00
- 01/10/2021 00:00
Para lograr la anhelada paridad de género en política no basta con establecer reglas del juego claras, equitativas y justas, es necesario que las mujeres enfilen sus esfuerzos hacia un objetivo común y se apliquen sanciones por el incumplimiento de la ley.
La pobre representación de las mujeres en política se refleja en los resultados de las votaciones de 2019: 21% en el cargo de diputado, 12% en el de alcalde y 10% en representante de corregimiento.
Estas son algunas conclusiones de la investigación “Participación política electoral de las mujeres en Panamá, las cuotas en las elecciones de 2019”, elaborada por Tamara Martínez Paredes, socióloga investigadora del Instituto de Estudios Democráticos (INED) del Tribunal Electoral.
La premisa principal de la investigación fue que a pesar de la existencia de normas legales como las cuotas de género, en Panamá las mujeres tienen pocas oportunidades en la ocupación de cargos públicos de elección.
Martínez Paredes revisó la literatura regional (Pnud, ONU Mujeres, estudios del experto Harry Brown) la Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE), el proceso electoral 2019 y cumplió con una estancia de investigación, junto con otra compañera del INED, en la Universidad Autónoma de México.
En la década de 1990 se aprobaron leyes de cuota de género en Argentina (1991), Costa Rica (1996), México (1996), Bolivia (1997), Brasil (1997), Perú (1997) y República Dominicana (1997) (Observatorio de Igualdad de Género de la Cepal, 2008).
Estos países subieron sus puntajes en las diputaciones: Bolivia (53%), México (48%), Argentina (39%), Perú (30%) y República Dominicana (27%) (Fuente: Observatorio de Igualdad de Género América Latina y el Caribe, indicadores 2019).
El artículo 303 del Código Electoral de Panamá establece: “En las elecciones internas de los partidos políticos y hasta en las elecciones generales, las postulaciones se harán garantizando que, efectivamente, como mínimo el 50% sea mujeres...
Las candidaturas a diputada en Panamá en 2009–2014 fue de 13%, mientras que en 2014-2019 subió a 14,98%.
En 2009-2014 resultaron elegidos 92% de hombres y 8% de mujeres. En 2014-2019 salieron 82% de hombres y 18% de mujeres.
Las féminas superan en número a los hombres en la participación electoral con el 52,6% de mujeres, frente a 47,4% de hombres.
Según datos del Tribunal Electoral, 88 mujeres corrieron como candidatas a diputada (17,22%) de un total de 508 postulaciones. Solo un 21% de las aspirantes resultaron elegidas como principales.
Las mujeres elegidas fueron postuladas en circuitos plurinominales, en su mayoría en Panamá y Panamá Oeste. En el distrito de San Miguelito se eligió la mayor cantidad de mujeres.
Por primera vez salió una diputada en la comarca Guna Yala, un gran avance para el pueblo guna. En el resto de las provincias, excepto Chiriquí, hubo pocas postulaciones.
En Colón, Darién, Bocas del Toro, Herrera, Los Santos, Veraguas y la comarca Ngäbe-Buglé no se escogió a mujeres como principales.
Como alcaldesas solo fueron elegidas 12 mujeres de un total de 613 municipios. Las mujeres, postuladas por partidos políticos, ganaron en regiones pobres y remotas. Ejemplo, la comarca Ngäbe-Buglé, donde salieron cuatro, y una en Pinogana, en Darién. En Herrera, Los Santos y Veraguas la participación fue nula.
En Panamá se eligió una en Taboga y otra en Panamá Oeste, en el distrito de San Carlos.
En cuanto a representante de corregimiento, 16% de las postulaciones correspondió a damas, de las que solo el 10% resultó elegido. Hubo representación en las provincias de Herrera, Los Santos, Veraguas y la comarca Ngäbe-Buglé.
La investigación, en su versión digital, se encuentra colgada en el repositorio del Instituto de Estudios Democráticos (INED), en la página web del Tribunal Electoral (www.tribunal-electoral.go.pa)
Carlos Guevara Mann, profesor universitario, historiador y analista, señala que hace falta que los partidos políticos se interesen más en promover y estimular la postulación de las mujeres; además, sería conveniente que el Tribunal Electoral aplique la ley con rigurosidad.
Juana Herrera, presidenta del Foro Nacional de Mujeres de los Partidos Políticos (Fonamupp), afirma que perdura una cultura patriarcal y machista, que diseñó una legislación electoral discriminatoria desde los inicios de la República: les impide el derecho a elegir y ser elegidas, a la toma de decisiones y el ejercicio del poder.
“Estas condiciones de inequidad tienen consecuencias profundas en la ciudadanía de las mujeres, quienes, además, en el transcurrir del tiempo y todavía hoy sufren de violencia política manifestada en amenazas, aislamientos partidarios y sociales, y acoso...”.
Subraya que “una ley por sí misma no es suficiente, si no hay voluntad política para el reconocimiento real del derecho de las mujeres no solo a estar dentro de una estructura partidaria, sino de ejercer cargos de dirección, acceso a las postulaciones, a los recursos financieros y a las facilidades electorales”.
Herrera recomienda auditorías para conocer el uso del financiamiento político electoral para la capacitación política de las mujeres, que tanto influye en el reconocimiento y fomento del liderazgo como posibles candidatas.
Dalva Acuña de Molina, filósofa e historiadora, autora del libro La mujer panameña en la historia nacional, siglos XVIII-XX, opina que la paridad electoral se dará cuando la sociedad reconozca que “ser del sexo femenino no es una limitante para demostrar que la mujer posee las competencias necesarias para una eficaz y eficiente conducción del Estado, y esto se obtiene mediante una educación permanente”.
La inequidad es un problema cultural que se inicia en el hogar y requiere de la urgente inclusión de estudios de género a nivel primario, medio y universitario, pues hay un desconocimiento de la disparidad y de la lucha generacional por hacer valer sus derechos.
“La educación es la llamada a dar la solución, pues con mujeres empoderadas, gracias a los conocimientos obtenidos, y hombres con conocimientos sobre la necesaria equidad para alcanzar armonía, respeto y equidad en la sociedad, se lograrán esas genuinas aspiraciones”, anotó.
Acuña de Molina habla de la “invisibilidad” de la mujer a lo largo de la historia: en la conducción del Estado, lo que provoca inequidad de género a lo interno de los partidos políticos y en la población, que es la llamada a apoyarlas para salir elegidas.
El proyecto de reformas al Código Electoral, que se discute actualmente en la Asamblea Nacional, propone estos cambios:
Perfecciona la norma de paridad vigente para asegurar una oferta electoral lo más paritaria posible.
En los partidos en formación: las postulaciones de convencionales para la convención constitutiva deberán ser paritarias por género.
En las postulaciones a candidatos por libre postulación: la nómina debe estar integrada por personas de ambos géneros.
En los acuerdos entre partidos sobre alianzas electorales: las nóminas comunes deben cumplir con las normas de paridad que se aplican a los partidos.
En las circunscripciones uninominales: todas las nóminas que se postulen deben estar integradas por un principal y un suplente de diferente género.
En las circunscripciones plurinominales pares: por lo menos la mitad de las nóminas deberá tener como principal a una persona del género femenino.
En las circunscripciones plurinominales impares: la diferencia por género a nivel del principal de la nómina no podrá ser superior a uno.
En todas las circunscripciones plurinominales: se adopta el sistema de alternancia mujer-hombre u hombre-mujer aplicable a todas las nóminas, de manera que dos personas del mismo sexo no puedan estar en forma consecutiva en la lista.
Otra propuesta es la eliminación de la cláusula que permite a los partidos incumplir el requisito de paridad en las listas.