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- 03/02/2024 00:00
- 02/02/2024 19:20
“Usted tiene que abonar algo para evitar llevarlo a cobro coactivo”, afirmó el lunes pasado una funcionaria del Banco Hipotecario Nacional (BHN) a Tomás, un capitalino que tiene un apartamentito modesto en uno de los proyectos de interés social que adquirió en la época del presidente Guillermo Endara (1989-1994).
Estupefacto, por no decir irritado, Tomás (nombre ficticio por razones obvias) le exigió a la persona que lo atendía “que le sacara su estado de cuenta” porque él no ha dejado de pagar nunca desde que, en los gobiernos de Ricardo Martinelli (2009-2014) y posteriormente Juan Carlos Varela (2014-2019), se reestructuraron las hipotecas de interés social que presentaban algún atraso.
De origen humilde, trabajador toda la vida, este panameño me refirió que no es uno de los 15.379 clientes morosos que dice el BHN le adeudan poco más de 76 millones de dólares (en total tiene 27.700 clientes), y como prueba tiene sus recibos de pago que mensualmente cumple con abonar conforme al compromiso que suscribió.
Venía del médico de hacerse unos exámenes preocupado por un ligero desmayo que le dio en plena calle unos días antes, con un diagnóstico preliminar de colesterol alto, que ahora por precaución lo ha obligado a dejar de hacer los “camarones” con los que se gana la vida.
La “extorsión” que sintió le estaban aplicando, para él no tiene ninguna justificación. Cuenta que otro señor mayor que estaba detrás de él esperando que lo atiendan le dijo lo mismo: “me han citado y yo no les debo nada”.
Tomás le explicó a la señora que lo atendía que él “no tenía plata” para hacer abonos extraordinarios y le exigía que le justificara la presión que estaba haciéndole.
“Es que si no abona algo vamos a tener que subir su expediente a otras instancias”.
De acuerdo con su estado de cuenta, al hombre, de 65 años, le falta pagar unos 2.000 dólares a capital, “pero después debo pagar casi otros mil dólares de intereses que durante el gobierno de Varela no nos cobraron, porque todo lo que abonaba ha ido a capital desde esa época”, sostuvo.
¿Fueron acciones populistas que ahora surgen en plena campaña electoral? Se pregunta el ciudadano “o están viendo como recogen plata (dinero)” a toda costa.
La mujer, a la que le explicó en detalle cómo y cuándo se habían firmado los arreglos de pago durante el mandato de Martinelli, y que él seguía abonando esa cifra, a pesar de que durante la administración de Varela le dijeron que podía pagar menos si quería, estaba en sus trece, o pagas algo o subo tu expediente.
A bocajarro le señaló que “tiene que abonar en quince días 600 dólares”, a lo que le contestó “no tengo esa plata, no hay trabajo”.
Pero, en esa soleada mañana de esta semana, de las que tuestan algunas neuronas, Tomás le dijo “cuánto menos me puede aceptar, a ver si lo consigo”.
La fémina lo miró directo a los ojos, pensó, miró los papeles y le anunció, “le puedo aceptar 200 dólares, pero tiene que cumplir”.
Atribulado por su problema de salud, sin trabajo, caminó a abordar el metro para dirigirse a su domicilio, cuenta, pensando en “porqué ahora salen con esto, cuál es la rebusca”, y recordó que en su edificio hay varios verdaderamente morosos y otros no, pero también rememoró los comentarios del vecindario que “alguien poderoso” quería ese terreno donde se levantan las edificaciones porque han cobrado valor ahora.
El BHN informó que quienes más le deben, 7,89 millones de dólares, son los habitantes del proyecto Altos de los Lagos, en Colón, y confirmó que está entregando las citaciones en los proyectos habitacionales para que se pongan al día en los pagos”.
Pero, entonces, “¿por qué citar a los que están al día conforme a su arreglo de pago, porqué cambiar las reglas del juego ahora que se van del gobierno?” pregunta.
“Esta entidad bancaria apoya desde sus inicios a la clase más necesitada del país, mediante el financiamiento de viviendas de interés social, ofreciendo los más bajos intereses del mercado y atendiendo de esta manera la cartera de préstamos hipotecarios”, dice el Banco en su memoria 2023.
El Banco Hipotecario está presidido por el ministro panameño de Vivienda, Rogelio Paredes.
La información institucional explica que hasta octubre pasado solo había ejecutado el presupuesto asignado de 24,31 millones de dólares, de los cuales el 45,9 por ciento se va en funcionamiento (salarios, gastos de oficina, etc.).
Lo curioso es que entre la redacción y los cuadros publicados por la entidad hay cifras dispares.
Pero salta a la vista que en cuanto al plan de inversiones está lejos de la meta, porque de los 13 millones de dólares destinados solo ejecutó 5 millones (39,3%) en el periodo mencionado.
Asegura que, de los 24 millones asignados de ingresos en el presupuesto modificado, a octubre pasado había captado 19,48 millones de dólares, o sea el 80,1%. Y encima, de la partida de Recuperación de Préstamos, fijada en 1,87 millones, logró recoger 3,66 millones de dólares, o sea que tuvo éxito al alcanzar el 195,6% por encima.
¿Qué sucede con Tomás y los otros prestatarios que están honrando su deuda, porque los presionan? Es una pregunta legítima.
Como Bienes Reposeídos tiene 3.597 (aunque en la publicación las sumas están mal), de los cuales 3.186 expedientes no tienen avalúos y otros 331 con avalúos vencidos, o sea no sabe el valor actual del 97,77 por ciento de lo que podría vender a otros panameños para recapitalizarse.
Según el banco, el año pasado mandó 101 citaciones, de los más de 15.000 morosos que reporta.
Recursos Humanos reporta que “durante los meses de 1 noviembre 2022 al 31 de octubre 2023, ingresaron a la entidad ochenta y cuatro (84) nuevos colaboradores y colaboradoras, haciendo un total de 395 colaboradores”, que en total el año pasado devengaron poco más de 5 millones de dólares.
Por otra parte, el BHN señala que “dentro del grupo de las pólizas que mantiene el Banco, están los colectivos de vida e incendio para sus prestatarios; cuyo costo está en la mensualidad del préstamo”.
No obstante, dice Tomás que su propiedad no tiene este beneficio.
Incluso tienen una oficina de Restructuración que actúa “cuando el préstamo refleja morosidad” y de acuerdo con la capacidad de pago del prestatario, “se le ofrece reestructurar su préstamo para ponerlo al día, con la opción de hacerlo bajo nuevas condiciones (tasa de interés y/o plazo)”.
Si Tomás, y muchos más, están cumpliendo con la restructuración que aceptaron en su momento, ¿tiene el banco la autoridad moral de variar las reglas del juego, sobre todo con ciudadanos de la tercera edad que arañan para cumplir su compromiso?
*periodista independiente y profesor universitario.