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Motores en movimiento: la introducción del automóvil en las calles de Panamá
- 09/08/2024 23:00
- 09/08/2024 14:07
La introducción del automóvil en Panamá durante la primera década del s. XX, luego de su invención entre 1885 y 1908 en Europa y EE.UU., llegó para alterar el paisaje urbano durante toda la centuria hasta la fecha. Los primeros vehículos empujados por un máquina de combustión interna y su popular modelo Ford T fueron exhibidos, utilizados y luego popularizados debido a las facilidades en el transporte y el comercio internacional además de la presencia norteamericana a partir de la construcción del Canal que apostaba por la implementación de la más reciente tecnología y su rápida adopción por las élites locales.
El 4 de julio de 1906 pasará a la historia del Istmo como el día en que debutó el primer automóvil en las calles de la ciudad de Panamá. La gran máquina, propiedad de Adolph M. Rosenthal, un comerciante de perlas que había llegado al Istmo en 1901, atrajo mucha atención al recorrer con gran pompa la avenida Central y la plaza de la Catedral (Star and Herald, 6 de julio de 1906). En ese momento se realizaban algunas progresivas adecuaciones a la superficie de las calzadas, cuyos vehículos aún se atascaban entre los adoquines del pavimento, según Rosenthal (Star and Herald, 5 de agosto de 1906). Posteriormente Rosenthal junto a R. G. Ward fundan la Compañía Nacional de Transportes, dedicados al alquiler de automóviles. En 1907 Rosenthal viaja a París con el fin de buscar recursos financieros para su empresa y encargar más automóviles en la capital francesa, mientras que Ward, un ingeniero civil de la Panama Railroad Company, regresó a Nueva York. En los medios locales sobre su partida se publicó: “ahora que todos estamos más o menos acostumbrados al claxon de los autos, mucha gente se pregunta, ¿cómo será esta ciudad después de que el señor Rosenthal se vaya el próximo domingo?. Nos deja unas impresiones muy gratas de viajes rápidos a Las Sabanas y un olor a gasolina. Por supuesto, a las damas no les molestaba el olor de la fuerza motriz, que siempre está reservado para el hombre que está detrás (Star and Herald, 31 de mayo de 1907).
Años más tarde se funda la Compañía General de Automóviles, constituida bajo las leyes de Panamá, por J. Gabriel Duque, Julio Orillac, Ricardo Bermúdez, Eric Barham y Tomás Gabriel Duque. La compañía se propone importar automóviles, taxis y camionetas para alquilar en Panamá y Colón. La base del negocio era el arriendo de los vehículos ya sea en horas de trabajo de las camionetas y el alquiler de los automóviles por día o por horas, según se acuerde. Al momento de su fundación se ordenaron dos camionetas y cinco automóviles para cinco pasajeros (Star and Herald, 4 de febrero de 1912). Desde 1912 hasta 1919 la empresa American Garage Smallwood Brothers inició la comercialización del modelo Ford T en las ciudades de Panamá y Colón.
La introducción del vehículo a motor fue un elemento más a la coexistencia en la calle y del derecho de vía entre peatones, coches y omnibuses tirados por caballos y el tranvía. Existía la creciente necesidad de regular el tráfico, especialmente en la avenida Central, debido a los constantes accidentes entre carruajes y automóviles, como uno reciente que involucraba a un funcionario del gobierno norteamericano. ¨La mayoría de los taxistas eran, en el mejor de los casos, malos conductores, muchos de ellos nunca han maniobrado un caballo antes y, con el aumento del número de vehículos y la introducción de automóviles en las calles estrechas, es seguro que se produzcan accidentes. Una de las propuestas era la reglamentación que obligase a todos los carros de transporte pesados a tomar calles laterales, excepto cuando se entregan mercancías a la avenida Central, que ayudaría a aliviar la congestión vehicular. Unas cuantas lecciones dadas a los conductores panameños sobre el manejo de los animales también podrían servir para atenuar el mal (Star and Herald, 18 de octubre de 1910).
Los primeros en reglamentar el tránsito en Panamá fueron las autoridades de la Zona del Canal quienes decretaron en 1910 un impuesto sobre los automóviles y otros vehículos, con la aprobación del Secretario de Guerra, que provocó considerable agitación entre los propietarios en Panamá, afectados también por la nueva disposición. Los impuestos no sólo eran injustos sino ilegales pues, como doble gravamen, ya habían sido pagados en el territorio nacional. Los usuarios y comerciantes enviaron un vigoroso mensaje al presidente Arosemena firmado por: Pedro Arias F., Enrique de la Guardia, J. Gabriel Duque, R. Estripeaut. La queja fue llevada al gobernador de la Zona del Canal Maurice Thatcher por el Ministro de Relaciones Exteriores Boyd (Star and Herald, 11 de diciembre de 1910). A raíz de esto, en la sesión del Concejo Municipal se establece que todos los vehículos, tanto de uso privado como público, deben estar registrados en la Tesorería Municipal y se les debe asignar un número, incluyendo los automóviles, bicicletas y coches.
Las reparaciones al camino de acceso a Panamá La Vieja que permitía el acceso a los vehículos, incluidos los automóviles, hasta el puente desde donde se puede llegar a las ruinas en un corto paseo, impulsó las visitas hacia el sitio de la antigua ciudad y así como sus fiestas turísticas (Star and Herald, February 20, 1912).
La introducción del automóvil fue un punto de inflexión en la historia urbana y social del país. Ha tenido un profundo impacto en la estructura de la ciudad y en la vida cotidiana de sus habitantes. Las calles y avenidas de Panamá experimentaron un rediseño significativo para acomodar el creciente tráfico vehicular así como la necesidad de infraestructura adecuada, como carreteras pavimentadas, puentes y estacionamientos. También contribuyó a la transformación económica y social del país, fomentando la creación de nuevos negocios, como estaciones de servicio, talleres mecánicos y concesionarios de automóviles. A nivel social, cambió la dinámica de la vida urbana, alterando la forma en que las personas interactuaban con su entorno y con otras comunidades. Sin embargo, estos avances; como el desplazarse con mayor rapidez y eficiencia, también trajeron consigo desafíos, como el aumento de la contaminación, la congestión vehicular y la necesidad de regular el tráfico. A pesar de estos retos, la introducción del automóvil en Panamá se considera un hito clave en la evolución de la ciudad, un símbolo del progreso y modernidad que continúa moldeando la vida en la capital panameña hasta el día de hoy.