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- 23/03/2024 12:02
- 23/03/2024 11:48
La construcción de viviendas privadas ha sido muy dinámica en las últimas décadas en Panamá gracias a factores como el desarrollo de infraestructura y los subsidios, entre otros, y una vía para impulsar aún más el crecimiento del sector es la implementación de una política asertiva de promoción del empleo formal, dijo a EFE el presidente de la Cámara Panameña de la Construcción (Capac), Alejandro Ferrer.
El déficit habitacional se ha reducido de forma importante, de acuerdo con informes de multilaterales, aunque persisten problemas en cuanto al acceso a soluciones habitacionales dignas, la calidad de la viviendas o su acceso a los servicios.
La construcción, uno de los motores de la economía de Panamá, “ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años” y en ese contexto, “el mercado de la construcción residencial mantiene dinamismo”, con “buenos resultados en la construcción de obras privadas”, señaló Ferrer, precisando que actualmente “este sector cuenta con un inventario de alrededor de 19.277 unidades y ventas totales registradas en el 2022 de 7.280 unidades”.
El ingeniero y presidente de la Capac atribuye la situación al aumento de la población, el desarrollo de infraestructuras viales y de servicios, la estabilidad económica y política y la inversión extranjera que atrae el país, además de los programas gubernamentales de vivienda y facilidades de financiamiento que han estimulado la demanda de viviendas.
La construcción fue una de las actividades más impactadas por la casi paralización de la economía de Panamá en el 2020 a causa de la pandemia de la covid-19, pero el mercado inmobiliario “no solo ha logrado recuperarse, sino que el mercado residencial de propiedades de más de 120.000 dólares lideró la recuperación, con transacciones registradas al primer semestre del 2023 por 380 millones de dólares”.
Esa así que, explica Ferrer, la venta de viviendas a extranjeros, “que había disminuido a 32 % del total, regresó durante 2022 a los niveles prepandemia (39 %)”, y de 2018 a 2023 las ventas secundarias ganaron relevancia pasando del 30 % al 40 % del total de las ventas.
Los precios relativamente bajos han permitido este comportamiento, puesto que si se compara “el valor promedio del metro cuadrado de apartamentos a marzo de 2023, Panamá cuenta con un precio de 1.712 dólares, con una economía dolarizada, muy por debajo de otras ciudades como Montevideo, Santiago, Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro y Lima”, afirma el presidente de la Cámara de la Construcción de acuerdo con el informe de Relevamiento Inmobiliario De América Latina (RIAL).
Así, según el informe, el precio de Montevideo sería de 3.146 dólares el metro cuadrado; el de Santiago, 2.915 dólares; Ciudad de México, 2.531 dólares; Buenos Aires, 2.362 dólares; Río de Janeiro, 2.277 dólares, y Lima, 2.117 dólares.
“Las proyecciones a futuro para el sector de la construcción de viviendas en Panamá son generalmente optimistas”, añade Ferrer, que alerta que estas siempre estarán también influidas por aspectos como la estabilidad económica global.
En Panamá, señala Ferrer, el financiamiento hipotecario está disponible para los compradores de viviendas, tanto para nacionales como para extranjeros, con financiamientos a plazos de hasta 35 años.
Cita datos de la Superintendencia de Bancos según los cuales el saldo de la cartera de créditos para el sector hipotecario creció 3,9 % en 2023 “siendo uno de los sectores con buen desempeño”.
Pero admite que la implementación de “políticas laborales o de empleo formal” impulsarían aún más el sector, porque ahora “Panamá genera poco empleo formal (...) existe mucha informalidad, la cual impide a las personas acceder a oportunidades de crédito”.
El estudio ‘Condiciones habitacionales y déficit de vivienda en la década de la construcción de Panamá’, publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 2021, señala que la política de vivienda en los últimos años en Panamá se ha enfocado principalmente en la legalización de asentamientos informales, el otorgamiento de subsidios para facilitar la compra al sector privado, la promoción de la construcción y el mejoramiento de las viviendas deficientes a través de la autoconstrucción, y la construcción de viviendas de interés social.
Es así que el déficit habitacional ampliado, que mide las necesidades de los hogares en materia de vivienda nueva, la necesaria reparación o mejora de las existentes y las que presentan deficiencias en el acceso a servicios básicos, se redujo de forma significativa: del 50,6 % de hogares en 2007 al 28,9 % en 2019.
El estudio precisa que para 2019 se requería la construcción de 81.818 viviendas para suplir a la población que vivía en condiciones inhabitables, mientras que 36.564 viviendas necesitaban ser reparadas o mejoradas.