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Los panameños de hoy están ‘limpios’, pero no ‘contentos’
- 29/04/2024 00:00
- 28/04/2024 14:10
“Limpio, pero contento” fue la manera en que el compositor y cantante Pedro Altamiranda resumió de manera magistral el sentimiento del panameño de a pie, en su canción Carnaval en la Central del año 1983, pero 40 años después las cosas han cambiado, y aunque los panameños seguimos “limpios”, ya no estamos “contentos”.
Este año Panamá logró el puesto 39 entre los 143 países que participan en la medición anual del Índice Global de Felicidad, que es una publicación de las Naciones Unidas. El resultado todavía es muy bueno, pero si se compara con años anteriores deja ver que los panameños ya no son tan felices como en 2015 o en 2016 cuando logró el puesto número 25, o en 2013 cuando ostentó el lugar número 15. Según el índice, los países cuyos números están más cercanos al uno son los más felices, y los más alejados son los menos.
Carlos Escudero-Núñez, sociólogo y docente universitario analiza el tema desde su óptica profesional y deja algunas reflexiones:
¿Será que la democracia no era lo que esperábamos o hay otros factores que incidieron negativamente en el estilo de vida de los panameños en los últimos 30 años?
El problema habría que determinarlo a partir del modelo de país que se fue forjando desde 1990, cuando se implementaron políticas neoliberales que trajeron consigo una serie de recetarios de privatización que no han mejorado la calidad de vida del panameño, sino al contrario, encarecieron todo. Además de que no se está apostando por hacer crecer el desarrollo humano y social, sino que se está más interesado en el mercado como motor de cambio, y no es por ahí.
¿Cómo afectó la gran oferta de crédito que había en Panamá?
Más poder de endeudamiento en la población. Somos uno de los países con la mayor tasa de endeudamiento, por detrás de países de la región. Actualmente cada panameño debe alrededor $12.000 solo en materia de deuda general.
¿Por qué elegimos un presidente y hasta nos peleamos con quien piensa diferente, y tres meses después de elegido lo queremos quemar vivo?
Lo que he podido ver es que al panameño le apasiona la política. Pero, más que nada el trasfondo de la competitividad y el pasionismo de decir qué candidato es mejor y cuál es peor. Sin embargo, ese pasionismo sin análisis de los candidatos trae consigo que al momento de racionalizar y pensar los candidatos elegidos, nos demos cuenta de que nos hemos equivocado, es lo que trae ese problema cada quinquenio. Hay que elegir con el cerebro y no con el corazón.
¿Bajó la calidad de los dirigentes políticos o cada vez hay menos tolerancia?
Bajó la calidad hasta el segundo sótano. Podríamos decir que desde hace 40 años no ha habido buenos dirigentes políticos en nuestro país, a excepción de alguno que otro que sí ha hecho la cosa bien y ha recibido el aplauso de la población.
¿A qué atribuye usted que cada vez haya funcionarios mejor preparados en los gobiernos, pero aumenta el nivel de insatisfacción sobre la gestión?
No se les está tomando en cuenta a los que mejor preparados están para la cuestión pública. Normalmente los mandos de toma de decisiones en cargos públicos están llenos de personas sin la debida formación, conocimiento o competencias para los cargos; al final son puestos políticos.
¿Por qué el panameño no se educa en un país en que la educación no es tan costosa?
Yo no diría que no se educa. Podría decirse que hay deficiencias en algunas áreas de la educación que podrían subsanarse con mejoras al propio sistema de educación público. Si lo vemos desde la educación superior cuando se dice que no es costosa, hay que considerar que no solo es pagar una matrícula, también implica alimentación, transporte, útiles, libros, etc. Además de considerar que muchos estudiantes ante el elevado costo de la vida son un brazo económico en el hogar, lo cual les complica la labor de trabajar y estudiar.
¿Panamá es un país de igualdades o en los últimos 30 años se han acentuado las diferencias y el poco derecho a la igualdad?
Bueno, depende. Si hablamos de igualdades en el acceso a la salud pública de calidad, la vivienda, la educación pública de calidad, un salario digno y sin precarización, hemos ido en retroceso en materia de igualdad. Sin embargo, lo que se buscaría es equidad en donde las personas no tengan que cerrar una calle para tener agua, servicios de calidad y demás, sino que tengan acceso a ello sin mayor problema.