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Realicé mis estudios en la ciudad de México, en la especialidad de inadaptados sociales e infractores; pertenezco a la promoción de 1981 y he servido a mi país desde entonces.
Hablamos de una loable y noble profesión que por años han ejercido grandes profesionales, siempre pensando en el bienestar de los demás y en el personal.
La sociedad panameña necesita, servirse unos a otros, con responsabilidad, equidad y compromiso.
Según la Real Academia Española, “Una profesión es una actividad habitual de una persona, generalmente para la que se ha preparado, que, al ejercerla, tiene derecho a recibir una remuneración o salario.
Nuestra carrera nos da una serie de satisfacciones, porque nos permite ver cara a cara todo lo que a un ser humano, su familia y su entorno, les tocó vivir y viven; en circunstancias en las que les podemos asegurar, que no son nada halagadoras, trae consigo unas serie de sufrimientos, regularmente para quienes se convierten en víctimas.
La mayoría de las veces, la población que atendemos busca que se les ayude a resolver sus dificultades o de pronto tener las herramientas necesarias para afrontarlas en forma correcta, aunque no se les resuelva su vida por completo, que por lo menos tengan una segunda oportunidad.
¿A quiénes nos referimos? A aquellos que nos permiten servirles, que necesitan ser escuchados, ser atendidos, que crean en ellos, que los ayuden a salir de la vulnerabilidad que les ocasiona el vivir con muchos conflictos y por lo que los etiquetan, que son excluidos si no son atendidos adecuadamente de forma oportuna y sin los conocimientos científicos necesarios para tal fin.
Somos parte de un equipo técnico que aportamos para que puedan crear conciencia de que hay otra oportunidad en su vida. Muchos niños, jóvenes y adultos están esperando una luz de esperanza, esa mano amiga, con firmeza, pero con cariño; esa gente que no nació con la intención de hacer el mal, pero que el tejido social no les permite a todos salir bien librados.
Somos de esas profesiones consideradas por muchos como no importantes, que no da estatus, que no todos quieren realizarla y que regularmente se preguntan ¿quién estudia eso?, sin saber que hacemos un trabajo tras bastidores, silencioso, porque quizá no se tiene claro, que, si llegamos a más personas que conozcan su verdadero valor, aunque nacieron en un entorno hostil y en problemas, no están condenados a vivir una vida eternamente en situación dificultosa, es entonces allí donde nuestra profesión se hace más humilde, pero más exitosa.
Cada especialista de esta hermosa y plausible profesión tiene mil anécdotas que contar, testigos de su labor que son testimonios de vida, que nos hacen ser cada día más humanos más sensibles. Es justo que después de estudiar, con muchos sacrificios y con dedicación, se nos permita tener el respaldo legal y social por el trabajo que realizamos.
Orgullosamente somos especialistas en inadaptados sociales e infractores (EISI) con derecho a ser respetados, reconocidos y a recibir una remuneración acorde con nuestra labor como cualquier otra profesión.
Llegó por fin lo que tanto se anhelaba, la Ley 222 del 8 de junio de 2021, que reconoce el ejercicio de las profesiones licenciado y técnico en inadaptados sociales e infractores. Desde la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), nos comprometemos a seguir trabajando con el mismo ímpetu, pasión y compromiso que hasta el momento nos ha caracterizado.