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Generación desilusionada: La juventud desconfía de la democracia
- 15/11/2023 00:00
- 15/11/2023 00:00
Hace aproximadamente un año tuve la oportunidad de participar en el programa “Portada” del diario La Estrella de Panamá, que dirige el profesor Juan Cajar. Dentro de ese espacio predijimos que “lo que ocurrió en las manifestaciones de julio (2022), evidenció la realidad del Estado panameño en su fragilidad, una situación que fácilmente puede repetirse en el futuro”.
Los panameños desean paz, desarrollo, armonía, democracia, no violencia, parálisis temporal de las actividades económicas y confrontación social. Nuestro análisis de hace un año apuntando a lo que está ocurriendo hoy, no lo hicimos desde el deseo de que ocurriera, sino desde una lectura de la dicotomía ciudadanía - Estado en la actualidad.
Existen elementos fundamentales en relación con la evolución del sistema económico que afectan la democracia, entendiendo sumariamente democracia como el sistema institucional por medio del cual se toman decisiones que nos afectan. La pregunta que nos hacemos es: ¿Es nuestra democracia confiable al momento de tomar decisiones?
De ser negativa la respuesta, pasamos a la siguiente pregunta: ¿En nombre de quién se toman las decisiones en Panamá?
Hace 20 años Panamá negoció un TLC que ponía en peligro la actividad del sector primario en beneficio de otro Estado - nación, sin embargo, las relaciones de poder económico se han ido transformando a nivel global de tal manera que hoy podemos percatarnos de que son las transnacionales, no solo los Estados - nación, las que controlan las actividades económicas (incluso orientan las transformaciones de la cultura de acuerdo con su cosmovisión, pero ese es motivo de otro análisis).
Las empresas transnacionales “se han convertido en una poderosa fuerza, capaz de influir no solo en el comportamiento de los flujos comerciales y financieros mundiales, sino también en la orientación de las políticas socioeconómicas de los países en desarrollo y en su modelo de inserción en la economía internacional” (Romero y Vera, 2014). Se trata de la construcción de un nuevo orden industrial internacional dominado por un núcleo de grandes empresas transnacionales que según Cepal (Comisión Económica para América Latina) “dificulta la vida de la gran mayoría de los países en desarrollo”.
El poder y la influencia de los accionistas del extractivismo minero es tal, que tan solo días luego de que las protestas iniciaran, se desmejoraron los índices crediticios del país. Una de las razones de peso esbozadas en la explicación de esta reducción es justamente la devolución de la ley minera First Quantum por parte de la Asamblea Nacional, lo cual evidencia el enorme poder que tienen las empresas transnacionales.
Volviendo a las preguntas planteadas sobre la toma de decisiones en Panamá, hace un año en “Portada”, explicamos que existe enorme “desconfianza” de las nuevas generaciones en las instituciones democráticas, también en los adultos, pero de forma generalizada esta desconfianza en la democracia y sus instituciones se agudiza profundamente en los menores de 35 años.
La encuesta realizada hace algunos meses, Can Democracy Deliver? (¿Puede la democracia dar resultados?) de la Open Society Foundation, que consultó a 36.000 personas en 30 países, pone en evidencia lo que otras encuestas y el análisis racional ya habían manifestado: La juventud poco a poco está dejando de creer en la democracia.
Uno de los resultados evidentes de esta encuesta es en torno a la pregunta de si la democracia aún es preferible a cualquier otra forma de gobierno; entre los mayores de 56 años y más, el 71% por ciento está de acuerdo con esto, pero entre los menores de 36 años solo el 57% tiene fe en la democracia. (Barómetro mundial de Open Society Foundation).
Según estudiosos de la democracia a nivel mundial lo que está en crisis es la democracia representativa. Nos referimos a la democracia que tenemos hoy, donde se vota por representantes que luego pueden dar la espalda a los votantes, sus intereses y aspiraciones sin rendición de cuentas hacia sus votantes y sin la participación activa de estos últimos en las tomas de decisiones. Este modelo de democracia minimalista se encuentra agotado y debe ser superado en el nuevo milenio.
La clase política no representa a la juventud panameña. Tampoco a los más adultos, pero el problema de desconfianza se agrava en los menores de 35 años.
Otro de los aspectos mencionados en la entrevista en “Portada” de diciembre de 2022 fue que “La juventud se encuentra en una situación que busca un cambio del statu quo”.
La jornada de protesta marca un despertar político de las nuevas generaciones, que podría indicar el principio del fin de una forma de democracia que no garantiza, en lo absoluto, que las decisiones que se tomen sean en beneficio del bien común y cuenten con respaldo popular.
Pasar de la protesta como reacción a la falta de representatividad en la toma de decisiones hacia una propuesta de una nueva democracia que garantice la participación, la transparencia y la rendición de cuentas, es el paso que debemos dar en conjunto, tanto el sector privado - empresarial, los gremios, la academia, la sociedad civil, pero sobre todo la juventud, si queremos garantizar la paz social a mediano y largo plazo.
De no hacerlo pondremos en riesgo las inversiones, el crecimiento, el desarrollo y el avance del país en los próximos años y seguiremos removiendo el caldo de cultivo para la confrontación social en las calles.
Confiamos en la capacidad de los panameños y de la juventud para estar a la altura de los acontecimientos, y poder pasar de la protesta a una propuesta real acerca del futuro de la democracia en Panamá, una democracia en la que podamos confiar y de esta forma establecer una visión compartida del país que queremos en el nuevo milenio.