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La falta de un plan para combatir la criminalidad dispara los homicidios
- 21/02/2020 00:00
- 21/02/2020 00:00
Los homicidios son perpetrados con mayor violencia asociados al ajusticiamiento de cuentas del narcotráfico.
Los asesinatos son la conducta criminal que impacta con más fuerza a la sociedad por el ensañamiento y alevosía con que se están cometiendo. Hecho que envía un mensaje de intimidación a terceros.
De acuerdo con las estadísticas del Ministerio Público, a diario se registran dos homicidios. Las cifras de la institución indican que los delitos se están duplicando en el último y primer mes de cada año. Por lo menos así ocurrió en los dos últimos años (2018, 2019, y 2020).
Por ejemplo, en diciembre de 2018, los homicidios sumaron 30. Un año después se reportaron 73 casos. El mismo fenómeno se produjo para enero de 2019 cuando se reportaron 43 víctimas. Un año después (enero 2020), los asesinatos sumaron 64.
El criminólogo Marco Aurelio Álvarez está convencido de que la violencia se ha generalizado en todo el país. “El gen de crimen se esparció por todo el territorio”, añade. Y para contextualizar expone que antes los hechos delictivos estaban confinados a las zonas rojas y guetos de la ciudad de Panamá. Pero, la ciudad creció y muchas de las personas que vivían del delito se han esparcido a otras áreas del país, llevando el crimen bajo el hombro. “Los pistoleros, capos y patrones de bandas consiguieron otros niveles de vida”, explicó.
El criminólogo considera que los panameños están adoptando una conducta violenta como estilo de vida. Álvarez, por ejemplo, dice que “no puedes rozar un carro porque de una vez se forma una reyerta en calle. La violencia también la vemos en el manejo de autos y en el hogar”.
El experto considera que los asesinatos irán en aumento porque existen muchas armas en las calles en manos de personas que no están autorizadas. Esto es consecuencia del tráfico ilegal de armas, “hay un mercado negro de estos objetos, que están siendo puestos en manos de los delincuentes”, concluyó.
El sociólogo Marco Gandásegui calificó como “impresionante” el salto cuantitativo que experimentaron los homicidios. Atribuye los asesinatos a la falta de coordinación entre las instituciones de seguridad del país. Indicó que se pensó que cambiando el ministro (Rolando Mirones) los problemas se iban a solucionar, pero no será así. La realidad -continúa- es que no existe una política que enfoque correctamente el problema de la inseguridad y criminalidad.
Está convencido de que está pasando algo que las autoridades y criminólogos de la Policía Nacional no están viendo. Y lo peor es que si no se tiene una hipótesis para empezar a investigar las causas del incremento de los delitos, será muy difícil encontrar una solución, dijo.
La criminalidad, según el sociólogo, es el resultado directo de las relaciones sociales que se dan en un país. En Panamá, las tasas de criminalidad (robo y hurtos, entre otros) son altas. Pero, las tasas de homicidio son bajas. ¿Por qué se dispararon?, se pregunta el sociólogo.
Gandásegui indicó que la criminalidad es una consecuencia directa de la desigualdad social. “La solución es eliminar la desigualdadpara disminuir la criminalidad”, asevera. Pero en su opinión “no existen políticas que vayan en esa dirección. Sabemos que vamos a continuar con altas tasas de criminalidad”, aseguró.
Otro especialista en el tema, que pidió reserva de su nombre, indicó que la delincuencia está proliferando como consecuencia de una recomposición de los territorios en poder de carteles de la droga. “Es un sistema de recomposición de fuerzas y territorios que viene del norte (México) al sur y del sur (Colombia y Venezuela) hacia arriba (México). En el medio está Panamá”, establece.
Pero, aparte de la recomposición de los carteles está ocurriendo otra situación que provoca asesinatos. La fuente explicó que la droga no se está pagando con dinero sino con especie. Los que la reciben deben colocarla en paquetes más pequeños para comercializarla en los barrios. Entonces, ocurre que los vendedores se cruzan en los barrios y empieza la competencia por el mercado y los territorios. Muchas veces estas disputas terminan en homicidios, indicó.
Otro fenómeno que se está produciendo en la introducción de la mujer en este campo, que se dedica al transporte de la droga, y trae como consecuencia la muerte de muchas.
“La seguridad ciudadana se está viendo afectada por crecimiento de la delincuencia. La población exige más control y represión. El efecto del narcotráfico se apodera de las calles, la violencia afecta la paz comunitaria. Las pandillas se apoderan del país, son como un cáncer, invadiendo los puntos más recónditos del territorio nacional. La fusión de estos grupos delincuenciales con el crimen organizado genera olas de violencia, principalmente en la ciudad capital”, predecía el Friedrich-Ebert-Stiftung, en un análisis de la seguridad interna de Panamá, en 2013.
Siete años después, la visión de la fundación se asemeja más a la del país, comentó una fuente. “La mayoría de los jóvenes abandonan las aulas de clase para ingresar a las pandillas. La falta de una política criminal debilita la efectividad de las políticas públicas, aunado a la falta de consultas a los distintos sectores sociales”, señala el documento.