El eslabón perdido

BOGOTÁ, COLOMBIA. El 29 de agosto de 2008, en momentos en que el Grupo DMG y sus empresas asociadas migraban desde Colombia hacia Panam...

BOGOTÁ, COLOMBIA. El 29 de agosto de 2008, en momentos en que el Grupo DMG y sus empresas asociadas migraban desde Colombia hacia Panamá, Venezuela, Ecuador y España, la abogada Margarita Pabón Castro, el cerebro jurídico y mano derecha de David Murcia (hoy detenida en Colombia), hizo un alto en el camino. Sabía que la compañía estaba creciendo como un monstruo de mil cabezas y que, desde el apartamento que habitaba en las Torres del Miramar en la Avenida Balboa, su jefe -mientras miraba el mar- inspiraba su agudo y maquiavélico olfato empresarial. Por eso sus requerimientos cada día eran mayores.

Agobiada por tanto trabajo, ese mismo día, Pabón empezó a hacer una detallada relación de aquellas obligaciones que tenía pendientes y que no la dejaban conciliar el sueño. En su computador personal, a algunos de cuyos archivos tuvo acceso La Estrella, escribió la relación y, era tanto el trabajo que tenía, que logró recopilar 48 tareas para ejecutar.

Entre ansiosa y concentrada, la joven mujer barranquillera -casada, con dos hijas pequeñas y muchos problemas con su pareja Luis Fernando Cediel- sabía que ella era el cerebro oculto de la operación y no quería fallarle a Murcia, a quién había conocido hacía más de dos años a través de un amigo en común, Daniel Ángel.

La lista de pendientes de Pabón reflejaba la preocupación por su situación familiar y conyugal. Por eso, entre los primeros diez puntos de su agenda de asuntos por cumplir, determinó cómo se haría el divorcio de su esposo, cómo se liquidaría la sociedad conyugal, cómo pagarían las deudas y de qué manera ella giraría 30 millones de pesos mensuales (15 mil dólares) para la manutención de su marido. En ese momento, Pabón era una mujer multimillonaria, gracias a la libertad que Murcia le daba para manejar su emporio.

Su generosidad traspasaba las fronteras de la bondad. En cuanto a sus suegros, decidió que les dejaría una casa y que les entregaría varios autos de Murcia: el Masseratti, el Mercedes Rojo y el Lamborginni Naranja.

Pabón también tenía dos asuntos que concluir: comprar seguros internacionales de vida y otros en Colombia para Paola Murcia, la hermana de David, y para Joanne Ivette León, su esposa.

LA AGENDA EN PANAMÁ.

Pero quizás el mayor peso de las obligaciones que sentía ese día, tenía que ver con las actividades de Murcia en Panamá. De hecho, en las semanas anteriores, se había reunido varias veces con su jefe en ese país. En su relación de asuntos incluyó, por ejemplo, que el 50% de un avión que estaba en Panamá era de David Murcia y estaba pendiente que le entregaran unas acciones.

Las gestiones que estaba adelantado Pabón no eran de poca monta. Como obligación número 13 por cumplir, en la relación escrita que hizo ese día, apareció el nombre del empresario Martín Rodin. Según el archivo del computador de Pabón, conocido por este diario y actualmente en manos de las autoridades colombianas (ver facsímil), la abogada tenía por concretar “Buscar a Díaz a través de William S (Suárez) y (Ernesto) Chong, pedirle cuentas de los negocios con Martín y del caballo y Monthy, apartamentos de Martín (SIC)”. Pabón tenía además, según el listado, otros negocios por finiquitar en Panamá, como unos lotes en la zona de Colón y definir la compra de cuatro yates.

Después de mencionar algunas actividades que la comercializadora DMG ejecutaría en Venezuela, las preocupaciones de la abogada retornaron a Panamá, donde estudiaban una nueva estrategia empresarial para entregar a los clientes unos bonos prepago similares a los Sodexho.

Al llegar al punto 25 de la agenda, Pabón anotó una tarea de alto calibre: la necesidad de una reunión con el presidente Martín Torrijos. En su lista de tareas, la abogada escribió: “Pendiente una reunión con el Presidente de Panamá que está coordinando Adriana Betancour (SIC)”. Al respecto se pudo establecer que Adriana Betancour fue funcionaria de la Gobernación de Cundinamarca (un departamento en el centro de Colombia) hace unos años y se convirtió en otra de las personas de alto nivel que la organización de Murcia contrató para hacer gestiones consideradas como imprescindibles. En declaraciones a medios colombianos, Betancour reconoció en noviembre del año pasado sus nexos con Margarita Pabón y haber tenido un contrato por 90 días con DMG, por el cual le pagaron 30 millones de pesos colombianos (alrededor de 15 mil dólares de entonces).

De hecho, en la misma relación la abogada Pabón señala que “ella (Betancour) tiene el texto de la reforma”. Según explicó una fuente cercana al caso, el propósito del contacto era que Betancour hiciera gestiones ante el gobierno de Panamá con el fin de que se aprobara una serie de reformas tendientes a legitimar los mecanismos de operación de DMG y las cerca de 200 empresas que se conformaron en el país, para que pudieran funcionar sin ningún inconveniente y debidamente autorizadas por las organismos locales.

Entre los otros asuntos prioritarios para desarrollar en Panamá, Pabón también menciona la necesidad de girar 1.5 millones de dólares para legalizar compañías y la obligación de buscar dos socios con solvencia. Según consignó la abogada en su lista de pendientes, la idea era “montar grupos nuevos que clonen el nuevo sistema de pago de posicionamiento de marca, con todo organizado y perfecto desde el principio, tarjetas, televisión y sociedades”. Según se deduce del escrito, la idea era replicarlo en Panamá y varios países de la región.

El alcance que tuvieron la estrategia de la abogada Margarita Pabón y las gestiones de la hasta ahora desconocida Adriana Betancour en Panamá, aún no se conoce. Sin embargo, los archivos de la abogada, actualmente bajo investigación de las autoridades colombianas, las podrían convertir en el eslabón perdido de la historia de DMG en el país, la cual tuvo un momento cumbre la semana pasada cuando Murcia aseguró a varios medios panameños, entre ellos La Estrella, que había aportado 6 millones de dólares para las campañas de los candidatos del PRD a la Presidencia y la Alcaldía de Panamá.

Uno de los elementos que la ha dado alta credibilidad al contenido de este archivo es que en una lista de pagos urgentes del 15 de junio de 2008, encontrada en la misma unidad de memoria USB, aparece una relación de giros a diversas personalidades de la política colombiana, los cuales fueron corroborados con grabaciones que salieron a la luz pública la semana pasada en el vecino país, y le costaron la cabeza al Consejero para los Municipios del Presidente Uribe, Félix Alfázar González. En esa misma relación aparece Adriana Betancour con un pago pendiente de $ 10 millones, es decir alrededor de 5 mil dólares de ese momento (ver facsímil), los cuales no se descarta que hayan sido reconocimiento por sus gestiones en Panamá.

Aunque por ahora en las investigaciones que se adelantan en Colombia la mayoría de las miradas están puestas en David Murcia y su socio Daniel Ángel, estos documentos muestran que –en lo concerniente a Panamá- Margarita Pabón jugó un papel poco despreciable. La abogada está recluida en la cárcel El Buen Pastor de Bogotá desde el pasado 21 de noviembre, hace un mes aceptó cargos por captación ilegal de dinero y lavado de activos, y en los próximos días se conocerá su sentencia.

Fuentes cercanas al caso han manifestado que los archivos de Margarita Pabón tienen mucha más información sobre la estrategia de David Murcia en Panamá, tanto en el terreno económico, como en el político. Por ahora, éste es apenas un secreto que se empieza a develar. Si, como se presume, ella diseñó la estrategia de DMG para llegar hasta el propio presidente Torrijos, la pregunta que surge es ¿lo lograría? El Presidente ha negado categóricamente haber tenido vínculo o contacto alguno con DMG y el propio Murcia dijo, en su entrevista a La Estrella, que no conocía a Torrijos. Pero, ¿hasta dónde, entonces, logró llegar Betancour? ¿Quiénes eran sus contactos en Panamá?

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