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El censo de 1950: un vistazo al problema de la vivienda en la ciudad de Panamá
- 12/12/2020 00:00
- 12/12/2020 00:00
A inicios de la década de 1950, la ciudad de Panamá se encontraba enmarcada en un contexto de agitada inestabilidad política y social. El país estaba inmerso en una fuerte depresión debido al recorte del gasto militar estadounidense que produjo la finalización de la Segunda Guerra Mundial y que afectó la actividad económica. A esto se sumaba el rechazo del tratado Filós-Hines (1947) que pretendía extender la presencia de las bases estadounidenses en territorio panameño.
En lo político, esta década vería el ascenso y caída de la controvertida figura del coronel José Remón Cantera, quien jugaría un rol fundamental en la profesionalización y militarización de la policía, al tiempo que negociaba con Estados Unidos la ampliación de la participación panameña en las oportunidades comerciales derivadas del Canal y la Zona.
Sería bajo este marco de agitación política que se realizaría el Censo de Población de 1950, año en el que también se efectuó el primer Censo de Vivienda en la República de Panamá. Este Censo de Vivienda permitió por primera vez al país, contar con datos como el número de viviendas ocupadas, tenencia, materiales de construcción utilizados, monto del pago de alquiler, tipo de vivienda, acceso a agua potable y servicio sanitario.
De acuerdo con este Censo de Población, para 1950 la población de la República de Panamá era de 805,285 habitantes repartidos en nueve provincias, 63 distritos, una comarca indígena, 335 corregimientos y 6,638 caseríos. El 50% de la población vivía en lugares de menos de 500 habitantes, con una densidad de 11 hab/km2, estando el 32% concentrada en los distritos de Panamá y Colón.
La población urbana era de 289,697 habitantes distribuidos en 28 localidades, 36% del total de la población, un aumento del 2% desde el censo en 1940, siendo la ciudad de Panamá, con 174,600 habitantes, la más poblada. Dentro de este nuevo universo urbano que conformaba la ciudad de Panamá, se incorporarían barrios de reciente creación como Altos del Golf (519 Hab.), Miraflores (478 Hab.), Parque Lefevre (5,008 Hab.), y Vista Hermosa (3,906 Hab.).
Por su parte, barrios como Río Abajo (10,031 Hab.), Pueblo Nuevo (4,592 Hab.), Carrasquilla (3.334 Hab.), San Francisco (3,905 Hab.) y Paitilla (4,441 Hab.), doblarían su población desde el último censo realizado en 1940.
En lo que respecta a la población extranjera, el censo de 1950 en la República de Panamá indica que la misma se había reducido en contraste con el censo de 1940 de 8% al 6% en 1950, manteniendo una distribución similar a la de este último censo, concentrándose el 76% de los extranjeros en los distritos de Panamá y Colón. En cuanto a la procedencia de los migrantes, esta sufrió una reducción en la población nacida en las Antillas, mientras que reflejó un aumento de los ciudadanos nacidos en países centroamericanos, especialmente de Costa Rica, Nicaragua y El Salvador.
Los datos de migración interna reflejan el fuerte poder de atracción que ejercían las ciudades de Panamá y Colón como destino de los migrantes interioranos.
Los datos de este censo indicaban que las provincias que reflejaban el mayor número de migrantes correspondían a Coclé (10,087 Hab.), Los Santos (10,090 Hab.) y Chiriquí (7,408 Hab.). Los distritos que atrajeron los mayores flujos migratorios de interioranos fueron, Arraiján, Capira, La Chorrera y Panamá. Dentro de estos, el caso de Arraiján es de particular interés, ya que el mismo duplicó la población registrada en el censo de 1940, producto del flujo migratorio interiorano.
En el caso de las características de la vivienda, se presenta un trabajo especial de tabulación y mapeo de esta información a nivel de manzanas para las ciudades de Panamá y Colón, que resulta de extrema utilidad en el contexto de entender la extensión y magnitud del problema de la vivienda de inquilinato o 'casa de vecindad' en estas ciudades.
Los cinco cartogramas elaborados por la Dirección de Estadística y Censo presentaban datos referentes a viviendas de cuarto de vecindad, viviendas con paredes de madera, viviendas de un cuarto, viviendas alquiladas que pagaban menos de $10 al mes y un mapa de división por barrios y manzanas.
Sorprende encontrar que del total de viviendas ocupadas en cada manzana de los corregimientos San Felipe, Santa Ana, El Chorrillo y los barrios de San Miguel y El Marañón, más del 75% eran viviendas que correspondían a cuartos de vecindad, o, en otras palabras, que compartían servicio sanitario, de un solo cuarto y que estaban construidas con paredes de madera.
Es notable también observar en estos datos, cómo mientras en las áreas antes mencionadas, la mayor proporción de inquilinos de estas viviendas pagaban $10 o menos mensualmente, para el caso de lo que actualmente corresponde a los barrios de Bella Vista y La Cresta la mayoría de los inquilinos contestaron pagar $20.00 o más mensualmente, lo que refleja también las disparidades y diferencias entre estas dos zonas de la ciudad.
A propósito de esta situación de precariedad en el Casco Antiguo de la ciudad, el arquitecto Samuel Gutiérrez señala en su obra, El problema de las barriadas brujas en la ciudad de Panamá, que tal era la situación de las viviendas que “el 65% de estas se encontraban podridas o destartaladas”, y que requerían un reemplazo urgente. El problema constituía una situación crítica porque, “la decadencia de estas estructuras en el centro de la ciudad trae como consecuencia la proliferación de viviendas improvisadas en las zonas aledañas”.
Es de rescatar el notable trabajo que representan estos primeros mapas sobre el estado de la vivienda en el centro urbano, debido a la claridad y exactitud con que reflejan el problema del hacinamiento y las malas condiciones de vivienda en que se veía obligada a residir la población obrera desde la época de la construcción del Canal de Panamá, y que resumen la historia de luchas pasadas, como la huelga inquilinaria, y de problemas futuros, como el de la explosión de los asentamientos informales en la ciudad de Panamá.