Mensualidades más caras, los mismos salarios

  • 30/09/2014 02:00
Aunque varios colegios han anunciado el aumento de sus mensualidades, los docentes aseguran no haber recibido alzas salariales

La educación es para Panamá un doble dolor de cabeza. No solo figura como su punto más débil en los índices mundiales de competitividad, sino que, irónicamente, en el plano doméstico, es una de los gastos que más pesa en el presupuesto familiar.

Entre febrero y agosto pasado, los servicios de educación acumularon poco más de 10% de incremento en el Índice de Precios al Consumidor.

Poco antes, al cierre del año pasado, la industria de enseñanza ya había computado un alza promedio de 5.6%.

Los dueños de los colegios particulares (880, según la Acodeco) atribuyen el aumento a la política de aumento salarial impuesta por el Ministerio de Educación (Meduca), cuyo impacto han trasladado a los consumidores, en este caso los padres de familia.

Pero, ¿cuán cierta es esa aseveración? La respuesta parece esconderse en un camino espinoso, plagado de quejas, alzas abruptas, discusiones sobre la libre empresa y denuncias de los docentes sobre la escasa paga que reciben por impartir clases en los colegios particulares.

A MEDIO CAMINO

Tras sacar cuentas, el profesor de matemáticas y dueño del Colegio Bilingüe Cerro Viento, Félix Cuevas, concluye que el 20% del acrecentamiento en las matrículas tiene que ver con el precio de la energía y otros insumos para dar clases, pero que el 80% restante está ligado a los aumentos salariales de los docentes de escuelas públicas, cuya repercusión en el sector particular está normada por el Código de Trabajo.

‘Tenemos seis años seguidos de incrementos salariales a los docentes’, explica. El gobierno de Martín Torrijos ordenó un aumento de $90 escalonado en tres años; el de Ricardo Martinelli decidió darles $300 más, hasta 2017. El también autor plantea que un profesor a tiempo completo en una escuela particular devenga, en promedio, un salario básico entre $600 y $700.

Diógenes Sánchez, de la Asociación de Profesores (Asoprof), explica que tal ajuste no es más que una teoría a la que el 90% de los colegios particulares no se acoge, pero que usan como excusa para justificar los aumentos en las matrículas.

Un informe reciente de la Autoridad de Protección al Consumidor (Acodeco), objetado por la Unión Nacional de Centros Educativos Particulares, reveló que entre 2013 y este año el 70% de los cursos se encareció (hasta en $300 anuales), una tendencia que llegará a 76% en 2015.

La profesora Ileana Gólcher sostiene que entre esos aumentos y la subida de los salarios en las escuelas particulares hay un vacío en el que a veces se cuela la lógica del libre mercado.

Explica que algunos colegios no han sido transparentes a la hora de informar a los padres cómo se han distribuido los incrementos de la matrícula y en qué medida llegó este aumento a manos de los maestros. ‘Muy difícilmente un educador en una escuela privada rebasará los $1,000’, señala.

Su planteamiento coincide con el de la Acodeco, que el 19 de septiembre último, increpó a la Unión de Escuelas Particulares por su poca transparencia en cuanto a los incrementos de matrícula y mensualidad. ‘De entregarnos un reporte de costos (materiales de construcción, insumos y equipos, salario mínimo, electricidad, cuota obrero patronal, etc.) se comprobarían cuáles son los aumentos reales y, de paso, se erradicaría la conducta abusiva de algunos colegios que no estén en sintonía con la razón de ser de la educación, el estudiante, y no el ánimo de lucro desmedido’, argumentó su director, Pedro Meilán.

TRABAJOS NO CUALIFICADOS

Pero Sánchez sustenta que hay lucro excesivo. Dice recordar la fórmula de pago de un colegio privado en el que laboró hasta 2001, que ‘difícilmente’ resultaría en un salario de $500 mensuales.

Comparado con el Decreto 182 de diciembre de 2013, que fijó el nuevo salario mínimo (en el que se excluye al sector educativo), un docente que da 20 horas semanales de clases en una escuela particular podría ganar tanto o menos que el trabajador menos pagado en la Zona Libre de Colón, así como quien labore en algún casino o en alguna arrendadora de autos.

Sánchez remite a un profesor de Filosofía y Lógica que ha pedido resguardar su identidad por seguridad. Desde el anonimato, el docente relata a La Estrella de Panamá que en cuatro años laboró en dos colegios particulares, y en uno de ellos su salario no rebasó los $425. En el segundo, explica, llegó a devengar $800 pero ‘se hastió de la corriente ‘motivacional’ que se impuso en el plantel, en la que no había ningún tipo de control académico’.

El docente explica que este año logró migrar al sistema público, en el que gana cerca de $1,000 por 23 horas de clases semanales.

Pero lo suyo fue un golpe de suerte: la mayoría de las vacantes que ofertó el Meduca para este año lectivo correspondieron a las cátedras de inglés, español, matemáticas, botánica y física. Apenas 23 de 2,069 vacantes (el 1.1%) fueron en su área de trabajo.

¿Y LAS AUTORIDADES?

‘Es una lógica de mercado: en cualquier empresa un aumento se verá reflejado en el precio del servicio que ofrece. Y los colegios privados ofrecen educación, así que es entendible que el incremento a los docentes aumente la matrícula’, reflexiona la economista Juana Camargo, en un espaldarazo a los planteamientos del profesor Cuevas, quien pronostica que los aumentos seguirán en la medida en que el gobierno aumente el salario mínimo.

‘No nos queda otra que seguir la equiparación (…) las escuelas privadas no estamos buscando más rentabilidad’, plantea Cuevas.

El capítulo tercero de la Ley Orgánica de Educación de 1946 obliga al Meduca a vigilar todos los procesos de los colegios particulares. La entidad tiene una Dirección de Educación Particular que en 2012 reconoció que la mayor parte de los docentes del subsistema privado trabajaban también para el público.

En contraste, Gólcher apunta que ha faltado supervisión de las autoridades al negocio particular de la educación, lo que, dice, ha permitido que florezca la ‘explotación laboral’ que ‘además de salarios bajos, se materializa con pocos contratos indefinidos’.

En ese sentido, el docente, que prefirió no ser identificado, confirmó que en sus cuatro años en colegios particulares no tuvo estabilidad, por lo que no pudo ser sujeto de crédito. ‘En diciembre había que pelear por las liquidaciones, y a quienes les confirmaban que darían clases el año siguiente le fraccionaban el pago para garantizar que volvieran’, explicó.

—Tampoco son seguras las prestaciones laborales, no todos los colegios pagan el seguro—, aderezó el dirigente Sánchez. Esto estaría confirmado en el último informe de morosidad de la Caja del Seguro Social, que muestra que en la provincia de Panamá al menos 18 colegios particulares tienen pendiente pago de tres o más cuotas.

Los especialistas consultados coinciden en que las carencias en el subsistema particular se resumen en una picante frase del educador John Bennett (el mismo que sustentó en el libro ‘¿Estatal o particular?’ que sólo existan planteles particulares): ‘también hay escuelas ranchos en las escuelas particulares’.

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