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501 años de la muy noble y leal ciudad de Panamá
- 15/08/2020 00:00
- 15/08/2020 00:00
Si existen tres elementos que han definido el carácter y la historia de la 'muy noble y leal ciudad de Panamá' han sido el caos generalizado, el carácter aventurero y especulador de sus habitantes, y de su historia, y el matrimonio indisoluble con el capitalismo internacional.
Uno tras otro, cada uno de los diferentes asentamientos que ocuparon el territorio de lo que actualmente es hoy la ciudad de Panamá, reflejan un patrón de espacios poco planificados, y en los que, en la mayoría de los casos, las autoridades de cada época dieron escaso valor al desarrollo de infraestructura o a la configuración de emplazamientos, más allá de las necesidades coyunturales de cada época de auge.
Si nos remitimos a las crónicas españolas, encontraremos que el emplazamiento indígena que existía previo a la fundación de la ciudad española es descrito por Gaspar de Espinoza como el caserío de Panamá. Los indígenas vivían en caseríos, cuyos poblados estaban en su mayoría constituidos de chozas hechas de materiales perecederos. Los caciques de estas antiguas tribus amasaron grandes fortunas, pero carecieron del interés por dejar obras monumentales que reflejarán tal poderío, a diferencia de lo que ocurrió en el caso de mayas, aztecas e incas.
La fundación de la ciudad de Panamá, por Pedrarias Dávila el 15 de agosto de 1519, no estuvo exenta de avatares; la ciudad carecía de las condiciones y la infraestructura necesaria para considerarse un emplazamiento idóneo para la función que realizaba de centro del comercio mundial.
Es así como al momento del ataque de Morgan, era un asentamiento “malsano, había poca agua fresca y en dos costados colindaba con manglares y pantanos. Para evitar las zonas cenagosas, la ciudad creció en forma de “L” a lo largo de una estrecha barra costera. Dada esta forma, era difícil de defender si se daba un ataque o asedio”.
La refundación de la ciudad en el emplazamiento que ahora conocemos como Casco Antiguo, aunque hace un primer intento por definir una mejor estructuración del espacio, y busca fortalecer este carácter de centro comercial, con la construcción del muro defensivo, un mejor trazado de calles y de otros elementos de orden institucional, careció del impulso y recursos necesarios que permitieran su desarrollo ordenado, debido a la caída de la ruta y del comercio entre Perú y España.
Es así como la ciudad de Panamá atraviesa todo el período colonial y prácticamente de unión a Colombia, sin cambios en su estructura o emplazamiento que permitieran distinguir un atisbo de orden o desarrollo. La fiebre del oro de California y la construcción del canal francés en la segunda mitad del siglo XIX definen la vinculación de Panamá al capitalismo internacional, y también el paso de una pléyade de aventureros, busca fortunas y especuladores por las tierras del entonces aún departamento de Colombia. Trifulcas como la de la tajada de sandía, el desfalco de la Compañía del Canal Francés e incluso la 'toma de Panamá' por Roosevelt en 1903, hicieron de lo que ocurría en esta urbe, titulares en los periódicos de las principales capitales del mundo.
Solo sería, hasta lograda la independencia de Colombia y con los inicios de la construcción del Canal por los estadounidenses, donde se 'logra la traza definitiva'. Tal como señala Tejeira Davis, en su libro sobre el Casco Antiguo, “hubo grandes mejoras en la higiene, infraestructura y servicios públicos. Las más importantes fueron, la construcción de la red de acueductos y alcantarillado y la pavimentación de las calles, además de la reapertura del tranvía en 1913. La avenida Central se convirtió en un gran emporio internacional. Con su nueva estación, almacenes y hoteles de categoría, la plaza 5 de Mayo se tornó monumental”.
Esta ciudad moderna y primigenia se expande a partir de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, producto de políticas que incentivan la ocupación del espacio, en primera instancia de forma horizontal, con la construcción de barriadas como Betania y la aparición de asentamientos informales como los de San Miguelito; y luego vertical, con el desarrollo del Centro Financiero y sus rascacielos. En ambos casos, lo que ha primado es el ejercicio especulativo de obtener la mejor ganancia, reparando poco en el hecho colectivo de habitar en ciudad.
Muchos elementos de la ciudad actual yacen en el subconsciente, en esa necesidad de comerciar, de actuar rápido, de especular y obtener la mejor ganancia, en la urgencia del momento. Ciudad de Panamá es un territorio en el que es difícil imponer el orden. Para entender la ciudad que hoy tenemos, vale siempre recordar la historia de lo que hemos sido. Una ciudad de tránsito, sin vocación de permanencia, siempre abierta y siempre en constante cambio.