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Más de 22 mil alumnos optan por universidades oficiales
- 31/08/2021 00:00
- 31/08/2021 00:00
Alrededor de 22,677 estudiantes nuevos se han inscrito en las universidades oficiales engrosando la matrícula que contemplaban estos centros de estudios antes de la pandemia.
Un porcentaje de ellos migró de universidades particulares en busca de matrículas más económicas o gratuitas.
En el caso de la Universidad de Panamá, por ejemplo, en el primer semestre de este año la matrícula alcanzó 87 mil estudiantes a nivel nacional, mientras que en el segundo se registró una matrícula de 77,767 alumnos, según datos proporcionados por Nereida Herrera, secretaria General de esta casa de estudios.
En la Universidad de Chiriquí (Unachi), de acuerdo con la rectora, magíster Etelvina Medianero de Bonagas, este año se matricularon 5,500 alumnos adicionales a los 14,500 que ya tenía la universidad, lo que totalizó 20,500.
En la Universidad Tecnológica de Panamá ingresaron este año 4,700 nuevos universitarios, de los cuales 1,880 provenían de entidades privadas.
La Universidad de las Américas (Udelas) logró un incremento en la matrícula en 2021 con respecto de 2020 y 2019, de aproximadamente 1,200 estudiantes, es decir, de 10,500 pasó a recibir 12,700 estudiantes (ver tabla).
Hasta el momento, las universidades oficiales han abierto la puerta ancha a quienes no pueden sufragar sus estudios en la oferta privada debido a que la mayor parte de las actividades se realiza de forma virtual.
No obstante, estas cinco universidades enfrentarán un verdadero reto el próximo año cuando el Ministerio de Salud autorice el retorno presencial, pues debido a las medidas de bioseguridad, los centros quedarán sin aulas suficientes para atender a los miles de estudiantes que prefirieron esta oferta. “Cuando lleguen las clases presenciales difícilmente podremos alojarlos porque no contamos con la infraestructura. En todo caso podríamos solicitar un permiso a las escuelas del Ministerio de Educación para atender a los muchachos para que continúen sus estudios”, indicó Medianero de Bonagas. Entre las alternativas que considera la Uncahi, analizan que ciertas carreras permanezcan virtuales, mientras que las que requieren laboratorios y prácticas sean presenciales.
Cada universidad adecuará sus instalaciones de acuerdo a su presupuesto y capacidad. “En los salones de clase hay 25 o 40 estudiantes, no puedes tenerlos concentrados por los problemas del distanciamiento físico. Estamos trabajando en el tema de dividir el salón, dependiendo de la carrera puedes tener a los estudiantes de manera presencial y dos veces de manera virtual”, explicó Juan Bosco Bernal, rector de Udelas.
Abrir espacio para los estudiantes en los salones de clase implica pedir al Ministerio de Economía y Finanzas elevar el presupuesto de las universidades. “El aumento de matrícula implica que atendemos una demanda de profesionales y técnicos”, añadió Bernal.
“Sí hay salones, pero son de 40 y 50 estudiantes por grupo, si son menos no hay suficientes aulas”, consideró Herrera de la Universidad de Panamá.
Por otra parte, las universidades privadas están experimentando una matrícula muy lenta o baja para el próximo cuatrimestre.
Este medio efectuó un sondeo en algunas universidades privadas y la mayoría asociaron el descenso de la matrícula, o morosidad en los pagos, a la situación económica del país que, si bien empieza a dar signos de recuperación, no son suficientes como para sufragar los estudios.
“La matrícula ha sido un tema de preocupación últimamente porque ha bajado un 50% de lo que debía estar”, indicó el profesor Orlando Allard, decano de la facultad de Negocios, Logística y Ciencias Marítimas de la Universidad Santa María La Antigua (USMA). No obstante, añadió que el tema de inscripciones se ha mejorado incluso superando años anteriores (2018-2019). “Es el paso de la inscripción a la matrícula lo que no termina de materializarse”, explicó Allard.
El primer cuatrimestre del año la USMA registró una disminución de la matrícula de aproximadamente un 20%. Ese no fue el único dolor de cabeza, sino la morosidad que el exrector de la USMA, Juan Planells calculó en 50%.
Las universidades particulares que lograron superar la crisis de la pandemia tienen dos cosas en común: arreglos de pago o reducción en las matrículas y adaptación eficaz a la modalidad virtual.
“Al comienzo hubo incertidumbre, a algunas universidades nos tocó hacer acciones de solidaridad en la matrícula, y luego de tres meses había personas que no podían cumplir con la cuota de pago, así que mientras ellos se encarrilaban iban abonando”, señaló José Alberto Nieto, rector de la Universidad Metropolitana de Educación, Ciencia y Tecnología (Umecit).
“La modalidad virtual nos ha afectado mucho la planta física y la parte de la conectividad con los docentes”, agregó Nieto. En el caso de la Umecit, la pandemia no golpeó la matrícula. El secreto fue la solidaridad con el bolsillo de los estudiantes y permitirles pagar “según sus posibilidades, los estudiantes lo han sabido manejar con un plan flexible”, dijo Nieto.
El bajón de matrícula se mantiene “porque las personas no están recuperadas económicamente. Ahora tienen que pagar sus compromisos bancarios y ahorran en educación. No pueden sacrificar la vivienda, alimentación, reducen transporte, pero reducen gastos en educación por considerarlo un gasto no prioritario”, explicó Mirna De Crespo, rectora de la Universidad Latina.
En Columbus University hubo un retiro de un número interesante de estudiantes en marzo de 2020. “Pero cuando observaron que la situación de crisis sanitaria persistiría por mucho más tiempo en todo el mundo, estos estudiantes decidieron reactivarse en sus matrículas y en sus estudios; por lo qué hemos recuperado nuestra matrícula normal”, indicó el rector Joaquín Del Villar.
En los periodos de esa baja o merma en la matrícula por pandemia, “nos causó serios problemas económicos para poder cumplir con todos nuestros compromisos financieros con los diferentes acreedores y proveedores”, añadió Villar.
Algunas universidades no lograron saltar a la virtualidad. Se vieron obligadas a suspender las clases porque o no tenían las plataformas o sus docentes no estaban capacitados para ello.
La efectividad de la capacitación virtual es incierta, no existe una evaluación o medición científica hasta el momento que evidencie el éxito. El verdadero catador de la preparación de los estudiantes sigue siendo el mercado laboral.
Con el propósito de agilizar el ingreso a las universidades la ministra de Educación, Maruja Gorday, dijo a La Estrella de Panamá que se trabaja con “una alianza de 15 universidades públicas y privadas que nos han dado 15 mil cupos para reforzar y capacitar graduandos a partir de tercer trimestre, cifra que representa el 50% de graduandos”.
Cada universidad realiza sus propios estudios a través de sondeos o encuestas a los alumnos y docentes.
Se estima que las clases presenciales en las universidades iniciarán el próximo año, aunque cada una es libre de elegir la fecha de inicio. Todo dependerá del control sanitario y de la capacidad de las universidades para ofrecer instalaciones seguras.