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- 03/02/2011 01:00
- 03/02/2011 01:00
PANAMÁ. Gustavo Pérez tiene 18 meses al frente de la Policía Nacional y en cada intervención ante los medios de comunicación reitera su compromiso de trabajar de forma transparente sin permitir la corrupción. Pero en la institución que regenta, al parecer las cosas no andan nada bien, al menos no en la Dirección de Servicios Generales, división encargada de administrar las finanzas de la entidad.
En solo año y medio han pasado seis personas por la jefatura de Servicios Generales. En julio de 2009, el subcomisionado Wilfredo Miranda, designado durante la administración anterior, fue reemplazado por el subcomisionado David Ramos.
Ramos duró poco menos de seis meses en el puesto y fue trasladado como segundo jefe en la dirección policial de Chiriquí. Entonces llegó el ex teniente Alejandro Araúz, quien también ocupaba el cargo de asesor de la Dirección General de la PN. Este nombramiento fue duramente cuestionado, pues Araúz fue destituido de las Fuerzas de Defensa por incurrir en actos de arbitrariedad estando al servicio en la Zona Policial de Veraguas.
No pasaron ni seis meses cuando el ex teniente fue sustituido por la licenciada Edith Alain, que más tarde sería trasladada al Servicio Nacional Aeronaval, y en su lugar se designó a Jorge González Valderrama, el único que hasta ahora ha renunciado al mando en la Dirección de Servicios Generales de la PN.
González denunció en el diario La Prensa que los motivos de su renuncia se debieron a que en la Policía Nacional se viola la ley de contrataciones públicas, al solicitar y pedir servicios sin los contratos aprobados por la Contraloría General.
La Policía Nacional alegó —un día después— que la renuncia de González se debía a una depuración que se estaba realizando para evitar la corrupción en la institución.
Ahora el nuevo jefe de las finanzas de la Policía es Nonato López, antes jefe de la Dirección de Transporte, ahora convertido en departamento, tras el ascenso de López a Servicios Generales.
Según una fuente a lo interno de la Policía Nacional, Transporte siempre fue un departamento que respondía directamente a su jefe inmediato, en este caso, la Dirección de Servicios Generales. Con la llegada de Nonato López, pasó de ser un departamento a ser una dirección y recibir órdenes directas de Pérez.
¿COMPRAS ALEGRES?
En medio del desfile por la administración de las finanzas policiales, destaca además una serie de irregularidades detectadas en algunas compras efectuadas por la institución que han dejado preguntas sin contestar.
Una de ellas fue la compra de los nuevos uniformes para los agentes de la PN, cuya inversión total jamás fue revelada a los medios de comunicación. El director de la PN se limitó a decir que el precio había sido menor en comparación con años anteriores. Lo curioso del caso es que si las compras fueron a través de licitación, estas nunca fueron publicadas en el portal PanamáCompra.
A la par de los nuevos uniformes, se adquirió también una nueva flota vehicular, que incluía 14 autos Ford Fusion sedán por un monto de 2 millones 473 mil 289 dólares. La institución compró a Distribuidora David los autos de transmisión manual. Si se hablaba de modernizar la flota vehicular, por qué no se pensó en carros automáticos, si según las normas internacionales los agentes deben movilizarse en vehículos de transmisión automática, porque están expuestos a conducir a altas velocidades, manejar radio e incluso armas de fuego mientras conducen.
Otra compra polémica, pero que no llegó a concretarse, sería la adquisición de manera directa de 8 mil 153 pistolas calibre 9 milímetros con capacidad de fuego de 17 tiros por ronda, a un costo de casi 8 millones de dólares. Las pistolas tenían un sobrecosto de mil dólares, pues al por mayor estas armas pueden conseguirse en $463 por unidad.
La Contraloría frenó la compra y reenvió a la PN el contrato para que se hicieran reajustes, pero poco después el gobierno detuvo el contrato con Deportes El Cazador, S. A. y ordenó adquirir las armas directamente al fabricante para obtener un mejor precio.
Para cerrar el cuadro de irregularidades, se habla de una supuesta compra de chalecos antibalas a más de 500 dólares cada uno. Según una fuente experta en el tema, los chalecos tienen un precio en China de $152 y en Colombia cuestan $182; sin embargo, la institución optó por el costo mayor y adquirió mil 500 chalecos por más de medio millón de dólares. Este diario intentó conocer la versión de la Policía ante las denuncias, pero no contestaron sus celulares.
Y la pregunta es ¿quién dará las explicaciones?