El país de las protestas

En las últimas semanas tanto en la capital como en el interior del país las protestas se han puesto de moda y al Gobierno parece importarle poco. Protestan los estudiantes, padres de familia y educadores por aguas negras en los planteles; también los jubilados y pensionados por el aumento incumplido del Presidente; los médicos y técnicos de salud por la falta de insumos e implementos quirúrgicos en la Caja de Seguro Social en medio de las muertes por la bacteria asesina; las víctimas del envenenamiento con dietilenglicol; al igual que moradores de varias comunidades por la falta de agua potable. La respuesta del Gobierno en muchos casos es enviar antimotines desatando represión, como ocurrió en la escuela Bolivia en Colón. Esto es señal clara de que las autoridades no están cumpliendo con el mandato constitucional de dar soluciones a los problemas de la población, principalmente en educación, salud, alimentación y servicios básicos, y en cambio se han sumergido en una guerra política por el 2014. Empero, en la otra trinchera, los líderes gremiales acaban de acordar otra huelga nacional por los problemas del país. El gobierno Martinelli debe reflexionar y detectar sus fallas para corregirlas antes de que haya una mayor crisis que arriesgue la paz social y nuestra buena economía. Solo falta sensatez para reconocer los errores, dialogar y apurar las soluciones porque para esto fueron elegidos.