La corrupción continúa siendo el principal problema que demanda medidas urgentes por parte de los panameños. Así lo reveló la última encuesta Vea Panamá de este diario, en la que, por tercera vez consecutiva, ese flagelo lidera la lista de preocupaciones de la ciudadanía, seguido muy de cerca por el desempleo, el alto costo de la vida y la distribución de la riqueza. Estos datos son consistentes con la complicada situación económica que vivimos y la falta de confianza en todas las instituciones. Es preocupante observar que, a pesar de que la población ejerció un importante voto castigo contra partidos y figuras políticas tradicionales en las pasadas elecciones, aspirando a que eso se tradujera en cambios, hasta ahora solo ha cosechado frustraciones. La profundización de ese malestar es un obstáculo para que Panamá retome la senda del crecimiento y el progreso. El pueblo les dio una oportunidad con su voto al presidente, a los diputados y a los gobiernos locales para que ataquen rápido esos problemas, ampliamente diagnosticados, pero no hay voluntad política para resolverlos. Basta de discursos demagógicos y palabras al viento; tanto el Gobierno como las fuerzas que se denominan de oposición debe poner sobre la mesa los puntos en los que coinciden para atender las preocupaciones de los panameños y tomar acciones, establecer entendimientos mínimos. No esperemos a que los reclamos lleguen a las calles, cuando se pueden resolver en el marco de las instituciones. Más respuestas y menos cháchara;la paciencia del pueblo no es eterna.
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