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La Caja de Seguro Social (CSS) es uno de los pilares fundamentales del bienestar en cualquier país. No solo debe garantizar una pensión digna para quienes han dedicado sus vidas al trabajo, sino además brindar acceso a servicios de salud para millones de ciudadanos. Sin embargo, en las últimas décadas, la CSS enfrenta una crisis profunda que amenaza con desmantelar su capacidad para cumplir con sus objetivos básicos: el sistema de pensiones se tambalea, y los servicios de salud están al borde del colapso. El sistema de pensiones de beneficio definido se basa en un esquema insostenible. Hoy el país se apresta a reestructurar ese gran valor social de las actuales y futuras generaciones. Para ello, el gobierno ha instalado dos mesas de trabajo, una que abarca los temas de salud y la segunda enfocada en otorgar sostenibilidad al sistema de retiro. La fecha límite para presentar las propuestas de los gremios interesados es hoy. En este sentido, el Ejecutivo se enfrenta a la ardua tarea de considerar el aporte de cada una de las partes para que nadie se sienta excluido y así evitar conflictos sociales en las calles. El arte del consenso va más allá de simplemente alcanzar un acuerdo; implica cultivar una cultura de respeto mutuo, participación inclusiva y comunicación efectiva, para generar soluciones que sean aceptables para todos los involucrados. Una cultura de sacrificio para todos los sectores, considerando el desbalance existente en la relación demográfica radicalmente diferente. La esperanza de vida ha aumentado, lo que significa que los jubilados reciben pensiones durante más tiempo, mientras que la tasa de natalidad ha disminuido, reduciendo el número de cotizantes. La clave está en engendrar una ley ágil que permita a la entidad superar los procesos burocráticos complejos y poco dinámicos, lo que dificulta la implementación de soluciones rápidas y efectivas para mejorar la atención de salud y la eficiencia en la gestión de recursos. Esta rigidez legal también ha limitado la capacidad de la CSS para modernizarse y adaptarse a nuevas necesidades financieras que brinden amplitud a la entidad para diversificar inversiones. La CSS es mucho más que una institución pública: es el reflejo de la promesa de un país que protege a sus ciudadanos desde el nacimiento hasta la vejez. Salvarla no es una opción, es una necesidad. Los costos de no actuar serán incalculables para las futuras generaciones. Nos corresponde a todos, como sociedad, exigir y apoyar las reformas necesarias para asegurar que la CSS continúe siendo un pilar de bienestar y equidad en nuestro país. Solo con una acción decidida, transparente y colectiva podremos garantizar que la Caja de Seguro Social no solo sobreviva, sino que prospere, brindando un futuro digno a todos los ciudadanos.