El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
La desastrosa negociación entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, cuyas diferencia fueron aireadas ante los ojos del mundo, son un claro ejemplo para las naciones pequeñas de la importancia de no depender exclusivamente de la protección de las potencias. Los países poderosos tienen sus propios objetivos, aunque hablen en términos de aliados y se comprometan a cumplir acuerdos. En el momento de la verdad, sus intereses pesan sobre los demás. El escenario internacional, en última instancia, es definido por cuestiones de poder y fuerza. Si Panamá quiere evitar el destino de Ucrania, atrapada entre las ansias imperiales rusas y estadounidenses, debe fijar con urgencia una estrategia nacional de diplomacia que equilibre la defensa de los principios democráticos, la soberanía y el realismo político. El Gobierno panameño debe mirarse en el espejo ucraniano. Una política exterior de “yes man”, que ligue los intereses propios con pretensiones de potencias extranjeras, es un camino peligroso que nos dejará sin salida. Una diplomacia inteligente y verdaderamente patriótica es la única garantía para proteger a la Nación de la crisis geopolítica que se avecina.