Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
La invasión de los EEUU a Panamá fue una agresión cruel y sin justificación. Una pesadilla marcada a fuego en el recuerdo de quienes perdieron a sus seres queridos, hoy diluida en la memoria colectiva, al no enseñarse en las escuelas qué ocurrió aquel infame diciembre de 1989. Condenar la destrucción masiva y la muerte de panameños, en su mayoría civiles, de ninguna manera es reivindicar la dictadura militar. Panamá debió salir de la bota de Noriega sin intervención extranjera, pero la geopolítica y los intereses pudieron más en los cálculos de Washington. Desde el Ejecutivo consideran que la situación se ha aclarado con el tiempo, pero el desarrollo económico no es igual a justicia, verdad y memoria histórica. Pasaron 33 años antes de que un gobierno panameño declarara duelo nacional. La Cancillería considera “letra muerta” el informe de la CIDH, que pide a EEUU compensar a las víctimas de la invasión, mientras tanto la Comisión 20 de Diciembre continúa identificando los cuerpos de caídos hallados en fosas comunes. El presidente dice que debemos vernos en el espejo del pasado para evitar un mañana de división y enfrentamiento. Tiene razón, pero para entender ese reflejo, debemos aprender de esa historia para que jamás vuelva a repetirse. Una tarea aún pendiente.