Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
Los ojos del país están puestos en el presidente de la República, José Raúl Mulino, quien se ha dispuesto a presentar una propuesta para salvar un sistema de salud y de pensiones quebrado y en crisis. Apenas unas horas después de la instalación de las mesas de conversación, liderada por el Ejecutivo y en las que participan gremios médicos, sindicatos, magisteriales, trabajadores, empresarios y políticos, es palpable la expectativa, pero también las muchas interrogantes. Siempre es de celebrar que las conversaciones se mantengan en buena forma y capaces de sacar adelante soluciones, pese a las tensiones de los últimos años. La angustia sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones ha sido recurrente; ni hablar de la decadencia de la asistencia sanitaria, y ahora no es justificable ni un error del pasado. El Gobierno tiene la responsabilidad de describir y explicar cada decisión tomada con respecto a los dos temas que se discuten. La claridad y transparencia deben ser los bastiones de este esfuerzo, que aunque se parezcan en el guion, tienen componentes muy distintos. Es indudable que la mayoría de los panameños desean el bienestar de los adultos mayores, de los que están y los que vendrán. La jubilación es júbilo. La salud es innegociable.