En nombre de Dios

CAMBIAR DE IGLESIA. Eso es lo que ya han hecho miles de católicos en todo el mundo y seguirán haciendo si la Iglesia continúa de espaldas a las realidades de los seres humanos que la componen. Más allá de la película mediática alrededor del padre Alberto, su caso ha servido de pretexto para destapar la inconformidad de muchos fieles con algunas normas de la Iglesia Católica. Es difícil, en este caso, estar de acuerdo con el celibato, establecido en el feudalismo del siglo XI para impedir que las propiedades de la Iglesia pasaran a los herederos de sus miembros. E incomprensible, por ejemplo, el veto del Papa Benedicto XVI a los condones en su primera visita a África, donde han muerto de Sida 25 millones de personas. A la Iglesia le ha llegado la hora de oír a sus fieles, o corre el riesgo de quedarse sin ellos, en nombre de Dios.