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- 21/06/2015 02:00
En el Día del Padre
S iempre que llega el tercer domingo de junio, se habla del problema social que se vive en Panamá en donde los progenitores parecen ser una especie exótica y, ante su ausencia en el nicho familiar, terminan siendo reemplazados en sus funciones por las madres, las abuelas, los tíos o los abuelos. Sin embargo, si bien no se puede negar que no están presentes en muchos hogares, también hay una gran cantidad de padres presentes, que se desviven en por darle lo mejor a sus hijos, que sacrifican noches de descanso o, inclusive sus propios sueños, para ver que los de sus críos se logren. Es momento de hablar de esos padres que, por más que intenten vender una imagen dura frente a los demás, cuando se trata de sus hijos no pueden disimular lo fácil que se derriten ante ellos y se vuelven cómplices de sus juegos y niñerías. Es hora de reconocer a aquellos padres que, inclusive, a pesar de sus torpezas, asumen el rol de la madre cuando esta no está. Del padre que, en el caso de las hijas, se vuelve un celoso protector de estas cuando llegan los primeros amores, al punto que, sin quererlo, llega a pecar de sobreprotector a la hora de proteger a sus pequeñas princesas; o el padre que, en el caso de los hijos varones, se convierte en un amigo y consejero. Es el momento de reconocer a esos padres que sí se quedaron ahí, que sí tuvieron el valor y, a la vez, el privilegio de ver su semilla crecer en este mundo.