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- 03/08/2018 02:00
Visión y futuro de un Gobierno honesto y confiable
El calendario electoral avanza con increíble velocidad para aterrizar en el escenario político con grandes expectativas, muy diferentes, en el marco del progreso y desarrollo nacional.
El pueblo panameño formal y responsable siente en el ambiente cierto grado de descomposición social y de desconfianza, con incidencias en el diario quehacer, en los valores éticos y morales que descrisma el bienestar de la sociedad, produciendo seria brecha en la niñez y la juventud panameña.
Presenciamos con estupor una situación política, económica y social inimaginable que conlleva desajustes e inestabilidad en la sociedad panameña, que aguarda con esperanzas un futuro promisorio de paz, progreso y esperanzas. Pero se respira una especie de contaminación en la politiquería que asfixia y hace menos creíble el porvenir.
No quiero con ello dibujar ni polemizar con la realidad actual, que debiera mirar con luces largas los días que nos aguardan con fe y optimismo. Pero los futuros rectores de la cosa pública están llamados a elevar la Majestad de la Patria, a respetar y hacer cumplir las leyes y por ende, la Constitución de la República. Cuando una Nación camina sin brújula ni principios, va rumbo al fangal; en otras palabras, camino a la destrucción. He aquí el reto histórico del Gobierno en general y, particularmente, del futuro Gobierno, con alta visión de Patria, de rescatar el destino que pareciera perderse cada vez más en el horizonte.
Panamá, ‘puente del mundo, corazón del Universo y espejo de las Américas', como posiblemente afirmara Bolívar, tiene los mejores atributos del mundo para ser un país diferente, por sus potencialidades y atributos, y una población que ha jugado un papel protagónico en el devenir histórico en la independencia y la soberanía nacional. El Gobierno y las autoridades no pueden darse el lujo de desmejorar la imagen nacional por bastardos intereses económicos, familiares y partidistas, que infunden terror y desacreditan la imagen nacional.
Pareciera que el panameño vive donde los intereses nacionales ni el ser humano deben ser lo primero, sino los intereses particulares que están incidiendo en el desarrollo normal de Panamá. Apelamos al fuerte desarrollo del agro, industria, ganadería, artesanía y fundamentalmente, por los cambios educativos a tono con el siglo XXI, sin marginar el fortalecimiento empresarial sustentado en los planes de Desarrollo Estratégicos que cada provincia proyecta para su mayor producción, participación e integración en la economía nacional.
Esta visión exige una sociedad más humana y una juventud participativa que fortalezca el desarrollo integral del país sin diferencia social. Son retos que implican que los triunfadores en las próximas elecciones del 5 de mayo del 19 comprendan la extraordinaria responsabilidad de organizar un Gobierno diferente, dinámico, eficiente, honesto con valores y entregado a elevar la Magistratura de la Nación. No se trata de gobernar con grupos privilegiados de poder que en el camino, con zarpazos y jugadas bien pensadas, estremecen las columnas y matrices de un buen Gobierno. Llegó la hora de pensar inteligentemente.
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