• 29/11/2024 00:00

Visión estratégica diplomacia marítima de Indonesia

La diplomacia marítima está inspirada en el “Eje Marítimo Mundial” que promueve la seguridad y prosperidad para el futuro. Un desafío de grandes proporciones de la décima economía más grande del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo,...

La política exterior es una vertiente importante en la vida pública de un país, cuyo diseño requiere la mayor disciplina, conocimiento de los hechos históricos, defensa de la integridad territorial y su población; además de la capacidad de influir dentro del sistema internacional, preservando sus intereses e identidades, su diversidad étnica-cultural, así como relaciones estratégicas y armoniosas en su entorno geográfico.

En este contexto, nos referimos a las transformaciones que experimentan países del Sudeste Asiático, con particular atención en Indonesia, cuya diplomacia marítima ha podido armonizar principios con intereses estratégicos. Un país que a lo largo de su historia ha venido trazando su camino de éxitos inspirado en experiencias para alcanzar la prosperidad y administrar sus políticas oceánicas.

Un proceso de acumulación histórica desde el gobierno de Kusno Sosro Sukarno, quien rechazó al colonialismo e imperialismo en la proyección de su política exterior. Además de aportes del general Haji Mohammad Suharto, quien dio direccionamiento a la política exterior del país, aliviando las tensiones con Malasia y Kuala Lumpur; participando activamente en el Movimiento de los No Alineados; mientras enfatizaba la importancia de la Asean con un liderazgo regional.

La diplomacia marítima está inspirada en el “Eje Marítimo Mundial” que promueve la seguridad y prosperidad para el futuro. Un desafío de grandes proporciones de la décima economía más grande del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo, la que recientemente obtuvo el estatus de país con ingreso medio alto, gracias al plan de desarrollo que ha incrementado su competitividad en el mercado mundial, mejorando su capital humano con importantes avances en la reducción de la pobreza.

Indonesia en la nueva Ruta de la Seda Marítima ha cumplido su rol en el Eje Marítimo Global, pues ha potenciado la Asociación de la Cuenca del Océano Índico (Iora) que es una plataforma de cooperación regional en la que convergen los sus intereses de seguridad con prosperidad. Una estrategia inspirada en la doctrina marítima de Joko Widodo, líder que revitalizó la seguridad marítima como instrumento clave para impulsar proyectos de infraestructura de gran envergadura en el desarrollo social y económico de su país.

En efecto, la política desarrollista de Indonesia marca su identidad como Estado archipiélagico y marítimo, el cuarto país más poblado en una extensión de 17.000 islas, rodeado por los océanos Indico y Pacífico. Esta política contempla la protección de sus recursos naturales de la Zona Económica Exclusiva, haciendo énfasis en la soberanía marítima alimentaria, el desarrollo de infraestructuras marítimas y la conectividad tanto nacional, regional e internacional. Además, de promover una diplomacia marítima que convoca a naciones vecinas a cooperar en la prevención de conflictos, en el control de la pesca ilegal, violaciones a la soberanía, la piratería y la polución marina en su zona estratégica.

Indonesia se proyecta con una sólida visión marítima, que enfatiza su posición geoestratégica, asegurando la estabilidad fundamental a largo plazo. Un desafío para la nación-archipiélago que comparte fronteras marítimas con Australia, Timor Este, Papua Nueva Guinea, Singapur, Malasia y Filipinas. Así como en su zona económica exclusiva que colinda con áreas reclamadas por China.

La visión pragmática de sus líderes políticos de promover el Eje Marítimo Global ha fortalecido el avance de Indonesia, lo que en términos comerciales ha mejorado ostensiblemente la conectividad entre todas sus islas; a tal punto, que ha fomentado el desarrollo en infraestructuras, mientras protege sus recursos marítimos.

La estrategia de futuro compartido con China en la nueva Ruta de la Seda, principal socio financiero, le ha permitido emprender grandes proyectos de conectividad: ferrocarriles de alta velocidad, carreteras, aeropuertos, puertos e infraestructuras digitales, a través del Banco Asiático de Desarrollo de Infraestructura (AIIB). Estas obras de alta tecnología nos revelan las grandes transformaciones que experimenta su economía y competitividad a nivel internacional, gracias a su posición geoestratégica y su visión marítima para integrar en igualdad a todas sus islas.

En resumen, Indonesia ha manejado sus tensiones fronterizas de manera prudente y diplomática con China, de hecho es una de las economías de mayor crecimiento en el mundo, es el primer productor de aceite de palma, que asumió un rol protagónico en su diplomacia preventiva inspirada en la Coexistencia Pacífica, cuyos principios fueron promulgados en la Conferencia de Bandung de 1955. Ello ha contribuido a la prevención y resolución de disputas o conflictos internacionales, llevando con su política exterior pragmática estabilidad, seguridad y prosperidad a su población.

A propósito de las buenas prácticas, el modelo de desarrollo logístico de Indonesia, en proporciones guardadas, podría ser un referente estratégico para Panamá, un país volcado al comercio marítimo internacional, empeñado en mantener sus ventajas competitivas en el tránsito interoceánico. De allí la importancia de articular una diplomacia marítima, que, sin sesgos ideológicos, facilite inversiones privadas en el mejoramiento de sus infraestructuras marítimas para generar prosperidad al país a mediano y largo plazo.

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