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- 12/03/2020 04:00
Urge una movilización general para atacar el coronavirus
El Gobierno panameño anunció la primer defunción de una persona con síntomas del coronavirus en el país. La crisis mundial provocada por la epidemia del coronavirus —iniciada en China y ahora comenzando a hacer estragos en EE. UU.— pareciera estar fuera de control, por ahora. En América Latina los efectos han sido relativamente menores hasta la fecha. En el caso de Panamá, las autoridades nacionales esperan contener el virus.
Los indicios son claros en el sentido de que las medidas tomadas a escala mundial, para enfrentar la epidemia, fueron tardías e ineficientes. Parece que en China se demoraron mucho en tomar las precauciones que ya están aplicándose. En EE. UU., el Gobierno enterró la cabeza en la arena para no ver lo que le iba a caer encima. En Panamá las autoridades de Salud proceden con caución. Algo parecido ocurre en el resto de la región latinoamericana.
Panamá se unió a los países vecinos de Costa Rica y Colombia que ya habían declarado casos del coronavirus. No se han tomado medidas de coordinación con los países vecinos. Tampoco existen protocolos para que los países de la región trabajen juntos en la contención y mitigación del coronavirus. El problema debe ser abordado a través de las instituciones existentes desde México a Argentina, pasando por todos los demás países de la región.
Según los especialistas, la epidemia tiene tres soluciones. El brote podría controlarse mediante intervenciones de salud pública y desaparecer (como lo hizo el SARS). La segunda salida sería la aplicación de una vacuna a corto plazo (12 meses). La tercera solución sería si el coronavirus se convierte en una parte permanente del repertorio de virus humanos como la gripe estacional. Esta tercera opción es la más probable. El nuevo virus no desaparece, se convertiría en otro resfrío.
El Gobierno panameño comenzó a sacudirse y ponerse a trabajar para proteger a la población de los daños que va a causar la epidemia. Sin embargo, el país aún no está preparado para enfrentar el peligro que representa la epidemia. No tenemos la infraestructura, tampoco existen los equipos médicos y aún no se ha creado un plan para poner a funcionar una estrategia logística. Los aeropuertos, hospitales, centros de salud, escuelas, cuarteles y edificios públicos están deteriorados y desorganizados. Los centros penitenciarios representan peligros para los privados de libertad, los custodios y las comunidades aledañas.
Lo que parece que está bien organizado es el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), un brazo militarizado de la Policía Nacional, que administra la provincia de Darién (en la frontera con Colombia) y el distrito de Chepo. Son dos áreas enormes (superan en territorio a El Salvador) y sirven de zona de seguridad para las operaciones militares de EE. UU. Chepo fue sometido a una administración militarizada hace apenas unas semanas. Sus operaciones, al igual que las del Servicio Nacional Aéreo-Naval (Senan), son supervisadas y financiadas parcialmente por EE. UU.
No extrañaría que el Senafront se encargara en el cercano futuro de establecer la organización logística para enfrentar la epidemia que está tocando la puerta. Sea quien sea —la Presidencia, el Ministerio de Salud o un brazo militar de la Policía—, se requiere de los planes que no existen. Panamá tiene cuatro aliados que pueden ser claves en una emergencia. Para comenzar, el “aliado estratégico”, como lo llaman los Gobiernos de turno panameños cuando se refieren a EE. UU. Todo indica, sin embargo, que la Casa Blanca en Washington está hasta el “cuello” en su campaña electoral y no tiene tiempo para ayudar a otros países contagiados por el coronavirus. Un segundo aliado es China, que puede ser de enorme asistencia en los aspectos logísticos. La pregunta más importante es ¿cómo contener, neutralizar y erradicar el virus? China construyó varios hospitales en pocos días en el epicentro de la epidemia que cobró muchas vidas. Corea del Sur también ha dado pasos importantes para enfrentar los estragos del coronavirus y puede ayudar a Panamá en definir políticas inmediatas.
El cuarto aliado es Cuba que tiene el equipo médico, tanto el personal especializado como las medicinas que se necesitan con urgencia. Cuba también está adelantada en la producción de vacunas que tienen el potencial de acabar con el virus. Los cubanos le han prestado asistencia médica a China, Italia, Irán y otros países.
No se puede esperar. Hay que actuar con urgencia, movilizando todos los recursos disponibles.