• 10/02/2025 00:00

Una responsabilidad impostergable

Los que pretenden liderarnos, deben trabajar en la reconstrucción de nuestra psique social y compromiso patriótico, tarea monumental ante las condiciones presentes

Cuando los eventos son tan abrumadores y álgidos en la discusión pública, prefiero dejar el análisis a los expertos. En este caso, a los que conocen a fondo el tema de la política internacional, los tratados entre naciones, la diplomacia, la psicología y psiquiatría y todo lo demás que puedan servirnos para tratar de entender lo que está ocurriendo con la fijación del presidente Trump y el Canal de Panamá. Pero diré dos cosas: 1)-Trump está jugando al “no me importa mentir” y acá estamos en la esfera de la “diplomacia y el respeto entre naciones”, por decirlo de alguna manera. Así no se va a poder. 2)-. Hay evidencias de desinterés social muy distante de las manifestaciones en apoyo a la soberanía que se vivió en el Siglo XX: comprometidos, mayor entrega, organizados, disruptivos, vigilantes y estudiosos de los acontecimientos, exigentes, militantes y dispuestos.

Ese segundo punto es para reflexionar, lo del desinterés social que se ha hecho evidente, no importa cuál sea el resultado final de estas amenazas de Trump. Sumado a la poca o nula educación y compromiso cívico, estudiar la causa de la apatía ciudadana, envuelta en un enojo pasivo, es una tarea necesaria. Presentó algunas observaciones que publiqué hace más varios años. Creo que todos podemos estar de acuerdo en que las condiciones desde entonces han empeorado.

Dice la Cepal que “la noción de pobreza expresa situaciones de carencia de recursos económicos o de condiciones de vida que la sociedad considera básicos de acuerdo con normas sociales de referencia que reflejan derechos sociales mínimos y objetivos públicos. Estas normas se expresan en términos tanto absolutos como relativos y son variables en el tiempo y los diferentes espacios nacionales”.

No hay agua en muchos lugares del país. El servicio de transporte es ineficiente para la gente que depende de el para su subsistencia diaria. El Banco Mundial se refiere a la pobreza como: “un fenómeno multidimensional que incluye incapacidad para satisfacer las necesidades básicas, falta de control sobre los recursos, falta de educación y desarrollo de destrezas, deficiente salud, desnutrición, falta de vivienda, acceso limitado al agua y a los servicios sanitarios, vulnerabilidad a los cambios bruscos, violencia y crimen, falta de libertad política y de expresión”.

Ambas definiciones pudieran ser intuitivas. Es decir, no hay que ser un genio para entender lo subrayado por ellas. Los problemas sociales están insistentemente presentes. A las clases más necesitadas les asfixian dificultades que no parecen superables por múltiples razones; entre esas, su propia condición de rebaño a disposición de los poderes constituidos. Los subsidios y programas de asistencia son insostenibles a largo plazo según algunos de los economistas y planificadores que estudian estos temas, pero los “beneficiados” se han achantado y no parecen aspiran a mejores oportunidades que les permitan ser creativos y productivos en el mejoramiento de su condición de vida. No hay condiciones en muchas esferas que hagan justicia a los más necesitados. Y las posibilidades de crecimiento y desarrollo no son iguales para todos. En materia de justicia, los resultados son evidentes. No hay una justa distribución de las riquezas que genera la Nación, etc., etc.

Debemos entender que el mundo y el mejoramiento de la condición social de los seres humanos es una lucha que no termina nunca. Aquí en Panamá, esa condición ha empeorado sistemáticamente en las últimas tres décadas.

De ninguna manera deben concluir que estoy a favor de los que no asumen una posición patriótica en contra de las amenazas del presidente de los Estados Unidos. Decía Omar Torrijos que “cuando la Patria exige el máximo de sacrificios, a la patria no se le ponen condiciones”, pero estamos en esta encrucijada de expresas deslealtades precisamente porque nuestros líderes, a lo largo de los años, tomaron la decisión de reformar el contenido educativo para dejar a un lado el estudio de nuestra historia y la responsabilidad de los deberes cívicos como ciudadanos y panameños. Dos o tres generaciones han sido formados de esa manera: décadas de corrupción, ligerezas y desviaciones intelectuales y culturales han creado a los desinteresados de hoy que no se sienten comprometidos con la Patria.

Los que pretenden liderarnos, deben trabajar en la reconstrucción de nuestra psique social y compromiso patriótico, tarea monumental ante las condiciones presentes. Si las pretensiones de Trump se logran o las revertimos, esa labor, de todas maneras, es una responsabilidad impostergable.

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