Groenlandia elige cambio e independentismo moderado

Actualizado
  • 13/03/2025 00:00
Creado
  • 12/03/2025 21:15
El inesperado triunfo del liberal Demokraatit respalda la idea de construir un proceso sólido, sin fecha definida, para una hipotética separación de Dinamarca

Las elecciones groenlandesas, celebradas bajo la presión de Estados Unidos para hacerse con este territorio autónomo danés, resultaron en una apuesta por el cambio y el independentismo más moderado, con un desplome de los partidos tradicionales.

El inesperado triunfo del liberal Demokraatit respalda la idea de construir un proceso sólido, sin fecha definida, para una hipotética separación de Dinamarca, idea que apoya la mayoría de las fuerzas parlamentarias y de la población.

Pero la gran subida de los independentistas más radicales del Naleraq, que serán la segunda fuerza en el Inatsisartut (Parlamento), puede ejercer también presión en las relaciones con Dinamarca.

El Demokraatit pasó de ser la cuarta fuerza con el 9,1 % de los votos y tres escaños a tener el 29,9 % y diez mandatos parlamentarios, convirtiéndose en el primer partido “no histórico” en la política groenlandesa en ganar unos comicios en casi medio siglo de autonomía.

“Queremos extender la mano a todos. Vivimos en un tiempo en el que debemos estar juntos. Estamos abiertos a hablar con todos los partidos y buscar la unión”, afirmó su líder, Jens-Frederik Nielsen, a la televisión pública groenlandesa KNR.

Nielsen reiteró durante la campaña la expresión: “Nos apuramos lentamente”, en alusión al proceso de construcción de un futuro Estado soberano de un territorio que tiene retos importantes en áreas como educación o sanidad y muy dependiente de Dinamarca, que aporta el 40 % de sus ingresos anuales.

La idea de una independencia paso a paso choca con la del Naleraq, que quiere activar ya las negociaciones con Dinamarca, aunque ambos partidos coincidan en políticas económicas.

En la noche electoral, Nielsen abogó por una línea “tranquila” hacia EE.UU., aunque en la campaña criticó la “falta de respeto” del presidente estadounidense, Donald Trump, a esta isla ártica de algo menos de 57.000 habitantes.

El socialista Inuit Ataaqatigit (IA) del presidente Múte B. Egede se presenta como el socio más probable, a pesar de su descalabro electoral: ambos ya gobernaron juntos en 2009 una legislatura entera, a pesar de sus diferencias ideológicas.

Los analistas apuntan también a una posible participación del liberal Atassut, quinto con el 7,3 y dos mandatos.

Derrumbe de los partidos ‘históricos’

El IA, que había ganado los comicios de 2021 con el 36,6 % y 12 escaños, cayó hasta el 21,4 % y 7 bancadas, un mal resultado que no ha impedido a Egede mostrarse “listo” para unas hipotéticas negociaciones de gobierno.

Una caída similar en porcentaje experimentó el socialdemócrata Siumut, socio menor del IA en el último gobierno, más dolorosa por su valor simbólico.

El partido que llegó a gobernar 30 años de forma ininterrumpida (1979-2009) es ahora la cuarta fuerza con el 14,7 % -doce puntos menos que su peor resultado hasta ahora- y apenas cuatro mandatos.

“Asumo toda la responsabilidad”, declaró su líder, Erik Jensen, quien, como ministro de Pesca la pasada legislatura, impulsó una ley muy criticada en las pequeñas poblaciones costeras, y durante la campaña envió mensajes equívocos sobre el proceso independentista.

La marcha del partido Aki-Matilda Høegh-Dam, una de las dos diputadas groenlandesas en el Folketing (Parlamento danés), al Naleraq, fue otro golpe duro.

La ola ‘naranja’ roza la sorpresa

Aparte de fichajes de peso y la notoria actividad en redes sociales y mítines de sus seguidores ataviados de prendas naranjas, el Naleraq ha sabido aprovechar el descontento en las poblaciones pesqueras y su defensa de la cultura inuit, así como el descontento con el Gobierno.

Y eso le ha servido para duplicar votos y escaños hasta el 24,5 % y ocho mandatos.

Su líder, el controvertido Pele Broberg, no descartó integrar una coalición de gobierno, pero propuestas como crear un registro para un hipotético referendo de independencia en el que sólo puedan votar inuit no son bien vistas por ningún otro partido.

Nueva relación con Dinamarca

Sea cual sea la forma del nuevo gobierno autonómico, parece probable que haya algún tipo de negociación con Copenhague para redefinir la relación entre Groenlandia y Dinamarca, que integran junto con las islas Feroe la denominada Mancomunidad del Reino.

La revelación en los últimos años de varios casos polémicos, como la implantación sin consentimiento de espirales a miles de jóvenes groenlandesas entre las décadas de 1960 y 1990, han tensado las relaciones, una situación acentuada por las presiones de Trump.

Y han impulsado iniciativas como una comisión conjunta sobre las relaciones entre Dinamarca y su antigua colonia, una inversión de 2.000 millones de euros para reforzar la defensa, un plan contra el racismo hacia los groenlandeses o que Nuuk pueda elegir el “embajador” para el Ártico de la Mancomunidad.

La primera ministra danesa, Mette Frmederiksen, y diferentes partidos daneses se han abierto en varias ocasiones últimamente a impulsar una relación más “equilibrada” entre Nuuk y Copenhague.

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