La mayor ciudad de la frontera sur de México, Tapachula, emplea a migrantes que quedaron varados por las restricciones del presidente de Estados Unidos,...
En 1925 se dieron hechos sobresalientes en nuestros país y que llevaron a hacer un alto y analizarlos. La revolución guna y el Movimiento Inquilinario que ocurrió en octubre del mismo año. Se cumplen cien años de esta histórica lucha, la defensa de sus tierras y costumbres por los guna por un lado, y el Movimiento Inquilinario en defensa del derecho a una vivienda digna.
Con base en el libro Así lo vi y así me lo contaron, de Aiban Wagua, quien recopila, sintetiza y traduce. Señala en su portada que “las ancianas, nuestras madres, prepararon los medicamentos y atendieron directamente los secretos de los inadulegan. Tanto mujeres como hombres habían trazado una meta muy clara: responder a los maltratos de aquellos que ni siquiera eran gunas, proteger y rescatar la cultura, defender la vida”.
Nos dice Wagua que la revolución de los gunas constituye la respuesta limpia del pueblo al proceso violento y homicida de aculturación que quiso imponerles el Gobierno de Panamá . Esa es su convicción, es su derecho a la libertad, frente a una arbitraria pretensión de sometimiento.
Entre las causas que llevaron a la revolución señala Wagua las siguientes:
° Represión y abolición violenta de ceremonias y de ritos propios por parte de la policía colonial e indígenas escolarizados en la ciudad de Panamá.
° Imposición cruenta del cambio de la mola al traje de tipo occidental, atropellos, ultrajes, violación de mujeres...
° Encarcelamientos injustificados de aquellos que contradecían a los policías; creación de clubes para bailes...”.
° Expropiación de lotes de terrenos, robos, invasiones, penetraciones irregulares en las propiedades comunales”.
° Explotación de mano de obra en beneficio estrictamente policial .
° Asesinatos (1921ss), y tiros a mansalva de policías contra aquellos que respondían a sus provocaciones...
° Incendio de la comunidad de Niadub y amenazas permanentes de quema de otras comunidades por parte de los policías coloniales.
Las arbitrariedades que imponía aquella policía no eran aplicadas ingenuamente sino desde planes muy claros y basados sobre criterios de:
· El indio “no civilizado” visto como amenaza para el país. Necesidad de una rápida integración indígena a la “vida nacional”. Lo que implicaba desestabilizar y desintegrar a los pueblos indígenas para incorporarlos como grupos anónimos y sin historia a la ciudadanía global panameña que se traducía, indefectiblemente, en su empobrecimiento y alienación.
· Uno de los medios de llevar a la práctica el principio anterior era abolir las costumbres consideradas supersticiosas, incluso satánicas.
· La mayoría nacional versus minoría indígena, porque esta última, constituía grupos marginales peligrosos...
· Aplicación de un monoculturalismo absoluto, en el que todas las sociedades del mundo debían asemejarse a su prototipo occidental y las diferencias no manifestaban entonces, más que grados de salvajismo.
Ante tales concepciones antiindígenas que aún persisten en nuestro país , el pueblo guna se levanta a puño limpio. El levantamiento fue entonces un alzarse para sacudir la ley del terror y de muerte impuesta por el Estado contra los pueblos indígenas, mediante su aparato de represión.
Lo que relata Aiban Wagua en Así lo vi, y así me lo contaron, la Revolución Guna, llevó un proceso que comprendió varios años.
Durante estos años la población indígena sufrió abusos de diferentes índoles. Señala que sus pares eran dueños de extensos cocotales. Ellos mantenían a sus familias con el coco. Con los cocos podían tener bien vestida a toda la familia. Cuando moría algún familiar, el padre de familia enterraba el cadáver con todos sus haberes de oro que contaba la persona.
En 1915 se tuvo una entrevista con el presidente Dr. Belisario Porras, a quien se le informó de la situación que se vivía en la comarca, dadas la cantidad de robos y la usurpación de fincas por parte de personas extrañas.
Los niveles de organización por grupos y por islas con un responsable conocido en la preparación y para garantizar la participación en el movimiento de la mayor cantidad de pobladores cuyo objetivo era lograr el respeto y la dignidad de la comarca.
Nele Kantule y Colman sabían “que sin tierra, sus hijos serían pobres y mendigos, que la historia, la cultura no nacían ni se fortalecían sin un territorio”.
Cien años han transcurrido de aquel 25 de febrero de 1925, donde la población guna luchó porque se respetaran sus costumbres, creencias, y su dignidad como pueblo.