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- 18/10/2022 00:00
Las tribulaciones de Alemania
Había pretendido titular a este artículo “Alemania rica y pobre”, pero podría no reflejar el verdadero carácter del drama que sufre esa nación; no se tape la cara el lector, rojo de vergüenza, jamás me atrevería a llamar pobre a Alemania. De todos es sabido que ese país es un emporio de cultura del trabajo y que, si lo dejan, se echa a las espaldas a toda Europa y aún así sigue generando la riqueza que fluye de las manos de sus gentes.
Esa cultura fabril, que aúna el poder de su ciencia y técnica local y universal con la capacidad laboral de cada ciudadano, es la que permite al pueblo alemán regenerar su economía después de cada guerra. Algunos dicen que Alemania pierde las guerras, pero gana en la paz.
No es pobre un país que acumula sobre su pasado la gloria de haber engendrado a titanes de la Ciencia, la Técnica y la Cultura como Gutenberg, Lutero, Beethoven, Goethe y tantos otros. Ahora se preguntará el lector a qué me refiero cuando escribo “pobre Alemania”. Lógicamente aludo a que Alemania sigue ocupada militarmente por los Estados Unidos, aun después de haber pasado 80 años de la finalización de la Segunda Guerra Mundial. En efecto, aquel país ocupa con sus tropas casi todos los países del globo terrestre (los que se dejan), pero la mitad de sus efectivos se concentran sobre y cerca del suelo alemán.
¿Cómo es que después de firmar los acuerdos que fundamentaron poner fin a la Segunda Guerra Mundial, empezando por los Tratados de París en 1947, la creación de la República Federal Alemana (con sus méritos), la República Democrática Alemana (también con sus méritos) y la reunificación posterior, juntando, ahora sí, todos aquellos méritos, el suelo alemán continúa salpicado de bases estadounidenses que superan en recursos y efectivos a las tropas de la “Bundeswerh”, las que terminan por caracterizarse, en la realidad, como tropas auxiliares de las norteamericanas ejecutando sus mandados por todo el orbe.
Lejos de mitigar su ostensible permanencia, cual terco ocupante, ahora los Estados Unidos deciden situar en Alemania un supercomando que centralice todas las acciones dirigidas contra el este de Europa; y estas decisiones se adoptan sin tomar parecer a la propia Alemania, la cual, por estar vinculada a la OTAN, recoge, bajo esa máscara de pertenencia solidaria, la obligación de aceptar que su territorio abrigue acciones hostiles contra el resto de Europa. El pueblo alemán no soportará esa vergüenza por mucho tiempo, ya lo expresan las estridentes manifestaciones de protesta que recorren las ciudades de Alemania.
Ahora comprenderá el lector que Alemania, sin culpa y sin quererlo su pueblo, además de ser RICA en bienes, es POBRE en soberanía. Pero, que es la soberanía sino la libertad que ejerce el pueblo de una nación ante otras naciones, por ende, Alemania, como país, es un territorio sin libertad ante los otros pueblos.