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- 02/02/2021 00:00
Tres propuestas para la Caja de Seguro Social
La desconfianza y la falta de transparencia que hay en todos los sectores, impiden que se haga un análisis justo y recomendaciones para mejorar el país. La agonía por largos años de la Caja de Seguro Social nos obliga a intentarlo, en la esperanza de que llegará el día en que lo que sugiramos será valorado y escuchado. Lo que sale de los estados financieros de la Caja es pura pus. Sin embargo, es plausible el esfuerzo que hace la actual dirección, de la voz de su subdirector, Francisco Bustamante, para explicar las razones de la actual crisis, la peor de la entidad en toda su historia.
1. Se dice que tienen mucho más personal administrativo de lo que requiere, en proporción con los que laboran en áreas sanitarias (más caciques y caciquitos que indios). Esos son parámetros internacionales. Hoy, fácilmente, se puede determinar, a través de mecanismos de Recursos Humanos, que bien podría financiar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), cómo se puede organizar la entidad para que no tenga los trabajadores que no sean indispensables para su correcto funcionamiento institucional. A través de mecanismos que no afecten a los actuales funcionarios, se pueden establecer políticas para que no sean reemplazados los que se jubilen, renuncien o fallezcan. Así nadie pierde.
2. La “despolitización partidista” de la Caja de Seguro Social es urgente. Un solo ejemplo: en la Caja de Seguro Social su director legal es Benicio Robinson, hijo. Me imagino que debe ser un abogado capaz, pero seguro que llegó allí, en tiempos de Varela, por la influencia de su padre. Así debe haber muchos y de varios partidos y diputados. La Caja no debe ser objeto de espacios políticos de nadie; urge respetar la autonomía que según la Ley debe tener. Tampoco debe servir la Caja como sitio de refugio, abrigo y salario de parientes y amigos de los miembros de la junta directiva de la entidad, como ocurre en la actualidad con los directivos más antiguos de la entidad que hasta mueven contratos con la entidad. La Caja, sin privatizarla, puede ser bien administrada con visión de empresa privada.
3. Se reitera que solo con el aporte del Estado se puede salvar la caótica situación financiera de la Caja de Seguro Social. Pero ¿con el actual estado de las finanzas públicas de dónde se sacará algún fondo para ayudar al déficit de la Caja? En esto tenemos que ser creativos y proactivos: ver los recursos y capacidades que el país tiene y que, por pereza y falta de liderazgo y otras cosas… no se ponen a producir. Ya hasta proponen que un porcentaje del Canal sea para el Seguro.
Pronto se iniciará en la Asamblea Nacional la discusión de la nueva ley minera, oportunidad de oro para lograr que el Estado obtenga un rendimiento mayor de sus recursos minerales que las exiguas regalías que hoy obtiene. Hoy, por cada dólar que se obtiene de ganancia de las minas de oro, cobre y plata que explota Minera Panamá en la provincia de Colón, la empresa se lleva 98 centavos y Panamá solo 2 centavos. Y eso es lo que nos dicen, ante la falta de control del Ministerio de Comercio de lo que allí realmente se explota. Existe una propuesta del diputado Nelson Jackson de que, al igual que otros países, Panamá valore en un 49% lo que recibe por la explotación de sus recursos, quedando el 49 % de la empresa explotadora por la tecnología que aporta, y 2 % para los trabajadores, tal como el antiguo INTEL al venderle el 49 % a Cable & Wireless durante la administración Pérez Balladares. El pasado año, según lo que “declaró” Minera Panamá, el total de lo explotado superó los 1200 millones de dólares. A Panamá solo le tocaron 21 millones.
¿Cómo que nos gusta ver la prosperidad a lo lejos? Esta ley podría contemplar un aporte sustancioso al fondo de invalidez, vejez y muerte que mejorará sustancialmente la economía de los jubilados que tienen ingresos menores a B/.1500.00 y podría ser una tabla de salvación a las caóticas finanzas de la Caja. ¿No les parece?
Seguro estoy de que saldrán más propuestas para darle la mano a una entidad que es de todos los panameños, sobre todo los más vulnerables. Su solución requiere de mucha voluntad y decisión política. Lo pudimos lograr con el Canal de Panamá, ¿por qué no intentarlo con la Caja de Seguro Social?
Dejemos esto hasta tres, porque si se implementaran un par, ya habría ganancia.