• 03/08/2020 00:00

Torrijos: 39 años entre luces y sombras

La conocida frase, se la escuché a Fernando “Nando” Martínez el viernes pasado, 31 de julio, fecha en que se conmemoraban los 39 años de la desaparición física del general Omar Torrijos.

La conocida frase, se la escuché a Fernando “Nando” Martínez el viernes pasado, 31 de julio, fecha en que se conmemoraban los 39 años de la desaparición física del general Omar Torrijos. Nando hacía alusión a que todos, líderes, seguidores, críticos, conocidos, desconocidos, religiosos o anónimos, incluyendo a Torrijos, viven o vivieron sus vidas “entre luces y sombras”, acciones que pueden ser aplaudidas por admiradores o cuestionadas vehementemente por adversarios o enemigos. Al mismo Torrijos se le atribuye el dicho “el que es muy puro, se lo fuman”. El homónimo histórico de Torrijos, el Dr. Arnulfo Arias, levanta iguales reverencias o condenas por sus ejecutorias a lo largo de su vida.

A 39 años de su muerte no hay dudas de que Torrijos se ha convertido en uno de los personajes más importantes de la historia nacional con logros que muchos aplauden y enaltecen y desaciertos por los que lo condenan como un personaje “funesto” de nuestra historia.

Está el Torrijos, uno de 11 hermanos, militar graduado. El del cerro Tute, el del golpe del 11 de octubre de 1968, el jefe de Gobierno de un régimen que persiguió encarceló y exilió panameños, incluso gente que luego lo apoyó en la gran causa nacional. El Torrijos que restableció relaciones con Cuba, el del grupo de Contadora, el jefe negociador de los Tratados que llevan su nombre, etc.

Los adversarios pretenden desviar la mirada histórica con una frase repetida constantemente: “los 21 años de dictadura”. El razonamiento, el estudio y la evaluación histórica, no funcionan así. Los investigadores honestos, comprometidos con su oficio, a la vez que estudian diferentes fases de un personaje, por ejemplo, en sus conclusiones, no necesariamente etiquetan el todo de su presencia histórica con frases puntuales ni conclusiones emocionales. Recurren a la evidencia concreta y demostrativa para hacer sus evaluaciones. Y dejan espacio para la discusión y el intercambio intelectual con pruebas y para la corrección.

En los Archivos Nacionales de los Estados Unidos, reposa un informe del entonces embajador de los Estados Unidos en Panamá, Charles Adair, fechada el 11 de octubre de 1967, exactamente un año antes del golpe de Estado que derrocó al presidente Arnulfo Arias Madrid. Adair resume una conversación que mantuvo el oficial de reporte (Reporting Officer), sin mencionar el nombre del individuo, con el entonces secretario ejecutivo de la Guardia Nacional, teniente coronel Omar Torrijos.

Traduzco algunos señalamientos que el embajador Adair hizo en la nota dirigida al Departamento de Estado hechas y desclasificada hace ya algunos años: 1- “Aunque normalmente demuestra una considerable reserva en sus conversaciones, Torrijos mostró estar emocionalmente envuelto en los temas …” [Emotional involvement]. Hay pocas dudas de qué quiso decir cada palabra que dijo”. 2- “Hay mucha 'corrupción', dijo Torrijos, en todas las fases de la actividad del Gobierno, y la gente común no lo va a aceptar para siempre con la misma paciencia que han demostrado hasta ahora”. 3- “A pesar de toda la corrupción que existe aquí, dijo, nunca verás a una persona de una familia conocida [well known family] ir a la cárcel sin importar cuál sea su crimen”. 4- “Torrijos afirmó que lo que necesitamos es honestidad en el Gobierno y una contabilidad estricta de cada centavo de los ingresos públicos presupuestados para estos y otros propósitos …”.

Independientemente de los cuadrantes en que algunos desean encasillar a Torrijos, la historia arrojará que, durante su tiempo, entre luces y sombras, el mundo nos miraba con respeto y como un país digno. Con su liderazgo alcanzamos la victoria más significativa de toda nuestra historia: la firma de los Tratados Torrijos-Carter y la recuperación de la Zona del Canal.

Hoy, la corrupción generalizada, nos cubre de una densa sombra de donde parece imposible salir. Debería ser de interés general observar a Omar Torrijos en la distancia. Sus enemigos, si pretenden ser honestos, deben estudiar su ejecutoria y su pensamiento en el marco histórico con el máximo grado de objetividad. Dejar a un lado las intransigencias emotivas y con un profundo y reflexivo suspiro, 39 años deberían comenzar a darnos la tranquilidad para evaluar el tiempo de Torrijos con serenidad. Verlo con un grado de frialdad que solo el tiempo nos provee para ver si, venciendo la corrupción, podremos recuperar la dignidad que una vez sentimos como nación.

Comunicador
Lo Nuevo