• 06/12/2014 01:00

La historia a través de los libros de texto

Hoy día tengo entre mis manos el ya legendario: Lector Istmeño —segunda edición— 1917

¿Qué haríamos sin los historiadores, sin los cuentacuentos, sin los anecdotarios, sin las narraciones legendarias y los sucesos contados por tradición oral? La historia se perdería... Pero, a pesar de ello, vemos que el ser humano ha alcanzado, desde los primeros tiempos, dejar grabados en algún lugar sus señales de vida. Y, en constante evolución, a pasos agigantados, dichosamente dio con la invención de la imprenta, logrando así que ‘los libros estén al alcance de todos’. Preservando, de esta manera, temas, asuntos, acontecimientos pasados, dignos de memoria...

En fin, la simple acción de leer un libro también ha evolucionado tanto que en el presente podemos tener frente a los ojos y entre nuestras manos textos transmitidos a través de las imágenes virtuales. Estos son los muy conocidos y muy bien llamados ciberlibros, libros electrónicos; digitales. Realidad que nos demuestra una transformación, tanto del lector como del volumen. Sin embargo, no dejemos de valorar a los ancianos textos que nos pueden dar a conocer, entre muchas otras cosas, nuestra historia; de dónde venimos... quiénes somos... Hechos, acontecimientos, narraciones que nos llevan a reflexionar sobre lo que es realmente el suelo que nos vio nacer; además del amor y respeto que debemos mostrar hacia nuestro terruño...

Hoy día tengo entre mis manos el ya legendario: Lector Istmeño —segunda edición— 1917. Obra adoptada como texto oficial en las Escuelas Primarias de la República de Panamá. Modesto volumen que heredé de mis hermanas, mayores que yo. Según parece, este librito fue guía de lectura y fuente de conocimientos para todos los estudiantes de la época. Es más, asiduos lectores de esta decana, hoy me atrevo a extenderles cordial invitación para que juntos apreciemos lo que El Lector Istmeño nos dice sobre la patria:

La patria es, literalmente la tierra de nuestros padres, pero nuestros padres, a su vez, tuvieron también padres y siguiendo así, remontándonos hasta muy lejanas épocas, vemos en conocimiento de que no solo el presente sino también el pasado y el futuro se unen en nuestra mente para darnos un concepto más amplio y más atractivo de esa palabra patria, que tan dulcemente resuena en nuestros oídos. Nuestra patria no es, pues, ya solo la tierra de nuestros padres, sino la de nuestros abuelos y la de los padres de estos y la de los demás parientes y amigos.

Niño: aprende a amar a tu patria; ámala como ella ha sido amada por todas las generaciones que te han precedido; como la amaron los Fábrega, los Arosemena, los Herrera, los Obaldía, los Hurtado, los Colunje, defensores de nuestras libertades y de nuestros derechos; como la amo esa falange de patriotas que en 1903 anunció al mundo entero su resolución irrevocable de hacer a nuestra patria libre e independiente.

*EDUCADORA JUBILADA, COMUNICADORA SOCIAL - RADIO, PREMIO NACIONAL UNICEF DE PRENSA-RADIO SPANISH IA AND SUB, PARA LAS ESCUELAS PÚBLICAS DE SEATTLE, WA. E.U.

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