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- 13/12/2009 01:00
Pobreza: tema de derechos humanos violados
Desde 1950 se observa el 10 de diciembre de cada año como Día de los Derechos Humanos. Con el Día se conmemora el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas (1948); con esta Declaración se pretendía sentar las bases de un compromiso ético para obligar a todos los Estados a cumplir y hacer cumplir una serie de normas, a fin de garantizar el respeto a la vida digna de los seres humanos, en especial de las grandes mayorías excluidas. En la Declaración, se esboza la idea de que el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la persona humana “son los fundamentos para la libertad, justicia y paz en el mundo”.
El ejercicio de todos los derechos humanos (sociales, económicos y culturales, así como los derechos civiles y políticos), se ve obstaculizado por la discriminación. Con suma frecuencia, los gobiernos cuando tienen que ocuparse de los prejuicios y la discriminación, guardan silencio o muestran complacencia ante la violación de los derechos humanos de los pobres.
En Panamá más de un tercio de la población padece de la mayor discriminación, al negarse sus posibilidades de cubrir sus necesidades materiales de vida (alimentación, vivienda, salud, vestido, etc.); ello producto de las medidas de política económica que imponen los gobiernos.
Al respecto, elocuentes las declaraciones de un panameño, al momento de interrogársele sobre el proyecto de ley sobre la venta de playas, islas y costas, “ el único derecho que tenemos los panameños es obtener cédula, el resto nos es negado para favorecer a los grupos de poder económico ”.
El terreno de la indivisibilidad y de la interdependencia de los derechos humanos, nos permite afirmar que a las personas que se encuentran en una situación de extrema pobreza (precarizados), no se les respeta alguno de los derechos humanos enunciados en la Declaración Universal. No es posible hablar de libertad, de justicia ni de democracia, cuando una persona no puede vivir dignamente. Como bien se afirma: “ La pobreza debe considerarse como un tema de derechos humanos violados ”.
En nuestro país también se conculca el derecho a organizarse libremente. Por ejemplo a los trabajadores se les restringe el derecho a la organización sindical; el derecho a un salario que propenda a la vida digna; los procesos legales en materia laboral dan cuenta de cómo, de manera creciente, los fallos violan el precepto del principio de favorecer a la parte más vulnerable y favorecen la llamada “ seguridad jurídica de las empresas ”.
La violación al respeto a su cultura, a la tierra ancestral, a convivir armónicamente con la naturaleza, que viven los pueblos originarios coloca a Panamá como una nación que incumple la Declaración Universal de los Derechos Humanos; sobre todo a partir de las últimas actuaciones represivas del gobierno, que no tiene mucho que envidiar a regímenes dictatoriales.
La discriminación de que es objeto la mujer, colocándola en discriminación laboral, violentando sus derechos desde la misma institucionalidad del engranaje gubernamental, constituyen otra clara muestra de que en este país los gobiernos son violadores de los derechos humanos.
Frente a este panorama, debemos recordar que la Declaración de los Derechos Humanos y su conceptualización integral, fueron el resultado de la lucha que emprendieron las masas oprimidas contra la vorágine del capitalismo. Que se cumplan con estos preceptos, demanda de las actuales generaciones capacidad de organización y movilización, que nos permita defender nuestros derechos individuales y políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales.
La falta de credibilidad y de confianza en las instituciones públicas, que supuestamente debieran defender, proteger y sustentar al sector más pobre de la población, es total. Frente a ello, la experiencia en América Latina demuestra cómo los sectores marginados solo han encontrado defensa de sus derechos a través de la lucha organizada que ellos mismos realizan, tal es el caso del Movimiento de Piqueteros en Argentina, los Sin Tierra en Brasil, entre otros movimientos latinoamericanos. Sectores Populares unidos por la necesidad y por la esperanza de crecer, a pesar de sus carencias, han estrechado fuerzas creando vínculos poderosos entre sí. Tan poderosos como para lograr revertir medidas antipopulares.
En Panamá, Frenadeso como parte del movimiento social, ha llamado a organizarnos, a crear un instrumento político, a crear poder popular que permita autoconvocar a una Constituyente Originaria; es decir, a crear nuestra propia alternativa que garantice el respeto al derecho a una vida digna.
*Secretario general del Suntracs.suntracs@hotmail.com