• 23/10/2022 00:00

Tatuajes, derechos y discriminación

“[...] y en el caso de los tatuajes, estamos ante un derecho de personalidad y de libertad de expresión, que en ningún momento debe ser motivo de discriminación, y de menosprecio a la dignidad humana”

El término “tatuaje”, del francés “tatouage” es una marca o dibujo que se graba en la piel, inyectando tinta en la epidermis. Sus orígenes son antiguos, pues los pueblos primitivos les asignaban un valor mágico, más tarde fue un signo de nobleza, se volvió popular a mediados del siglo XIX, como signo de masculinidad, aventura y sagacidad y se cuenta que no solo lo usaban los marineros, sino también la realeza, aunque en otros momentos fue impuesto obligatoriamente a esclavos o prisioneros, y más reciente por los nazis para marcar a los prisioneros en los campos de concentración.

Hoy en día, el llevar un tatuaje no es nada raro, lo llevan futbolistas y cantantes, entre otros, y es un signo de cultura corporal o de identidad y personalidad, aunque es mal visto por muchas personas conservadoras, que los juzgan mal y tienen marcadas a estas personas, dándoles un trato diferenciado, como si llevaran en su pecho una “Letra escarlata”, como sucede en la literatura norteamericana con la novela de Nathaniel Hawthorne, que lleva el mismo nombre, en la que Hester es condenada a llevarla por ser acusada de adulterio en una sociedad puritana de Nueva Inglaterra del siglo XVII.

Y por supuesto, esto nos lleva a valorar las limitaciones que tienen los jóvenes para ingresar a la Policía Nacional, por lo que es positiva la propuesta de reforma penal que reposa en la Asamblea Nacional, porque con ello se pone fin a una discriminación por esos motivos, y en la que también es oportuno promover una regulación legal sobre discriminación en un sentido amplio, y no solo meramente sexual o por racismo, como tenemos en la actualidad.

El papa Francisco, dirigiéndose a los jóvenes, nos dice: “No se asusten de los tatuajes. Los eritreos, desde hace años, se hacían la cruz aquí (en la frente). El tatuaje indica pertenencia. ¡Con los jóvenes uno no debe asustarse nunca! ¡Nunca! Porque siempre, incluso detrás de las cosas que no son tan buenas, hay algo que nos hará llegar a alguna verdad”.

Ciertamente, la imagen personal es importante, pero evitemos dejarnos influir en el trato con las personas por la apariencia física, entre otros, por tatuajes, porque todos tienen derecho a un trato igualitario, y como dice un refrán “las apariencias engañan”, y no hay que prejuzgar.

Recordemos, además, que todos tenemos derecho a disposición sobre nuestro cuerpo mientras estamos vivos y luego después de la muerte, con las limitaciones legales, y con fines curativos y no curativos (estéticas, cambio de sexo, tatuajes y trasplantes de órganos, entre otros), y en el caso de los tatuajes, estamos ante un derecho de personalidad y de libertad de expresión, que en ningún momento debe ser motivo de discriminación, y de menosprecio a la dignidad humana.

Antes de concluir, por suerte, el Derecho Penal moderno solo castiga por los hechos que el sujeto realiza (derecho penal de acto) y no por su forma de ser, de pensar o su modo de vivir (derecho penal de autor), como sucedió en Alemania, durante el Gobierno nacionalsocialista (1933-1945), aunque en nuestro país uno de los signos distintivos para identificar a los miembros de una pandilla, o un signo de pertenencia, son los tatuajes característicos del grupo (art. 330).

Catedrática de Derecho Penal, UP.
Lo Nuevo