Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha emitido pronunciamientos sobre Panamá, amenazando con reclamar la devolución del Canal si no le ablandan las tarifas a sus barcos, pero fundamentalmente, si Panamá no rompe sus relaciones con China, entonces exigiremos que el Canal de Panamá sea devuelto a Estados Unidos en su totalidad, rápidamente y sin cuestionamientos.
Este hecho resulta en extremo preocupante dado su interés de violar el derecho internacional, de agitar aún más los graves conflictos geopolíticos y de continuar usando nuestro país como rampa de agresión contra otros pueblos con el contubernio de gobiernos y grupos de extrema derecha de la región y oligarcas de Panamá.
Las declaraciones de Mulino no son garantía de la defensa de la patria. Recordemos el calibre vendepatria del gobierno empresarial. Mulino ha dicho en varias ocasiones, a propósito de la crisis migratoria, que “la frontera de Estados Unidos comienza en Darién”, reivindicando con ello parte de lo que el imperio llama su patio trasero; también, a un día del duelo nacional por la conmemoración del 35 aniversario de la invasión del 20 de diciembre de 1989, en declaraciones en cadena nacional justificó la cobarde y salvaje agresión militar de Estados Unidos contra Panamá, en momentos en que nuestro pueblo reclama la verdad sobre el número exacto de muertos. Súmele a ello las palabras del ministro de Salud, Fernando Boyd, que amenazó en las consultas públicas en la Comisión de Trabajo, Salud y Desarrollo Social de la Asamblea, con la posibilidad de que Estados Unidos tenga “una excusa para quedarse con el Canal” si no se aprueban sus nefastas reformas a la Caja de Seguro Social (CSS).
Además, Mulino no ha emitido pronunciamiento sobre un hecho que es intolerable a la dignidad patria: cual si fuéramos una colonia yanqui, el CEO de First Quantum Minerals (FQM), Tristan Pascall, que entiende que en Panamá manda Estados Unidos ahora con Trump, osó pedirle al futuro mandatario gringo que intervenga para la reapertura de su mina a cielo abierto, cuyo contrato fue declarado inconstitucional hace un año por un fallo de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) por violar 25 artículos de la Constitución y varios convenios internacionales al atentar contra la vida, la salud y el ambiente de los panameños. Recordemos que el socio principal de FQM es la sociedad de inversión multinacional estadounidense BlackRock, aliado estratégico del Banco General de Panamá.
Algunos sectores gringueros de siempre, quieren justificar las nefastas declaraciones de Trump bajo el argumento de la corrupción que impera en el país y que el excedente canalero está en manos de los corruptos. Desde 1903 y siempre ha existido corrupción en Panamá. Venir a argumentar que el Canal está en manos de corruptos oligarcas, lo cual es cierto, o las relaciones con China para justificar que Trump se apodere del Canal, es querer encubrir el vendepatria que llevan por dentro.
Estos siempre han soñado que seamos una estrella más en la bandera gringa, prefieren un gringo corrupto como gobernante. Son los mismos que en cada elección eligen los gobernantes corruptos que hemos tenido y que imponen las élites económicas gringueras.
Judas y vendepatrias siempre habrá. Pero verdaderos patriotas también. Somos los patriotas los que defenderemos la patria, tal como lo demostraron los mártires de enero de 1964. Esta generación de patriotas no desmayaremos hasta hacer valer la soberanía nacional y alcanzar nuestra plena independencia para que el Canal esté finalmente en manos del pueblo panameño para el desarrollo nacional y social.
Ante esta situación, llamamos al pueblo y a sus organizaciones a mantenernos en estado de alerta máxima, prestos a la lucha para la defensa de la patria y los intereses populares.
Sépanlo, es el pueblo panameño el que históricamente lo reconoce y lo defiende “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y de la mina y sus zonas adyacentes son de Panamá, y lo seguirán siendo”. Esta patria no se vende, esta patria se defiende. Este martes 31 de diciembre, desde las 9:00 a.m. estaremos en las escalinatas del edificio de la Administración del Canal de Panamá en los 25 años de reversión.