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- 28/10/2024 00:00
Sobre la seguridad social y el estado necesario
Una vez más, la seguridad social se enfrenta a una crisis adaptativa, relativa a la necesidad de mantener la cobertura de protección a la población para la cual fue creada. El concepto de ahorro, que es consustancial a su funcionamiento, se potencia y trasciende lo particular y al hacerse colectivo crea una fuerza que se constituye en una poderosa capacidad para apoyar y trasformar al Estado, el cual debe coadyuvar creciendo y cambiando positivamente el ámbito en el cual se ejercen y obtienen las demandas que el trabajador requiere para su vida particular y su entorno.
Este marco en que se desenvuelve la vida del aportante no es estático y eterno en relación con el marco social, razón por la cual periódicamente se descubre la necesidad de ajustes. Al descubrir la necesidad de ajustes es importante mantener el concepto de que ellos deben seguir repercutiendo en forma favorable sobre la vida del trabajador, para eso y por eso se ajusta buscando sostener el ámbito de consumidores que dan vida al movimiento económico. El pacto social tácito no concibe que los ajustes deban perjudicar los intereses del aportante por cuanto que la satisfacción es la que blinda a la seguridad social; una seguridad que despoje es inviable.
El cambio etario es innegable y ello hay atribuírselo a la protección brindada por la seguridad social, todo ello dentro del incremento de la productividad general. Si el cambio etario está presente y nos preocupa en términos del alargamiento de la duración de la protección, entonces por qué no discutir la calidad y estabilidad de los trabajos, para mejorar las posibilidades de aportar más. Todo lo anterior lo afirmamos teniendo en cuenta que la evasión y elusión de las aportaciones es un condicionamiento delincuencial que impide la visión correcta del potencial de la Caja.
La disputa entre sectores y sus intereses es larvada pero no debe ser ignorada, ella semeja actores tirando de una cuerda: trabajadores versus empresarios. Es aquí donde debería imponerse el teórico papel arbitral del Estado, pero ello se dificulta si el gobierno anuncia explícitamente que es un gobierno de la empresa privada.
A renglón seguido expondremos tres niveles de análisis:
La atención: planteamos, dos enfoques el técnico y el administrativo. En la parte técnica es necesario invertir la pirámide de servicios, de manera que se acceda a los mismos por la parte baja de la pirámide en un enfoque de atención territorializada. Esto es importante por cuanto en la actualidad el asegurado accede a los servicios directamente por el tercer y cuarto nivel de atención utilizando inadecuadamente al recurso especializado. En la parte administrativa hay que reforzar la función de administración del personal médico con base en el cumplimiento de adscripciones territoriales y establecer la responsabilidad en la asignación de cupos al territorio de responsabilidad y evitar la deriva fuera del marco institucional. La responsabilidad territorial será la base de la evaluación.
El retiro: El retiro en cualquier programa debe permitir crear y sostener una masa de consumidores de una capacidad satisfactoria. Está comprobado que los jubilados con pensiones correctas y dignas mantienen estable el mercado de consumo y este a su vez demandará la creación de puestos de trabajo para trabajadores jóvenes. La necesidad de aumentos de salario, para indexarlo al costo de la vida se corresponderá con la indexación de las pensiones.
La inversión: La inversión es lo que yace escondido en las propuestas. Se ha hecho centro en el IVM y se menciona solo al aseguramiento solidario -que está colgando- y el individual que precariza a la tasa de sustitución, pero en términos económicos se da vuelta la cara para no ver que lo que se discute es quién custodia y se beneficia de los ahorros. Si bien en la actualidad los mismos deben ser depositados en el Banco Nacional que los facilita a otras entidades financieras privadas, debemos ser conscientes que esos dineros y sus retornos pertenecen al pueblo trabajador que los creó, y que debe ser el beneficiado directo de los retornos producidos que de ninguna manera deben enajenarse en manos privadas. Es por eso que exhortamos a ver la necesidad de crear un Banco de la Seguridad Social, el cual sería la institución más potente dentro del Estado para dirigir los ahorros en pro del desarrollo productivo del país, de la generación de empleos, de más asegurados y se constituiría en una locomotora del desarrollo más allá de las posibilidades que ofrecen las instituciones financieras internacionales.