Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
Al inicio de este año señalé que para el 2024 “... más de 2 mil millones de personas en 80 países estaban programadas para ir a las urnas en un mundo lleno de retos existenciales en donde la corrupción, la guerra y una incipiente carrera armamentista amenazan la estabilidad global. Para vencer esas amenazas, no me canso de decir que un conjunto de mejores seres humanos es lo que necesitamos para guiarnos”. Agrego: la elección de mujeres y hombres que entienden los retos de supervivencia que enfrenta la humanidad para sobrevivir, es necesario e impostergable. Pero, desafortunadamente, los resultados, hasta el momento, no muestran claridad en los propósitos de avanzar la causa humana en beneficio de las mayorías desprotegidas.
Lo que ha sido evidente a lo largo y ancho del mundo durante estas elecciones, según se ha reportado, es la fortaleza con que los grupos que tienen sus intereses particulares por encima del bien común, los que manejan el poder real y económico, han utilizado todas las herramientas disponibles para proteger y expandir esos intereses a como dé lugar, desde la utilización de la fuerza policial y militar, hasta la manipulación tecnológica de la realidad. En términos más generales, no solo para efectos políticos y politiqueros, sino también para el control de la realidad y las diferente narrativas de desviación.
Estamos en una clara y evidente transición en los mecanismos de información masiva. Hacemos la transición desde la preparación de contenidos por medio de las formas conocidas hasta hace muy poco, a la creación y divulgación sistémica de información a través de la inteligencia artificial, la llamada IA. Esto viene tomando forma en un periodo en donde los gobiernos que entienden los retos inmediatos, hacen intentos por corregir los problemas que nos mantienen disminuidos con respecto a trazar mejores caminos de desarrollo. Eso incluye a Panamá, cuyos retos son monumentales.
Los que pretenden no colaborar en ese esfuerzo, porque sencillamente sus intereses son otros, también se valen de las herramientas de IA para lograr sus perversos objetivos. Ocurre aquí, en Estados Unidos, en Europa y en todas partes del mundo en donde para algunos es mejor mantener el statu quo. Con el hecho de que cada persona, incluso desde muy jóvenes, tenga en sus manos un aparato electrónico, muchas veces más de 16 horas al día, significa que es blanco constante de manipulación mediática (información) creada con las herramientas de IA. Es muy difícil transmitirle a un individuo preocupaciones por el problema de la educación o los crecientes problemas ambientales y la necesidad de que todos colaboremos para atender estos asuntos, cuando la preocupación primordial de este individuo son sus necesidades básicas de supervivencia cotidiana.
El camino de desarrollo social y cultural está en franco deterioro, y estamos obligados a leerlo como una seria amenaza. Ese es el contexto actual en casi todos los países mencionados. Claramente, la desvergonzada y despreciable conducta de muchos de la clase politiquera y dominante es el desprecio a la majestuosidad del servicio público. Su objetivo es aferrarse al poder y hacer dinero.
¿Qué debemos saber y aprender? Que las herramientas de inteligencia artificial juegan un papel fundamental de desinformación sistémica de desvío de la atención. Es utilizado para el descrédito de adversarios y le hacen un contrapeso, minuto por minuto, a los procesos informativos serios y fundamentados.
¿Qué más debemos saber? Que la influencia de los mensajes en la población creados con IA no son unidimensionales. Y cuando estratégicamente interfieren con el proceso informativo con mensajes infundados y poco validados, saben que lo más probable es que el individuo de a pie, que no repara en análisis ni comparaciones de fuentes, caerá en una borrasca de confusiones que sirven a propósitos negativos.
¿Qué más? Que el que controla los medios controla la agenda social, política y cultural. Que una vez los medios de comunicación masiva toman como serio lo trasmitido por las redes sociales, creados con IA, ayudan con más precisión a condicionar y moldear el marco social. Es importante tomar en cuenta que los efectos no son alentadores en las diversas capas de la sociedad. En muy pocos crea dudas, pero en las otras capas sociales convence y los convierte en multiplicadores de la desinformación.
Aquí o en los otros 79 países en donde se realizaron elecciones este año, solo hay una manera de vencer la manipulación que se propone con la inteligencia artificial: un cambio estructural profundo en los procesos educativos para formar ciudadanos del siglo XXI con criterio crítico y cuestionador. Si no comenzamos ahora, la historia de este siglo será una historia irreal.