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- 19/04/2024 23:00
Saco de ilusiones
Luego de haberse escenificado un mes de cierres en los que la economía de los panameños se fue al piso, nos llegó una mala nota, como dice el viejo adagio: “El niño llorón y pellizcándolo”. Las calificadoras de riesgo nos tachan de ser un país con riesgo para invertir, pues obviamente, luego de existir una ley en la que se permitió la minería desde hace más de treinta (30) años, ley que solamente pudieron conseguir negociar muy por debajo de las expectativas del Estado panameño, según estudios de los conocedores.
Cada final de quinquenio de Gobierno, los aspirantes a la silla presidencial, buscan y rebuscan la manera de hacer ver mal al Gobierno saliente y, luego de haberse negociado una reforma a la denominada ley minera, a través de la cual se consiguió el mayor monto a favor del Estado, los competidores no podían dejar correr a determinado candidato a quien se le atribuiría que, el gobierno del cual formó parte, fue quien logró alcanzar el mayor porcentaje de ingreso y con ese líquido, lograr cumplir propuestas sensitivas como el programa IVM y aumento a jubilados y pensionados.
Hoy, con un escenario de ocho (8) candidatos presidenciales donde se prometen e inventan propuestas sacadas de la imaginación instantánea, según el tema que tocan en repuestas a preguntas, se inventan las ilusiones (demagogas) para engatusar al votante. Lo sorprendente es que, señalan unas arcas del Estado en quiebra, señalan una corrupción cancerígena; sin embargo, a menos que donen ellos (candidatos) el dinero para hacer tantas maravillas, lograrían lo casi imposible que prometen.
La realidad es que, antes de subir al poder el Gobierno saliente, enfrentó una deuda externa e interna en las que tuvo que salir a colocar bonos del Estado y préstamos para pagar a los inversionistas y acreedores a quienes el Estado mantenía deudas elevadas y llevando casi a quiebras a empresas nacionales, logrando poner en marcha la economía, reiniciando el rescate de las obras dejadas de ejecutar y casi perdidas. Teniendo ocho (8) meses de gobierno, nos vino una recaída de márgenes mundiales, llegó la pandemia covid—19, pandemia que arrodilló a las potencias más grandes del planeta, obviamente nuestro terruño no fue la excepción y donde se tuvo que demostrar el conocimiento, iniciativas, coherencia y patriotismo para enfrentar la pandemia.
Las políticas socioeconómicas aplicadas de manera alineadas entre el Ejecutivo, Legislativo y sociedad, a través de las mesas de diálogo social, logró que se implementaran normas para evitar que se perdieran los trabajos a través teletrabajo, media jornada, suspensión de contratos de trabajo y el plan de subsidios económicos, Ley de Moratoria, a través de la cual los propietarios de casas, carros y préstamos personales no iban a ser blanco de los procesos ejecutivos leoninos mediante los cuales se les ejecuta, procesa y quita hasta el apellido.
Importante señalar el sistema de vacunación y hub de medicinas que somos, el cual nos posicionó como el mejor país en llevar a cabo un sistema de vacunación efectivo y mejor ejecutado a nivel latinoamericano.
Por todo lo anterior es evidente que el gobierno saliente no tuvo como prioridad, como se hacía en gobiernos anteriores, gastar en propagandas que hicieran populares sus gestiones y como todo tiene un precio, hoy pagan por no haber hecho público las gestiones que procuraron una paz social en Panamá.
Candidatos que sacan invenciones de propuestas que nos dejan perplejos, pues casi son imposibles de ejecutar; sin embargo, fácilmente atrae a un votante que se llena de esperanzas con esas propuestas que comprometen a seguir manteniendo una educación de baja calidad, pues proponer más “becas universales” es mantener el bajo nivel de educación que tenemos, hay que competir y ganarse los beneficios por calificaciones (becas) y no mantener una esperanza a un sistema que les garantiza a la clase alta a que un pobre no compita con la educación de su prole de clase élite.
La educación debe ser prioridad; pero sus ejecutores (educadores), no permiten la modernización del sistema, ya que el sistema que mantienen no permite medir el nivel de conocimiento que tiene cada educador en su área de educación.
Los niveles de la educación son cuestionables y la responsabilidad recae simplemente en los educadores, quienes no permiten que el Ejecutivo aplique normativas, innovaciones y demás modernizaciones que llevarían a alcanzar mejores estándares de competitividad. Sin embargo, países vecinos como Costa Rica y Colombia, con salarios más bajos para educadores, tiene un sistema educativo en los que sus productos atrae a inversionista, pues hay más y mejores profesionales y un salario que atrae a la inversión; es decir, tienen mano de obra más económica con un mejor nivel de educación.
Panamá no puede dejar caer los niveles alcanzados hasta este momento, arriesgar un ritmo económico vs. las propuestas realizadas por los candidatos deben ser analizadas para determinar su viabilidad, pues no podemos divagar, ni arriesgar en ilusiones que se quedan en eso, ilusiones vagas.