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- 20/03/2025 14:53
Retrato hablado, retrato escrito: letras panameñas
Ser escritor en Panamá merece tanto un detallado retrato hablado como uno escrito. Una apertura mediática que valore nuestro mejor quehacer literario como una de las bellas artes. Evidencias de los logros de este fascinante quehacer escritural.
No hay aspecto de la vida, independientemente de su aparente sencillez o su evidente complejidad, que no pueda ser abordado con éxito por un buen novelista o cuentista que busque internarse con la mayor fidelidad posible en los avatares de la existencia humana.
Esta sería la primera premisa que debe tomarse en cuenta si la literatura de nuestros días ha de prevalecer frente al rumbo actual que lleva el mundo que nos ha tocado vivir. Un rumbo a menudo confuso, ambiguo, aviesamente manipulado.
Si bien la imaginación es fundamental al momento de crear, también lo son todos y cada uno de los estratos de la realidad que vivimos o nos vive. La fusión de ambos al escribir es lo que permite que la creatividad no se estanque. Lo cual también aplica a la creación poética.
Esto lo sabe todo escritor que conoce a fondo los intríngulis del mundo actual, y suele ponerlo en perspectiva al crear tramas, atmósferas, personajes, interrelaciones, hasta desembocar en determinados desenlaces. Y siempre haciendo uso de un lenguaje versátil y no pocas veces maliciosamente construido, a fin de poder entrar a veces por la puerta trasera de una trama compleja. Porque un buen escritor debe estar siempre en contacto con la realidad verdadera, por más que se valga a ratos de realidades fingidas o inventadas.
Por otra parte, como es sabido, tanto la novela como el cuento por definición relatan siempre una historia. Y para todo efecto práctico, dicha historia debe sentirse como verdadera, o al menos como creíble, en la medida en que avanza la lectura.
Por supuesto, sólo la práctica cotidiana y la crítica constructiva, además de las buenas lecturas, pueden corregir defectos literarios iniciales que deben aclararse a fondo en un buen taller literario, conducido siempre por un reconocido escritor, no por cualquier “perico de los palotes” sin mayor experiencia escritural ni docente.
En el Panamá contemporáneo ha habido fundamentalmente tres fuentes de formación literaria en años recientes en donde han abrevado no pocos escritores de varias generaciones: (a) Los talleres literarios conducidos por escritores idóneos; pienso en talleres dictados por varios escritores como Carlos Oriel Wynter Melo, Carlos Fong, Ela Urriola, Joel Bracho Ghersi, Consuelo Tomás, Marco Ponce Adroher, Pedro Crenes Castro, Salvador Medina Barahona, yo mismo, entre otros.
(b) El “Diplomado en Creación Literaria” que fundé en la Universidad Tecnológica de Panamá en un ya lejano 2001, y que se ha seguido convocando anualmente desde entonces, a veces dos veces por año, con el apoyo de profesores bien preparados que por su cuenta se ejercitan en los diversos géneros literarios que cubre dicho diplomado en sus aspectos teóricos, pero también prácticos.
(c) Asimismo, los cursos denominados PROFE, que propicia anualmente el Ministerio de Cultura, que heredó del anterior Instituto Nacional de Cultura (INAC). Sin duda, de todas estas instancias han ido saliendo escritores idóneos, tanto mujeres como hombres, que han logrado subir el nivel de calidad de nuestras letras.
Adicionalmente, los diversos certámenes literarios existentes han ido motivando la participación de escritores ya reconocidos y de no pocos nuevos, según las bases de cada certamen, sobre todo cuando además del premio en metálico se propicia la publicación de las obras ganadoras. Hoy en día hay muchos, con diverso grado de importancia, pero los más reconocidos son: el Premio Nacional de Literatura “Ricardo Miró”, el más longevo, que se convoca anualmente en cinco géneros: cuento, poesía, novela, ensayo y teatro, con un premio en efectivo de $15.000 por género, más la publicación de las obras ganadoras por parte del Ministerio de Cultura.
Además, están: el Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”; el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez” y el Premio “Diplomado en Creación Literaria” sólo para egresados de dicho diplomado; todos auspiciados por la Universidad Tecnológica de Panamá y el Grupo Inmobiliario Sucasa. Los tres con un incentivo monetario, más la publicación de la obra ganadora. También están el Premio de Poesía Joven “Gustavo Batista Cedeño” y varios otros concursos auspiciados tanto por el Ministerio de Cultura, como por el Municipio de la capital. Y más recientemente el Premio “Ariel Barría Alvarado” de cuento y novela alternados, y el de ensayo “Pedro Correa Vásquez”. Todos estos certámenes producen cada año nuevas publicaciones de calidad.
Sin duda, el aporte de las mujeres cuentistas panameñas destaca en lo que va del siglo XXI en cantidad y calidad, como lo señalan varias antologías recientes, sobre todo “Ofertorio: Secuencias y Consecuencias (Mujeres cuentistas de Panamá: Siglo XXI)” y “Consumación de Eros (El cuento erótico en Panamá)”, ambos en 2021. También en la nueva antología generacional que actualmente preparo, en la que destacan 45 autores vivos con al menos dos libros publicados hasta la fecha, sobresalen talentosos narradores de cinco generaciones; me refiero a “Cuentistas de Panamá: Antología selecta”.